Por: Gisele Sousa Dias
¿Quién se atrevería a contarle a su pareja que mientras hacen el amor se imagina a otro? ¿Quién se animaría a proponerle a su mujer que se toque con otra mujer mientras él mira? ¿Qué hombre, seguro de su heterosexualidad, le confesaría a su pareja que fantasea con otro hombre?
Las fantasías sexuales no tienen parámetros para lo políticamente correcto. Por pudor o miedo al dedo acusador, no todas las parejas se enteran con qué fantasea el otro, pero los sexólogos dicen que si en la pareja hay "comunicación sexual", las fantasías pueden ser un arma para combatir a una tercera en discordia en la cama: la rutina.
De fantasías y de otras cuestiones se hablará en noviembre en el 17° Congreso de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana. Es que el tema aparece cada vez más seguido en la consulta. "Las fantasías sin duda son un antídoto para la rutina sexual, ahí hay licencia para todo, no existen los mandatos, están nuestras partes más transgresoras.
Muchas parejas tienen vergüenza de contarse, por ejemplo, que fantasean con que alguien los mire mientras tienen sexo, pero es simple: sin fantasías el sexo se hace elemental. Se tocan donde ya saben que se tienen que tocar, se quedan en una posición básica y todo se reduce a la penetración.
El erotismo es otra cosa: se transita en el cuerpo pero el motor está en la imaginación" dice la sexóloga Adriana Arias. Isabel Boschi, ex presidenta de la Federación Sexológica argentina, sigue: "Permiten intensificar las sensaciones y aumentar la excitación. Pero muchas veces la gente se asusta porque van contra las reglas morales o religiosas: las mujeres que tienen la fantasía de tener sexo en grupo enseguida aclaran que lo imaginan pero que nunca lo harían. La fantasía es la loca de la casa, se impone, uno no elige".
Si bien los sexólogos saben que son un buen recurso, dicen que muchas se viven con culpa: "Estimularse con otro para mejorar la pareja no tiene nada de malo. Nadie lo acepta, pero el deseo no se deja mandar. Fantasear con la hija de un amigo o con el terapeuta no significa estar mal con su pareja: se puede amar a una persona y tener fantasías con otra y eso está lejos de ser un modo de infidelidad", dice el sexólogo Adrián Sapetti.Boschi agrega: "Muchas de las mujeres que fantasean con mujeres y de los hombres que fantasean con hombres viven perseguidos pensando qué ocultan. Pero no significa que sean gays reprimidos: las fantasías homosexuales implican amor con otro del mismo sexo, pero no necesariamente amor sexual, puede ser hacia un padre o un profesor que se admira".
Sigue Arias: "Imaginarse teniendo sexo violento no significa ser un pervertido. A veces fantaseamos con partirle un palo en la cabeza a alguien y no por eso somos potenciales asesinos". Más allá de su poder contra la rutina, los sexólogos dicen que no es necesario concretarlas todas: "Muchas fantasías son eróticas en la imaginación y no en los hechos. A veces se idealiza tanto que cuando se concretan desilusionan", dice Arias. Lo ideal es usar algunas como recurso en la cama y guardarse otras para el regodeo de un espacio sin censura: la imaginación.
Las fantasías eróticas más comunes
Tener sexo con otra persona que no sea la pareja, del sexo opuesto como del mismo sexo.
Las de poder, que tienen que ver con imaginar un dominio sobre otro, por ejemplo un jefe.
Estar desnudo debajo de un sobretodo o masturbarse frente a alguien. Las grupales (swingers, orgías) y las voyeuristas, como imaginarse a otros tocándose.
En la película Belleza Americana, que ganó 5 Oscar, el actor Kevin Spacey fantasea con una amiga de su hija adolescente.
clarin.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario