Un nuevo test de detección precoz del cáncer de colon, a partir de una muestra de sangre, podría sumarse a la colonoscopía, una técnica resistida por las personas. También podría sumarse otro análisis no invasivo que, como el anterior, busca marcadores genéticos, pero en la materia fecal.
En la Argentina, el de colon es el segundo cáncer más frecuente en los hombres y el tercero en las mujeres.
Sin embargo, si es detectado en forma temprana, tiene una sobrevida del 95%. Por eso se recomienda, a partir de los 50 años, someterse a una videocolonoscopía en el caso de que la persona tenga antecedentes familiares de esta enfermedad y/o determinados factores de riesgo.
Dos empresas compiten por el test de detección en sangre. La semana pasada, en Barcelona, fue presentado el del laboratorio español CGC Genetics. Y el jueves hizo lo propio Epigenomics AG, de Alemania, en una reunión de la Sociedad Estadounidense de Investigación sobre Cáncer, realizada en Filadelfia. Ambos están por realizar los ensayos clínicos.
Los dos detectan la presencia de la forma metilada del gen Septina 9, encontrada en más del 90% de los tumores de colon.
La forma de este gen en el plasma indica la posibilidad de que exista una neoformación relacionada con cáncer de colon.
Si el resultado es positivo, es preciso realizar una colonoscopía. Si el resultado es negativo y no hay síntomas, se recomienda repetir la prueba cada dos años.
El test alemán tiene una detección del 86% de los casos y un 7% de falsos positivos. El español detecta el 66,7% de los casos y da un 11,6% de falsos positivos. Ninguna de las dos empresas informa sobre el tamaño mínimo de las lesiones o pólipos que puede detectar.
El otro análisis, presentado en Filadelfia por Exact Sciences de Madison (EE.UU.), busca en las muestras de materia fecal la presencia de cuatro genes modificados –que no incluyen el Septina 9–, vinculados con el cáncer de colon. En una prueba con 1.100 pacientes –quienes también fueron sometidos a videocolonoscopías–, el análisis detectó el 64% de los adenomas o pólipos de más de un centímetro de diámetro, y el 85% de los cánceres. Y sólo el 12% resultaron falsos positivos.
“Pero un pólipo de un centímetro es mucho más grande de lo que permite observar una colonoscopía”, señala la doctora Claudia Milano, jefa de la Sección de Tubo Digestivo del Servicio de Gastroenterología del Hospital Posadas. “Con los métodos actuales, cualquier lesión apenas perceptible se amplía, se tiñe, se identifica y se extrae en ese mismo momento, para hacer la biopsia”, explica la gastroenteróloga y oncóloga.
Los endoscopistas entrenados detectan pólipos de uno o dos milímetros. Milano agrega que la colonoscopía permite identificar también adenomas planos: “No son protuberancias, sino un cambio en la coloración de la mucosa; para estar seguros hay que teñir la mucosa y verlos con un endoscopio con aumento”.
Bajo anestesia, la colonoscopía “no le produce ninguna molestia al paciente –asegura la especialista–.
Los pólipos pequeños no dan síntomas. Tardan entre 3 y 5 años en volverse malignos.
Tienen una forma similar a la de un honguito. Si en la cabeza hay malignización pero no en el tallo, se extrae y el paciente puede darse por curado, sólo con seguimiento endoscópico periódico. Creo que todos los métodos de detección son complementarios”, concluye.
clarin.com
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