Si alguno esperaba ver en Mar del Plata glúteos ajustados de mujeres en calzas, bustos rebotando bajo los top de gimnasia, siluetas femeninas sudadas caminando sobre la cinta, lamentamos desilusionarlos. Por acá los gimnasios están repletos, pero de hombres. Sí, los turistas engrosaron la matrícula un 30% en lo que va de enero. Pero la mayoría de los que cuidan su figura aun en verano son los varones, que se anotan en las áreas de musculación o se prenden en los grupos de trote.
“Notamos una suba en la matrícula de muchos gimnasios que están por la costa, en Los Troncos, o cerca de Güemes o la peatonal. Eso se debe a la gran cantidad de gente que viene de vacaciones. Lo curioso es que la mayoría de los inscriptos son hombres”, confirma Daniel García, presidente de la Cámara de Gimnasios de Mar del Plata y dueño de la cadena Flex, con seis sucursales. Los precios se adaptaron al tiempo del turista: las promos ofrecen acceder a todas las clases de los gimnasios por $ 15 el día. También hay abonos: $ 60 la quincena y el mes sólo $ 5 más.
Desde Los Naranjos, otro gimnasio de larga tradición, dicen que lo que más atrae es el área de musculación, donde van los fierreros o los que tímidamente intentan tonificar sus músculos. “Durante el año, me hago un huequito para no abandonar el gimnasio, y acá lo mismo. No quiero que en 20 días pierda algo de lo que trabajé en el año”, avisa Mario Delbidio (37), cuerpo marcado por las pesas. “Salud y estética. Y no me da vergüenza decirlo”, proclama Ciro Digiovanni (26), en el gimnasio del Balneario 12, de Mogotes, ubicado en un primer piso con aire acondicionado y vista al mar.
“Hay tanta diversidad en ejercicio que nadie se queda afuera. Si te gusta el aire libre, podés ir a trotar; o te podés unir a un grupo. Y si haces algo en particular en tu ciudad, también lo encontrás en Mar del Plata”, orienta Ariel Caltabiano, al frente de Squat Gym, un centro de entrenamiento deportivo donde conviven deportistas profesionales con “sedentarios”, como él dice.
Otro condimento que atrae a los turistas –porque también hay musculosos cholulos– es que muchos actores y bailarines de las 17 obras que están cartel van a ejercitarse a diario a determinados gimnasios. “Hace que haya más gente en los locales”, admite García. ¿Algunos habitués? Ricardo Fort, Osvaldo Laport, los elencos de Aníbal Pachano y Bravísima, y el actor Juan Pablo Geretto, que suelen ir a un gimnasio por Güemes. Y las cámaras de foto están al día: donde hay un flash, hay un famoso.
Desde la Cámara Argentina de Gimnasios confirman el fenómeno y lo ponen en contexto. “Está el hombre que quiere verse bien y el que va por recomendación médica. Pero en todos los casos está instalado que hacer actividad física hace bien. Ya no existe eso de ‘empiezo el lunes’: el gimnasio se incorporó en la vida cotidiana”, analiza Jorge Terán, directivo de la entidad y dueño de la cadena Le Parc.
clarin.com
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