Claudia Mazzeo
Para LA NACION
(Agencia CyTA Instituto Leloir).- Científicos argentinos demostraron que para eliminar tumores de páncreas y melanomas (cáncer de piel) es necesario destruir tanto las células malignas del tumor como las del tejido que lo rodea, que influye en su crecimiento. Se trata del estroma tumoral, compuesto por los vasos sanguíneos y las células del tejido conectivo, los fibroblastos.
"Sólo en los últimos cinco años empezó a dársele importancia al estroma como blanco terapéutico, porque podría esconder células tumorales inalcanzables con terapia convencional o con cirugía, y además porque los fibroblastos alimentan las células y abonan el terreno para la metástasis", dice la doctora Verónica López, autora principal del trabajo publicado en PloS One e integrante del grupo del doctor Osvaldo Podhajcer, jefe del Laboratorio de Terapia Molecular y Celular del Instituto Leloir.
Los científicos utilizaron un virus que causa el resfrío común (el adenovirus), modificado con una parte de un gen que contiene información para activarlo o desactivarlo; es decir, una suerte de manual de instrucciones para que sepa qué célula eliminar. Inyectaron el virus en tumores humanos de piel y de páncreas, desarrollados en ratones, lo que mejoró muchísimo la eficacia terapéutica. "Lo transformamos en un virus inteligente porque reconoce en la superficie de la célula tumoral el lugar por dónde debe entrar, sin infectar la célula normal", afirma Podhajcer. Asesinos celulares
Otro trabajo del mismo grupo del Leloir, publicado en Clinical Cancer Research , demostró que es posible también reducir el crecimiento tumoral en modelos humanos de cáncer de colon, al eliminar las metástasis hepáticas fatales que suelen acompañar ese mal.
En ratones, el equipo logró inhibir un 100% el crecimiento del tumor primario. "Pero eso no es lo más importante, ya que el tumor primario de colon, tomado a tiempo, se puede operar -subraya el doctor Eduardo Cafferata, autor principal del estudio-. Lo más importante fue que las metástasis de hígado, que son las que suelen causar la muerte, desaparecieron en el 90% de los casos."
El cáncer colorrectal ocupa el segundo lugar de las muertes por cáncer en los países occidentales. Cerca del 70% de los pacientes son tratados con cirugía para extirpar el tumor; de ese porcentaje, alrededor de la mitad desarrolla metástasis hepática.
Según los científicos del Conicet, esta estrategia, en el futuro, podría usarse sola o con la quimioterapia, luego de la cirugía, para lograr la remisión del tumor primario de colon. "En ratones, vimos que la terapia podía combinarse con una baja concentración de la droga que se usa en esos casos (5-fluorouracilo). Eso permite reducir hasta diez veces la dosis utilizada", agrega.
Para David Curiel, director de la División de Terapia Génica de la Universidad de Alabama, en Birminghan (EE.UU.), ambos estudios sientan las bases para nuevas generaciones de virus oncolíticos. Aquí, el grupo de Podhajcer es uno de los pocos en América latina que maneja esa tecnología. Además del apoyo oficial, las investigaciones tuvieron el respaldo de la Fundación René Baron y de Amigos de la Fundación Leloir (Afulic).
(Agencia CyTA Instituto Leloir).- Científicos argentinos demostraron que para eliminar tumores de páncreas y melanomas (cáncer de piel) es necesario destruir tanto las células malignas del tumor como las del tejido que lo rodea, que influye en su crecimiento. Se trata del estroma tumoral, compuesto por los vasos sanguíneos y las células del tejido conectivo, los fibroblastos.
"Sólo en los últimos cinco años empezó a dársele importancia al estroma como blanco terapéutico, porque podría esconder células tumorales inalcanzables con terapia convencional o con cirugía, y además porque los fibroblastos alimentan las células y abonan el terreno para la metástasis", dice la doctora Verónica López, autora principal del trabajo publicado en PloS One e integrante del grupo del doctor Osvaldo Podhajcer, jefe del Laboratorio de Terapia Molecular y Celular del Instituto Leloir.
Los científicos utilizaron un virus que causa el resfrío común (el adenovirus), modificado con una parte de un gen que contiene información para activarlo o desactivarlo; es decir, una suerte de manual de instrucciones para que sepa qué célula eliminar. Inyectaron el virus en tumores humanos de piel y de páncreas, desarrollados en ratones, lo que mejoró muchísimo la eficacia terapéutica. "Lo transformamos en un virus inteligente porque reconoce en la superficie de la célula tumoral el lugar por dónde debe entrar, sin infectar la célula normal", afirma Podhajcer. Asesinos celulares
Otro trabajo del mismo grupo del Leloir, publicado en Clinical Cancer Research , demostró que es posible también reducir el crecimiento tumoral en modelos humanos de cáncer de colon, al eliminar las metástasis hepáticas fatales que suelen acompañar ese mal.
En ratones, el equipo logró inhibir un 100% el crecimiento del tumor primario. "Pero eso no es lo más importante, ya que el tumor primario de colon, tomado a tiempo, se puede operar -subraya el doctor Eduardo Cafferata, autor principal del estudio-. Lo más importante fue que las metástasis de hígado, que son las que suelen causar la muerte, desaparecieron en el 90% de los casos."
El cáncer colorrectal ocupa el segundo lugar de las muertes por cáncer en los países occidentales. Cerca del 70% de los pacientes son tratados con cirugía para extirpar el tumor; de ese porcentaje, alrededor de la mitad desarrolla metástasis hepática.
Según los científicos del Conicet, esta estrategia, en el futuro, podría usarse sola o con la quimioterapia, luego de la cirugía, para lograr la remisión del tumor primario de colon. "En ratones, vimos que la terapia podía combinarse con una baja concentración de la droga que se usa en esos casos (5-fluorouracilo). Eso permite reducir hasta diez veces la dosis utilizada", agrega.
Para David Curiel, director de la División de Terapia Génica de la Universidad de Alabama, en Birminghan (EE.UU.), ambos estudios sientan las bases para nuevas generaciones de virus oncolíticos. Aquí, el grupo de Podhajcer es uno de los pocos en América latina que maneja esa tecnología. Además del apoyo oficial, las investigaciones tuvieron el respaldo de la Fundación René Baron y de Amigos de la Fundación Leloir (Afulic).
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