Los chizitos, un alimento muy consumido por niños y adolescentes, poseen altos niveles de micotoxinas vinculadas con enfermedades esofágicas y potencialmente cancerígenas.
El dato surge de una investigación que detectó estas sustancias en 20 marcas diferentes. El trabajo fue realizado por Francisco Federico, del Instituto Nacional Tecnología Agropecuaria (Inta), junto con científicos de la Universidad de Buenos Aires.
Las sustancias tóxicas se llaman fumonisinas y son producidas por un hongo muy frecuente en el maíz. La Agencia Internacional de Investigación en Cáncer de la OMS lo calificó como posibles cancerígenos humanos.
El riesgo relacionado con el consumo de productos derivados del maíz fue observado en estudios en India y Sudáfrica, donde casos de cáncer esofágico y problemas gastrointestinales fueron asociados con altos niveles de fumonisinas.
Si bien la Administración de Alimentos y Drogas de EE.UU. (FDA) afirmó que esos estudios no presentan “evidencias directas” de los efectos adversos de estas sustancias, se ha constatado que sí ocasionan problemas en animales.
En consecuencia, “debido a que la fisiología humana es similar a la de varias especies de animales (primates y el sistema cardiovascular de los porcinos), es posible asociar a las fumonisinas con ciertas enfermedades humanas”, señala el trabajo, difundido por la revista RIA del Inta.
El Comité Científico sobre la Alimentación Humana de la Unión Europea estableció el consumo diario de la variedad más toxica de fumonisinas (FB1) en dos microgramos por kilogramo de peso corporal. Es decir que un niño que pese 45 kilos podría consumir hasta un máximo diario de 90 microgramos.
Entre las 20 muestras recabadas, el estudio encontró una con 1.649 microgramos de fumonisinas totales (donde la FB1 representa el 70 por ciento), por lo que el niño podría consumir hasta 75 gramos de esa marca. En general, los paquetes chicos de estos productos poseen unos 55 gramos.
En las 19 muestras restantes, recolectadas al azar en comercios de Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires, se observó que la presencia de FB1 fue de 257,5 microgramos por kilogramo de producto.
Para Federico estos datos indican que existe una alta ocurrencia de fumonisinas” los chizitos, aunque desconoció “si ello ejerce algún efecto en la población”. La investigación fue publicada en el último número de 2010 de la revista Mycotoxin Research . Se trata del primer trabajo en el país que estudia la concentración de ciertos tipos de fumonisinas en este producto.
lavoz.com.ar
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