Por Tomás Rivas
PINAMAR.- Martín tiene 40 años y es un apasionado por el deporte. En Buenos Aires, donde vive y trabaja como abogado, va al gimnasio, sale a correr y juega al fútbol con amigos. De vacaciones en esta ciudad, es uno de los tantos que evita la vida sedentaria, los excesos tanto en comidas como en bebidas e intensifica su actividad para demostrar que el verano es, también, una buena oportunidad para mantener el cuerpo en forma.
PINAMAR.- Martín tiene 40 años y es un apasionado por el deporte. En Buenos Aires, donde vive y trabaja como abogado, va al gimnasio, sale a correr y juega al fútbol con amigos. De vacaciones en esta ciudad, es uno de los tantos que evita la vida sedentaria, los excesos tanto en comidas como en bebidas e intensifica su actividad para demostrar que el verano es, también, una buena oportunidad para mantener el cuerpo en forma.
Como Martín, muchos turistas, cada vez más, aprovechan el entorno natural y adoptan como costumbre diaria salir a correr por la playa, solos o acompañados, tomar clases gratuitas en los paradores e incluso aprovechar acciones comerciales de algunas marcas que organizan sesiones de gimnasia para atraer clientes. No faltan, además, quienes viajan con su personal trainer hasta su lugar de veraneo para no cortar con las tareas realizadas durante el año.
Video: Gimnasia en la playa, una sana costumbre
"El trabajo aeróbico en la playa es algo sumamente grato", cuenta a lanacion.com Esteban Sklar. Es preparador físico y su empresa realiza un seguimiento de sus clientes tanto en la costa argentina como en la uruguaya. "Aprovechando la arena y el aire puro de la playa, se puede conseguir un muy buen rendimiento. Tratamos de trabajar la potencia, el equilibrio, la velocidad y la fuerza. Si el alumno está dispuesto, se puede lograr una muy buena base en enero, como para después seguir con el trabajo durante el año", explica Sklar, y remarca la importancia de una buena hidratación para amortiguar el desgaste al sol o combatir algún exceso con el alcohol.
"Por lo general salgo todas las mañanas a trotar un rato, hago un poco de gimnasia y después estiro", dice Walter, de 50 años, oriundo de General Villegas. Es uno de los tantos que aprovecha la acción comercial de una marca de automóviles que cada mañana junta turistas, les regala remeras y pone a disposición tres profesores de educación física que coordinan una serie de ejercicios en las playas céntricas.
"Tenemos un promedio de 100 personas por día y hay movimiento constante. La verdad que es un éxito desde todo punto de vista", explica Claudio, uno de los entrenadores. En una ciudad inundada por las marcas, algunas de las acciones también tienen que ver con la gimnasia.
En los paradores de Pinamar es común encontrar diferentes actividades vinculadas con el deporte. Clases de aeróbics, gimnasia con aparatos y distintos tipos de bailes son un cuadro típico en muchos balnearios al caer la tarde.
En una de las playas del norte, Carla Drobny, responsable de un gimnasio montado en una carpa a metros del mar, cuenta que la fuerza de voluntad de los turistas muchas veces la sorprende. "Tenemos una respuesta excelente. No sólo en la gente que se entrena, que está acostumbrada y no quiere romper su rutina cuando está de vacaciones, sino también de la gente que nunca hizo nada y descubre que viniendo a la playa y divirtiéndose puede empezar a trabajar físicamente", sostiene.
"Es algo totalmente diferente", dice Cristina, una de sus alumnas. "Hacer spinning mirando al mar no tiene comparación. Allá [vive en Rafael Calzada] lo hacés 'adentro de una cápsula' y esa diferencia se nota. Me voy más oxigenada", agrega.
Cristina baja de la bicicleta fija y se prepara para el resto del día en la playa. Todavía no es mediodía y ya cumplió, como tantos otros, su cuota de ejercicio diario, también en vacaciones.
lanacion.com
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