Señores padres: hay que dejar de lado la comodidad e involucrarse . Sí, por supuesto, es más sencillo poner al chico frente a la –en apariencia– inofensiva consola de videojuegos y dedicarse a lo propio antes que llevarlo a la plaza, espacio siempre impredecible donde se multiplica el riesgo de que, por ejemplo, se caiga y se raspe una rodilla. Pero sólo a través de este último camino los chicos podrán cumplir con una meta básica para su salud física y psicológica: hacer al menos 60 minutos de actividad física moderada por día , como recomienda la Organización Mundial de la Salud.
En este sentido, especialistas argentinos están promoviendo la pirámide de la actividad física infantil , un modelo para ordenar el ejercicio que, siguiendo el esquema de la clásica pirámide alimentaria, clasifica las actividades de acuerdo a su relevancia.
Se trata de un esquema diseñado por expertos españoles que fue presentado hace cuatro años en el Congreso Infantil de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.
“Los chicos, sobre todo en edad escolar, están en un momento estratégico de la formación de su sistema óseo. En eso es importante la alimentación pero también la actividad física, porque ayuda al mantenimiento de las articulaciones”, sostiene el licenciado en Nutrición Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA.
Además, el ejercicio ayuda a combatir la obesidad (en Argentina, uno de cada tres chicos en edad escolar tiene sobrepeso ), a reducir los riesgos cardíacos, a fortalecer el sistema inmunológico y a mejorar la función pulmonar, entre otros beneficios físicos. Y estimula la libre expresión, reduce el estrés, mejora el humor e invita a forjar amistades.
Pero en este comienzo de milenio las cosas son un poco más complejas que lo planteado en el primer párrafo y no alcanza sólo con la responsabilidad paterna.
Deben involucrarse además el Estado y a las empresas , opina el pediatra Mario Elmo, secretario del Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría. “El sistema incita a consumir productos de todo tipo, en general abundantes en sal, azúcar o grasas, y después se culpa a las familias. Pero la responsabilidad es compartida, y las empresas deben conciliar sus intereses con los de una sociedad saludable”, explica.
Además, Elmo encuentra escollos sociales y económicos . “Hoy la necesidad de hacer ejercicio está limitada por las severas restricciones en el espacio libre (hay familias que no disponen de un patio) y en el tiempo (chicos que hacen jornada completa en la escuela o actividades complementarias) y por el temor a la inseguridad en espacios públicos, ya sea por el tránsito o por la delincuencia”, apunta.
Para Britos, la clave está en la actividad física espontánea . “Siempre es bueno practicar deportes, pero sobre todo hay que estimular el movimiento en las actividades cotidianas”, apunta. Un trabajo reciente del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil detectó que en el recreo y las clases de educación física los chicos sólo se mueven lo suficiente durante un tercio del tiempo. “Todo eso contribuye menos de lo que podría”, asegura.
clarin.com
En este sentido, especialistas argentinos están promoviendo la pirámide de la actividad física infantil , un modelo para ordenar el ejercicio que, siguiendo el esquema de la clásica pirámide alimentaria, clasifica las actividades de acuerdo a su relevancia.
Se trata de un esquema diseñado por expertos españoles que fue presentado hace cuatro años en el Congreso Infantil de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria.
“Los chicos, sobre todo en edad escolar, están en un momento estratégico de la formación de su sistema óseo. En eso es importante la alimentación pero también la actividad física, porque ayuda al mantenimiento de las articulaciones”, sostiene el licenciado en Nutrición Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA.
Además, el ejercicio ayuda a combatir la obesidad (en Argentina, uno de cada tres chicos en edad escolar tiene sobrepeso ), a reducir los riesgos cardíacos, a fortalecer el sistema inmunológico y a mejorar la función pulmonar, entre otros beneficios físicos. Y estimula la libre expresión, reduce el estrés, mejora el humor e invita a forjar amistades.
Pero en este comienzo de milenio las cosas son un poco más complejas que lo planteado en el primer párrafo y no alcanza sólo con la responsabilidad paterna.
Deben involucrarse además el Estado y a las empresas , opina el pediatra Mario Elmo, secretario del Comité Nacional de Pediatría Ambulatoria de la Sociedad Argentina de Pediatría. “El sistema incita a consumir productos de todo tipo, en general abundantes en sal, azúcar o grasas, y después se culpa a las familias. Pero la responsabilidad es compartida, y las empresas deben conciliar sus intereses con los de una sociedad saludable”, explica.
Además, Elmo encuentra escollos sociales y económicos . “Hoy la necesidad de hacer ejercicio está limitada por las severas restricciones en el espacio libre (hay familias que no disponen de un patio) y en el tiempo (chicos que hacen jornada completa en la escuela o actividades complementarias) y por el temor a la inseguridad en espacios públicos, ya sea por el tránsito o por la delincuencia”, apunta.
Para Britos, la clave está en la actividad física espontánea . “Siempre es bueno practicar deportes, pero sobre todo hay que estimular el movimiento en las actividades cotidianas”, apunta. Un trabajo reciente del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil detectó que en el recreo y las clases de educación física los chicos sólo se mueven lo suficiente durante un tercio del tiempo. “Todo eso contribuye menos de lo que podría”, asegura.
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