Es general. Las mujeres que son madres y trabajan fuera de casa se sienten culpables por pasar poco tiempo con sus hijos, por si estos notan su ausencia, por si pueden crearles carencias emocionales. Para su tranquilidad, un amplio estudio sobre el tema desmiente esta creencia y concluye que el mejor ambiente para los niños es aquel cuyos padres viven juntos en el hogar y trabajan fuera.
Mucho se ha hablado sobre el cambio de papel de la mujer en la familia y sobre los efectos que puede tener en sus miembros. Así, algunas investigaciones han apuntado que los hijos de las mujeres que trabajan fuera de casa tienen hábitos más sedentarios y más riesgo de obesidad; mientras que otros trabajos recogen que siguen mejor el calendario vacunal que aquellos cuya madre estaba en el hogar. Pero ¿qué hay del impacto socio emocional y la conducta de los pequeños? ¿Cómo les influye la presencia o no de los progenitores? Un equipo del Departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Universidad College de Londres trata de resolver estas cuestiones.
Estudiaron la situación de una cohorte de 18.819 niños británicos nacidos entre 2000 y 2002 y les siguieron (al 79% de ellos) hasta que cumplieron cinco años. Sus resultados indican que tanto para los niños como para las niñas, la situación ideal es tener a sus padres juntos y con un trabajo remunerado fuera de casa. A la edad de cinco años, eran los hijos de madres solteras o con los dos progenitores sin trabajo quienes presentaban mayores problemas de comportamiento.
Aunque, como explica a ELMUNDO.es el doctor Miguel Ángel Díaz Sibajo, de la Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil del Hospital de Día de Algeciras (Andalucía), esta afirmación es cierta en algunos casos pero no en todos, porque son muchas y muy variadas las situaciones laborales que se pueden presentar en un hogar. "Si los padres tienen una jornada intensiva de 8 a 15, por ejemplo, y pasan medio día con sus hijos, seguramente vaya todo muy bien y sea la situación ideal para el menor. Pero si trabajan todo el día y les ven sólo en el rato de la cena, la cosa puede que cambie, aunque no tiene porqué".
Este experto aclara que "más que la cantidad del tiempo que se pasa con los niños es la calidad del mismo el que influye en su desarrollo. Muchos padres trabajadores llegan a casa cansados, se sienten culpables y maleducan a los niños, no les niegan nada de lo que piden, cambian sus hábitos de sueño o de juegos para estar con ellos y esto sí puede causarles problemas de conducta".
Mayor satisfacción personal
El estudio también incide en que el tiempo que se está con el hijo no es el factor que más importa, sino que hay otros. La doctora Anne McMunn, principal autora de la investigación, explica que "las madres que trabajan fuera de casa suelen tener un mayor nivel educativo, más ingresos y más motivos de satisfacción, por lo que tienen menos probabilidades de deprimirse que las que están en casa. Y el estado de ánimo de la madre influye en el niño y en su conducta".
Una reflexión con la que el doctor Sibajo está completamente de acuerdo. "La autoestima es fundamental. Si una mujer renuncia a su carrera profesional, después de haber estudiado años, para ser madre, puede que se frustre, aunque haya sido una decisión personal. E inconscientemente manifestará al pequeño su frustración. Puede ser por un gesto o una mirada y el niño, que es una esponja, lo nota enseguida".
Se cree que el impacto de estar lejos de la madre puede ser mayor en el primer año de vida, pero los autores no encontraron "ninguna evidencia" de efectos emocionales negativos en los niños cuyas madres trabajan fuera de casa ni en el primer año ni hasta que cumplieron los cinco. Sin embargo, sí observaron algunas diferencias de comportamiento según el sexo del pequeño que no saben explicar.
Así, las niñas de madres trabajadoras presentaban una relación más conflictiva con ellas y un comportamiento más difícil que los niños. Y cuando es la madre la que sustenta con sus ingresos la familia y no el padre, es el hijo varón el que presenta más problemas de conducta a los cinco años.
Son muchos los aspectos que afectan al desarrollo del niño, no sólo el estar o no con la madre, coinciden todos. "Pero lo que parece claro es que siempre que hay un problema en el niño hay algún problema en la familia, y no a la inversa", concluye Ángel Díaz Sibajo.
elmundo.es
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