Sebastián A. Ríos
LA NACION
Un nuevo procedimiento que ya aplican algunos institutos de fertilidad de la Argentina permite filtrar el semen para extraer aquellos espermatozoides que presentan ciertas anomalías genéticas que reducen las posibilidades de fecundación de los varones afectados. De uso muy reciente, aún experimental, la llamada separación magnética por columnas de anexina V ha permitido ya obtener varios embarazos en distintos países.
"Fuimos los primeros del mundo en obtener un embarazo a través de esta técnica, y esperamos que el primer bebe nazca en noviembre", dijo a LA NACION la doctora Vanesa Rawe, bióloga del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción (Cegyr), que puso a punto la técnica en el país, desarrollo que le valió el Premio Accesit - Investigación Básica del último congreso de la Sociedad Argentina de Medicina Reproductiva (Samer).
La técnica está dirigida a aquellos pacientes varones que presentan niveles elevados de fragmentación de su ADN espermático. "Estas son rupturas o lesiones en el material genético del espermatozoide -explicó Rawe-. Cuanto más comprometida está la integridad del material genético, más pobre será el pronóstico de lograr un embarazo a término."
Al separar los espermatozoides sanos de los que presentan daño genético, agregó la investigadora, es posible "convertir una muestra espermática patológica en una muestra con los mismos valores de fragmentación de un paciente fértil. Esto permite aumentar las chances de fertilización y de que el embrión que se forma tenga mayor potencial de generar un embarazo a término".
La separación magnética por columnas de anexina V consiste en colocar una proteína llamada anexina V en la muestra espermática. "Sabemos que la anexina tiene afinidad por una proteína presente en las membranas de las células del esperma afectado -explicó Rawe-. Utilizamos entonces una anexina que está acoplada a una pelotita de metal de 50 nanómetros."
Así, la anexina se adhiere a los espermatozoides con ADN fragmentado. Entonces, se hace pasar la muestra espermática por un sistema de columnas con magnetos, a los que se adhieren los espermatozoides con anexina. El resultado es una muestra espermática con un nivel de fragmentación de ADN normal, que puede ser empleada luego para un ICSI.
"La implantación del embrión frecuentemente fracasa por daño del ADN espermático. Con lo cual, realizar un ICSI [inyección citoplasmática de espermatozoides] con espermatozoides seleccionados mediante columnas de anexina podría revertir la infertilidad en estos pacientes. En otras palabras, la técnica sería promisoria, si bien aún requiere una mayor investigación", comentó la doctora Stella Lancuba, directora del instituto de medicina reproductiva Cimer.
Pedro Billorou, de 41 años, y su mujer, Ana, de 34, esperan para diciembre la llegada de su primer hijo. Tras más de tres años de búsqueda, lograron quedar "embarazados" gracias a la separación magnética por columnas de anexina V, que permitió superar los problemas de fertilidad que afectaban a Pedro.
"Comenzamos haciendo tratamiento [de fertilización asistida] de baja complejidad; hicimos dos, con resultado infructuoso -contó Pedro-. Decidimos cambiar de médico, el que tras rever los estudios diagnósticos que nos habíamos hecho antes de comenzar los tratamientos, nos sugirió consultar con Vanesa [Rawe]."
Estudios más específicos permitieron confirmar que Pedro presentaba niveles altos de fragmentación de ADN espermático. La propuesta fue probar con la nueva técnica, y Pedro y Ana aceptaron.
"Hicimos un primer intento, en noviembre del años pasado, que funcionó, pero fue un embarazo ectópico [que ocurre fuera del útero, lo que lo hace inviable] -contó Pedro-. Lo bueno era que demostraba que era posible lograr un embarazo y descartaba otras posibles afecciones."
Tras seguir el consejo de sus médicos de tomarse unos meses para descansar, Pedro y Ana decidieron retomar la búsqueda. "En marzo volvimos a intentar y Ana quedó embarazada."
lanacion.com
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