Un nuevo estudio de la Universidad de Chicago sostiene que para tratar la anorexia nerviosa en los adolescentes, el enfoque terapéutico familiar no sólo es más eficaz que la terapia individual, sino que sigue funcionando aun después de terminado el tratamiento.
El estudio, publicado en Archives of General Psychiatry (Archivos Generales de Psquiatría), muestra el resultado de pruebas clínicas en base a 121 pacientes de entre 12 y 18 años, en su mayoría mujeres, que fueron asignados al azar a un año de terapia familiar o individual en la Universidad de Chicago y de Stanford, por un total de 24 horas.
Doce meses después de la finalización del tratamiento, en el 49 por ciento de los casos que habían recibido terapia familiar se observó la disminución o desaparición de los signos y síntomas de la enfermedad (estado que se conoce como remisión), esto es, más del doble del 23 por ciento de los que habían recibido terapia individual. Y de los pacientes que estaban en remisión al término del tratamiento, sólo un 10 por ciento del grupo de la terapia familiar había sufrido recaídas un año después, en comparación con el 40 por ciento de quienes habían recibido terapia individual.
“En una de las primeras sesiones del enfoque familiar (conocido como Método Maudsley, como fue bautizado en el hospital de Londres en donde se creó), el terapeuta comparte una mesa familiar para observar la dinámica del grupo ”, explicó Daniel Le Grange, terapeuta de la Universidad de Chicago. Y agregó: “La familia tiene un papel que cumplir. No es sencillo: los padres deben estar unidos y tener una sola voz. No puede uno decirle que coma mientras el otro dice ‘dejalo tranquilo esta noche’”.
clarin.com
El estudio, publicado en Archives of General Psychiatry (Archivos Generales de Psquiatría), muestra el resultado de pruebas clínicas en base a 121 pacientes de entre 12 y 18 años, en su mayoría mujeres, que fueron asignados al azar a un año de terapia familiar o individual en la Universidad de Chicago y de Stanford, por un total de 24 horas.
Doce meses después de la finalización del tratamiento, en el 49 por ciento de los casos que habían recibido terapia familiar se observó la disminución o desaparición de los signos y síntomas de la enfermedad (estado que se conoce como remisión), esto es, más del doble del 23 por ciento de los que habían recibido terapia individual. Y de los pacientes que estaban en remisión al término del tratamiento, sólo un 10 por ciento del grupo de la terapia familiar había sufrido recaídas un año después, en comparación con el 40 por ciento de quienes habían recibido terapia individual.
“En una de las primeras sesiones del enfoque familiar (conocido como Método Maudsley, como fue bautizado en el hospital de Londres en donde se creó), el terapeuta comparte una mesa familiar para observar la dinámica del grupo ”, explicó Daniel Le Grange, terapeuta de la Universidad de Chicago. Y agregó: “La familia tiene un papel que cumplir. No es sencillo: los padres deben estar unidos y tener una sola voz. No puede uno decirle que coma mientras el otro dice ‘dejalo tranquilo esta noche’”.
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