Si me das a elegir/Entre tú y mis ideas/Que yo sin ellas/Soy un hombre perdido/Ay amor/Me quedo contigo...
Según el grado de optimismo con que se lea esta nota, la canción de Los Chunguitos puede cerrar una linda historia de amor... o de resignación.
Clarín encargó una encuesta con esta pregunta: “Si tuviera la oportunidad de volver a empezar, ¿elegiría nuevamente a su pareja?”. El 53% contestó que la volvería a elegir “tal cual es”. El 34% dijo que le haría “algunos cambios”. Y el 11% respondió que no repetiría el “error” de reelegirla. Así, entre los que mandarían el amor a boxes y los arrepentidos, casi la mitad mostró algún grado de disconformidad con su actual compañero . Pero... “ Ay amor divino –dice la letra de otra canción– me falta todo en la vida si no estás ”.
En el sondeo realizado por D’Alessio Irol entre 785 personas de todo el país, las mujeres se muestran más inclinadas que los hombres a la reelección de su “otra mitad” (57% contra 50%). La juventud lleva también a tener una visión más idealizada del compañero (67% contestó que volvería a dar el sí sin cambios, contra 50% de los mayores de 55 años).
“¿Qué modificaría de su pareja?”, preguntó el sondeo. La mayoría apuntó a los cambios repentinos de humor, la manera imperativa de pedir las cosas y los reproches. “No me valora”, “es poco comunicativo”, “no es romántico”, fueron algunas respuestas.
En tiempos en que la elección de la pareja se volvió más libre que nunca –los hombres pueden buscar hombres, las mujeres hacer pareja con mujeres, la diferencia de edad se relativizó y hay permisos sociales para convivir sin casarse, de probar y volver a probar–, todavía hay muchos que siguen apostando a la vida juntos.
Bien o mal, pero contigo, parece ser la consigna .
Según la encuesta, entre los aspectos más valorados de la pareja figuran el diálogo fluido, los objetivos en común y la comprensión en los momentos difíciles. La única diferencia entre hombres y mujeres es que ellos le dan gran valor a la creatividad a la hora del sexo (42% de ellos eligieron esta opción, contra el 26% de ellas).
Ocho de cada diez encuestados reconocen que su pareja no resultó ser como imaginaban “pero eso no fue un inconveniente para que la relación se afianzara”.
Tres expertos consultados por Clarín “desmenuzaron” los datos de la encuesta. Ricardo Rubinstein, psiquiatra y miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina, opinó que la gente que reelegiría a su compañero sin cambios desidealizó a su pareja y la ubica lejos del mito del amor platónico. La sexóloga Adriana Arias sostuvo que los resultados del sondeo desnudan el “miedo a romper estructuras”. Y Graciela Faiman, especialista en Pareja y Familia, se mostró sorprendida por la “gran cantidad” de personas que dijeron que volverían a elegir a su pareja “tal cual es”.
En su libro “Por qué dura el amor”, la escritora y periodista Raquel San Martín aporta algunas claves sobre los amores que le ganan al tiempo: “No son idealizados ni perfectos. Cada uno identifica qué le gusta del otro, lo que quisiera cambiarle y lo que aprendió que no puede modificar. Se quejan, se enojan, se pelean, pero el otro les preocupa. Tiene algo valioso que no tiene uno mismo, y eso es admirable y tranquilizador”.
“No son uniformes a lo largo del tiempo. Se hacen más fuertes, pasan períodos de debilidad, hay terceros que intervienen en algún momento. Hay crisis, episodios que se pueden recordar y de los que se puede hablar”.
“Están sostenidos en un proyecto común. A veces uno tira más y otro menos, pero el tema es tirar los dos para el mismo lado”.
“Tienen algo inexplicable. Por debajo de estas historias corre un hilo de atracción –a veces inicial, a veces hecho en el tiempo– que se mantiene y es evidente”.
“Tienen una parte racional. Saben muy bien cómo han pasado las crisis, detectan lo que las provocan, se conocen y se anticipan, piensan en el futuro juntos como estrategia”.
Parece difícil. Y sin embargo muchos lo logran. El 75% afirma que ya conoció al amor de su vida. La clave para gozarlo y no sufrirlo “es dejar de perseguir el amor perfecto, porque no existe. Y si se lo encuentra, no dura”, aconsejan expertos en almas ajenas. ¿Pero quién se anima a perderse el placer de buscarlo?
clarin.com
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