MADRID.- Dicen que una imagen vale más que mil palabras, que la cara es el reflejo del alma, incluso que hay miradas que matan. Puede ser que, viendo sólo el rostro de su interlocutor usted sea capaz de adivinar su estado de ánimo, su opinión ante ciertos temas o su nivel de interés ante la conversación. O no, depende de su procedencia.
Según un estudio publicado en la revista 'Current Biology', las expresiones faciales también pueden ser una barrera cultural, ya que los occidentales y los asiáticos no se fijan en los mismos rasgos de la cara para interpretar las expresiones faciales.
El trabajo, dirigido por Rachel Jack, de la Universidad de Glasgow (en Escocia), se ha realizado con 13 personas de raza blanca y otras 13 del este asiático. Todas ellas observaron diversas fotos de rostros a las que tenían que agrupar en diversas categorías: felicidad, tristeza, sorpresa, temor, disgusto, enfado y neutralidad. La división se debía realizar en función de la combinación de músculos faciales asociados a cada emoción.
Los autores llegaron a diversas conclusiones. Mientras que los occidentales se fijan por igual en los ojos y la boca, los orientales sólo prestan atención a la mirada, desatendiendo otros rasgos faciales. Por tanto, según la doctora Jack, como los asiáticos se fijan principalmente en la mirada, algunas expresiones que se forman en la zona de los ojos pueden confundirles (como el miedo o el disgusto).
Como consecuencia, los nipones pueden caer en más errores y malentendidos, puesto que ante un rostro mínimamente ambiguo suelen confundirse en gran parte de las ocasiones.
Un ejemplo muy ilustrativo de esta diferencia se puede observar en los emoticonos utilizados en Internet para manifestar emociones. Mientras que los occidentales inciden más en la boca utilizando ;- ) y ;- ( para mostrar felicidad y tristeza, respectivamente; los asiáticos utilizan sobre todo los ojos. Así, utilizan los símbolos ^.^ y ;_; para expresar felicidad y tristeza.
Así pues, los investigadores defienden que los gestos faciales, al igual que los idiomas o los signos, no son universales, pues dependen de la percepción que tenga cada persona en función de su raza y lugar de nacimiento.
Por eso, no se tome a mal que un japonés, por ejemplo, pueda malinterpretar alguna de sus expresiones cuando mantengan una conversación. Es una simple cuestión cultural.
elmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario