La de Malena Pichot es una buena historia: con el corazón roto, abandonada por su novio, se vio a sí misma convertida en una loca de mierda y llorando sola por la calle, por sus problemas, tratando de solucionarlos tomando flores de Bach. Un día, dice, se vio en bata en su departamento (“de mierda”), deprimida, con el frasquito en la mano, y espontáneamente se filmó confesando sus penas. Un monólogo. Lo hizo con la básica camarita de su laptop, y cuando lo terminó, le resultó gracioso y lo subió a internet. Ese video se transformó en el primero de varios, y así formó su blog, La Loca de Mierda, que le suscitó una inmediata fama bloguera que ella no imaginó (algunos videos llegaron a tener 50.000 visitas), más notas en los medios. Ahora, desde septiembre, el blog se transformará en su trabajo: formará parte de la página web de MTV (www.mtvla.com). Para eso, tendrá que acelerar el ritmo: no ya uno por mes, o cada quince días, sino dos por semana. “El otro día estaba en mi casa haciendo un video con un amigo, ¡agarrando un velador para iluminar! Y mientras lo acomodaba pensaba: ‘No puedo creer que éste sea mi trabajo’. O sea, eso lo hice mil veces, pero ahora resulta que es trabajo”, dice. El último video, que todavía se puede ver en su blog original (lalocademierda.blogspot.com), se llama “La llamada”. Es el que registra la propuesta de la cadena de videoclips.
–¿Ellos te proponen temas?
–No, los mato.
–¿Libertad total?
–Sí, es que tampoco en la página hay mucho riesgo. Tengo que decir algo muy siniestro o hablar de algo muy zarpado para que me digan algo. No me pusieron ninguna traba, ninguna cosa. No tuve que pensarlo mucho. De pasar a hacerlo gratis a que me paguen por hacerlo, es lo mejor que te puede pasar. Ni lo dudé. No tuve conflicto de intereses, nada. Si me hubieran dicho: “No podés hablar de ciertas cosas”, lo hubiese pensado.
La Loca de Mierda surge como una parodia de sí misma –dice la presentación del canal de música, difundida ayer–. En palabras de Pichot, “lo que significa hoy tener veintipico y vivir sola en un típico departamento del barrio de Caballito”.
Los suyos son videos “sobre nada”. Suerte de Seinfeld femenina de internet, transformó muy bien la cosa de todos los días, las charlas con amigos y las fobias, en material cómico. Y, como ese cómico norteamericano que la influyó desde siempre, encontró en el stand up la forma perfecta, aunque recorrió el camino inverso al de su ídolo. Estudiante de Letras a punto de recibirse (“es una carrera que lo abarca todo, hay que estudiar eso”), halló el año pasado ese género que se venía gestando desde chica, la esencia de sus videos, cuya repercusión la catapultó nada menos que al Complejo La Plaza, el lugar por excelencia del stand up en Buenos Aires, donde todos los miércoles, a sala llena, hace monólogos no virtuales, sino ante un público que la espera (es el último número). Ahí sí, ella es un poco zarpada.
–¿Por qué creés que los videos adquirieron semejante popularidad?
–No sé. Un día, en una fiesta, un pibe me reconoció: “¿Vos sos la loca de mierda?”, muy bizarro. Los empecé a subir a YouTube, pero me los sacaron por la música. Entonces creé el blog para poder ponerles la música que yo quería. Supongo que les va por un tema de identificación y porque es una mina haciendo humor, uno quizá menos obvio o distinto. En realidad, para mí lo que hago, el tipo de humor que hago, es como Seinfeld, como Ricky Gervais, el humor de lo cotidiano, Larry David. Es reírte de algo muy chiquitito, de un detalle, de un gesto, de qué se yo. A mí no me parece tan original, porque ya lo vi en Extras, lo vi en The Office, en Curb Your Enthusiasm. Sólo que acá no se ha visto tanto. Pero, en realidad, creo que lo que más llama la atención es que una mina haga reír. Como que a la gente le parece increíble. “Oooh, una mina graciosa, no lo puedo creer”.
criticadigital.com
–¿Ellos te proponen temas?
–No, los mato.
–¿Libertad total?
–Sí, es que tampoco en la página hay mucho riesgo. Tengo que decir algo muy siniestro o hablar de algo muy zarpado para que me digan algo. No me pusieron ninguna traba, ninguna cosa. No tuve que pensarlo mucho. De pasar a hacerlo gratis a que me paguen por hacerlo, es lo mejor que te puede pasar. Ni lo dudé. No tuve conflicto de intereses, nada. Si me hubieran dicho: “No podés hablar de ciertas cosas”, lo hubiese pensado.
La Loca de Mierda surge como una parodia de sí misma –dice la presentación del canal de música, difundida ayer–. En palabras de Pichot, “lo que significa hoy tener veintipico y vivir sola en un típico departamento del barrio de Caballito”.
Los suyos son videos “sobre nada”. Suerte de Seinfeld femenina de internet, transformó muy bien la cosa de todos los días, las charlas con amigos y las fobias, en material cómico. Y, como ese cómico norteamericano que la influyó desde siempre, encontró en el stand up la forma perfecta, aunque recorrió el camino inverso al de su ídolo. Estudiante de Letras a punto de recibirse (“es una carrera que lo abarca todo, hay que estudiar eso”), halló el año pasado ese género que se venía gestando desde chica, la esencia de sus videos, cuya repercusión la catapultó nada menos que al Complejo La Plaza, el lugar por excelencia del stand up en Buenos Aires, donde todos los miércoles, a sala llena, hace monólogos no virtuales, sino ante un público que la espera (es el último número). Ahí sí, ella es un poco zarpada.
–¿Por qué creés que los videos adquirieron semejante popularidad?
–No sé. Un día, en una fiesta, un pibe me reconoció: “¿Vos sos la loca de mierda?”, muy bizarro. Los empecé a subir a YouTube, pero me los sacaron por la música. Entonces creé el blog para poder ponerles la música que yo quería. Supongo que les va por un tema de identificación y porque es una mina haciendo humor, uno quizá menos obvio o distinto. En realidad, para mí lo que hago, el tipo de humor que hago, es como Seinfeld, como Ricky Gervais, el humor de lo cotidiano, Larry David. Es reírte de algo muy chiquitito, de un detalle, de un gesto, de qué se yo. A mí no me parece tan original, porque ya lo vi en Extras, lo vi en The Office, en Curb Your Enthusiasm. Sólo que acá no se ha visto tanto. Pero, en realidad, creo que lo que más llama la atención es que una mina haga reír. Como que a la gente le parece increíble. “Oooh, una mina graciosa, no lo puedo creer”.
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