Para fin de año, unos 5 millones de visitantes extranjeros habrán llegado a la Argentina. Vienen atraídos por la cosmopolita Buenos Aires, la sensualidad del tango, la belleza de los glaciares, las imponentes Cataratas y el inigualable asado con malbec. Pero de ellos, 11.000 están movidos por otra razón: lo hacen para curarse de una enfermedad, buscar un hijo o verse más lindos. Son el reflejo del fenómeno del turismo médico, que en 2010 moverá en el país 80 millones de dólares.
Hace exactamente un año, hospitales y clínicas privadas acordaron un plan con el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) para salir a promover a la Argentina como un destino de turismo de salud en el exterior. Entre otras acciones, fueron con una imagen unificada al Congreso Mundial de Turismo Médico y armaron una guía –que combina información de los prestadores con imágenes de atractivos turísticos como Caminito y el Valle de la Luna– para distribuir afuera.
El primer balance oficial arrojó saldo positivo. Según el Inprotur, este segmento de turistas se incrementó un 10% respecto del año pasado y ya suman casi mil visitantes por mes. Se quedan en promedio 12 días: una semana los que vienen para tratamientos simples, y hasta un mes los que deben someterse a prácticas de alta complejidad. Además, aumentó un 30% el gasto que hacen los pacientes: entre 900 y 1.300 dólares por día, más los 2.500 que desembolsan sus acompañantes.
Varios prestadores relevados por Clarín coinciden en el aumento, aunque todavía no lo atribuyen directamente al plan. En el Hospital Italiano, fue del 65%; en Dental House, un centro especializado en implantes dentales, del 45%, y ya atienden a unos 30 extranjeros por mes. “Se quedan por 15 días y todos aprovechan para hacer turismo, les encanta la Patagonia”, señala Christian León, CEO de Dental House.
¿Es igual la calidad de atención para un paciente extranjero que para uno argentino? En todos los centros consultados por este diario aseguran que sí, y que las únicas diferencias que existen pueden ser para acelerar cuestiones administrativas, o darle un poco más de “contención” al paciente que llegar a un lugar desconocido. Las prácticas que vienen a hacerse los extranjeros se programan con anticipación, y las más elegidas son los tratamientos estéticos, de ortodoncia, cirugías laparoscópicas y traumatológicas.
Leonardo Boto, responsable del Inprotur, señala que los atractivos turísticos suman a un cóctel de factores que hace que los extranjeros se definan por Argentina a la hora de hacerse un tratamiento médico o estético: “Los profesionales son muy prestigiosos, hay inversión en innovación tecnológica, las clínicas brindan confort y atención personalizada, y las prácticas son mucho más económicas acá que en Europa o Estados Unidos”. El económico es un factor importante –por ejemplo, un implante cuesta acá unos 600 dólares, contra 6.000 que sale en EE.UU., y una in vitro, 4.000 contra 8.300–, pero no el único. Los extranjeros coinciden en destacar la calidad de la atención médica, tanto en lo estrictamente profesional como en el trato humano.
“Piensan primero en la diferencia económica, pero después terminan enganchados con el profesionalismo y la atención personalizada. En Estados Unidos, una pareja que consulta por reproducción ve a enfermeras o a los residentes, y pocas veces tienen la posibilidad de hacer preguntas”, señala Carlos Carrere, del centro de fertilidad Procrearte, que armó una página web bilingüe para atraer pacientes. El Austral fue más allá: abrió una oficina en Bolivia para asesorar sobre su oferta de tratamientos, una experiencia pionera. Daniel Vázquez Ger, director de Desarrollo Internacional del hospital de Pilar, da su visión del fenómeno: “Históricamente tuvimos buenos profesionales y muchos médicos latinoamericanos se formaron acá y volvieron luego a sus países. Por eso, en el imaginario de estos turistas, Argentina está grabado como un lugar de excelencia”. Y, concluye, las condiciones son propicias para aprovechar eso y capitalizarlo: “Este es el momento para reposicionar y relanzar al país como un destino médico”.
clarin.com
Hace exactamente un año, hospitales y clínicas privadas acordaron un plan con el Instituto Nacional de Promoción Turística (Inprotur) para salir a promover a la Argentina como un destino de turismo de salud en el exterior. Entre otras acciones, fueron con una imagen unificada al Congreso Mundial de Turismo Médico y armaron una guía –que combina información de los prestadores con imágenes de atractivos turísticos como Caminito y el Valle de la Luna– para distribuir afuera.
El primer balance oficial arrojó saldo positivo. Según el Inprotur, este segmento de turistas se incrementó un 10% respecto del año pasado y ya suman casi mil visitantes por mes. Se quedan en promedio 12 días: una semana los que vienen para tratamientos simples, y hasta un mes los que deben someterse a prácticas de alta complejidad. Además, aumentó un 30% el gasto que hacen los pacientes: entre 900 y 1.300 dólares por día, más los 2.500 que desembolsan sus acompañantes.
Varios prestadores relevados por Clarín coinciden en el aumento, aunque todavía no lo atribuyen directamente al plan. En el Hospital Italiano, fue del 65%; en Dental House, un centro especializado en implantes dentales, del 45%, y ya atienden a unos 30 extranjeros por mes. “Se quedan por 15 días y todos aprovechan para hacer turismo, les encanta la Patagonia”, señala Christian León, CEO de Dental House.
¿Es igual la calidad de atención para un paciente extranjero que para uno argentino? En todos los centros consultados por este diario aseguran que sí, y que las únicas diferencias que existen pueden ser para acelerar cuestiones administrativas, o darle un poco más de “contención” al paciente que llegar a un lugar desconocido. Las prácticas que vienen a hacerse los extranjeros se programan con anticipación, y las más elegidas son los tratamientos estéticos, de ortodoncia, cirugías laparoscópicas y traumatológicas.
Leonardo Boto, responsable del Inprotur, señala que los atractivos turísticos suman a un cóctel de factores que hace que los extranjeros se definan por Argentina a la hora de hacerse un tratamiento médico o estético: “Los profesionales son muy prestigiosos, hay inversión en innovación tecnológica, las clínicas brindan confort y atención personalizada, y las prácticas son mucho más económicas acá que en Europa o Estados Unidos”. El económico es un factor importante –por ejemplo, un implante cuesta acá unos 600 dólares, contra 6.000 que sale en EE.UU., y una in vitro, 4.000 contra 8.300–, pero no el único. Los extranjeros coinciden en destacar la calidad de la atención médica, tanto en lo estrictamente profesional como en el trato humano.
“Piensan primero en la diferencia económica, pero después terminan enganchados con el profesionalismo y la atención personalizada. En Estados Unidos, una pareja que consulta por reproducción ve a enfermeras o a los residentes, y pocas veces tienen la posibilidad de hacer preguntas”, señala Carlos Carrere, del centro de fertilidad Procrearte, que armó una página web bilingüe para atraer pacientes. El Austral fue más allá: abrió una oficina en Bolivia para asesorar sobre su oferta de tratamientos, una experiencia pionera. Daniel Vázquez Ger, director de Desarrollo Internacional del hospital de Pilar, da su visión del fenómeno: “Históricamente tuvimos buenos profesionales y muchos médicos latinoamericanos se formaron acá y volvieron luego a sus países. Por eso, en el imaginario de estos turistas, Argentina está grabado como un lugar de excelencia”. Y, concluye, las condiciones son propicias para aprovechar eso y capitalizarlo: “Este es el momento para reposicionar y relanzar al país como un destino médico”.
clarin.com
1 comentario:
muy interesante post!! pude darme cuenta de que muchos se vienen a Argentina ya que en mis vacaciones de verano me hospede en el hotel hilton cancun y me hice amiga de una mujer de México que había viajado a ponerse implantes hacia 6 meses.
Publicar un comentario