Jossette Rivera
BBC Mundo
Hacen lo que miles de mujeres han hecho siempre: salir de compras y mostrarle a sus amigas sus nuevas adquisiciones. La diferencia es que lo hacen frente a una cámara de video y tienen miles de seguidores en todo el mundo.
Se llaman haul vloggers (por ser la versión en video de un blog), generalmente son chicas, en su mayoría estadounidenses, que apenas pasan la adolescencia.
Como respuesta obtienen una audiencia masiva y la fidelidad inmediata de su público. El sitio para compartir videos YouTube (la plataforma favorita de las vloggers) registra más de 150.000 videos de este tipo. Algunos de ellos suman más diez millones de clics.
En práctica, más de un millón de horas de publicidad continua.
El fenómeno ya ha llamado la atención de psicólogos, sociólogos y especialistas en Internet. Pero también de las marcas que están aprovechando el alcance de las redes sociales para obtener ganancias.
De bajo costo
El fenómeno de los haul vlogs es una derivación de los blogs de alta moda que convirtieron a algunas niñas con ojo crítico en autoridades del medio.
Personajes como la bloggera Tavi Gevinson, de 14 años, rápidamente pasaron de tomarse fotos frente al espejo de su habitación a sentarse en las primeras filas de los desfiles de alta costura en Nueva York y París.
Pero las chicas en los haul vlogs no han irrumpido en la altas esferas: se videograban en sus recámaras -casi siempre en tonos rosas y con muñecos de peluche detrás-, tienen poca producción y muestran compras de bajo costo hechas en tiendas de grandes cadenas.
"Es el matrimonio perfecto de dos de las cosas favoritas de la Generación Y: tecnología y compras", dijo la psicóloga especializada en temas de consumo, Kit Yarrow, en entrevista con el programa Good Morning America.
Queremos seguidores (o amigos)
Producto de una generación acostumbrada a compartirlo todo en internet, las haul vloggers no tienen reparo en mostrar sus compras, estuches de maquillaje o etiquetas con el precio. Tampoco en recomendar la compra de un determinado producto.
"En lugar de lucir una camisa nueva a su novio, a la madre o a un amigo, las vloggers están hablando con un público interesado. El acto mismo de mostrar los bienes no cambia pero su audiencia está más interesada que sus amigos y familia", le dijo a BBC Mundo Alice Marwick, doctora de la Universidad de Nueva York en Medios, Cultura y Comunicación y autora del blog de tecnología Tiara.
Y ese interés se traduce en "seguidores", la medida del estatus en las redes sociales. Su éxito las convierte en una especie de celebridades en su entorno.
"Las haul vloggers obtienen retroalimentación, conexión con otros, atención y un estatus en la comunidad vloggera de la moda", asegura Marwick.
La especialista explica que sus seguidores las ven como alguien que aspiran ser. Disfrutan la naturaleza personal e íntima de sus videos. Algunas las consideran como una hermana mayor o la encarnación de una revista para adolescentes.
"Es un placer indirecto. No tienes que gastar dinero y aún así sientes la emoción. Es un poco como la pornografía", señala Yarrow.
Nuevas publicistas
Pero los "seguidores" no son sólo otras chicas. Según las misma chicas revelan, ciertas marcas las contactan para enviarles productos esperando que los recomienden en sus videos y tutoriales.
El resultado de sus críticas se ve inmediatamente en el incremento de las ventas. O en su caída abrupta.
Cuando una famosa haul vlogger estadounidense lució un reloj de la marca Guess en uno de sus videos, el artículo se agotó en 24 horas.
Sin embargo, la recomendación "gratuita" es un arma de doble filo para los anunciantes. Al no tener un contrato con las respectivas marcas, las chicas son difíciles de comandar.
"No es malo, es malo, malo, malo, malísimo...lavaría mi auto con él", señaló Teresa Ulrich, una vlogger de Vancouver acerca de un vestido que le envió una pequeña empresa.
Unas horas después la marca la contactó para pedirle que quitara el video de la red por la caída repentina de las ventas y el despido de dos empleados. La chica se negó.
¿Quién gana?
Las haul vloggers aseguran que sólo muestran artículos comprados con su dinero o advierten claramente cuando se trata de un regalo y nunca, dicen, recomiendan algo que no usarían ellas mismas.
"He sido contactada por compañías para probar y reseñar sus productos, y he sido patrocinada para concursos con productos, más no monetariamente", le dijo a BBC Mundo Daniela Jiménez, la mexicana creadora del vlog Beauty Bargain Hunter que al momento tiene más de tres millones de visitas.
En estas advertencias no reina sólo la buena voluntad: en diciembre 2008 entró en vigor la legislación estadounidense de la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés) para regular todo tipo de publicidad y contenido online: los chicos pueden recibir mercancía y publicidad gratuita pero debe ser completa y claramente declarado en la pagina.
En Canadá, también se están estudiando nuevas leyes y advertencias para este fenómeno.
Las compañías, por su parte, citan la ya conocida frase confeccionada para las muchas instancias en las que aprovechan a chicos y jóvenes, dentro o fuera de las redes: no les pagan por su trabajo, sencillamente los premian por su fidelidad.
Además, las chicas tienen otra fuente de ingresos. Recibir una paga por las visitas a un canal de videos es un mecanismo transparente en YouTube. Los usuarios reciben pagos del sitio de internet a través del programa Partner Program que los convierte en socios.
Profesión vlogger
Las hermanas Elle y Blair Fowler, de 22 y 18 años originarias de Tennessee en Estados Unidos, están entre las haul vloggers más famosas y entre las dos han logrado más de 75 millones de visitas en YouTube.
Su fama ha llegado a programas de televisión y revistas, son las propietarias de una tienda virtual de accesorios, tienen a su propia agente representante y han sido acusadas de recibir grandes cantidades de dinero a cambio de "recomendaciones".
En últimas declaraciones anunciaron haber abandonado la escuela porque "no les dejaba tiempo para las compras".
Su caso sirve tanto para confirmar como para refutar la posición de los muchos críticos del fenómeno, quienes califican a las chicas de vacías y les aconsejan que se busquen algo más valioso en qué invertir su tiempo.
Quizás una muestra de cuan hipnótico es el fenómeno es el experto en mercadotecnia digital Mitch Joel quien al escribir sobre el tema en la Gaceta de Montreal empezó desde la visión negativa, pero tras dedicar algunas horas a ver vloggs, concluyó: "Lo que tenemos con los haul videos es gente comprando, compartiendo sus historias (nos gusten o no) y, finalmente, empujando a la gente a hacer lo mismo".
Y, dado que el consumismo es una de las medicinas para salir de la crisis, agrega: "Pensándolo bien, este puñado de adolescentes podría salvar la economía".
revistaohlala.com
BBC Mundo
Hacen lo que miles de mujeres han hecho siempre: salir de compras y mostrarle a sus amigas sus nuevas adquisiciones. La diferencia es que lo hacen frente a una cámara de video y tienen miles de seguidores en todo el mundo.
Se llaman haul vloggers (por ser la versión en video de un blog), generalmente son chicas, en su mayoría estadounidenses, que apenas pasan la adolescencia.
Como respuesta obtienen una audiencia masiva y la fidelidad inmediata de su público. El sitio para compartir videos YouTube (la plataforma favorita de las vloggers) registra más de 150.000 videos de este tipo. Algunos de ellos suman más diez millones de clics.
En práctica, más de un millón de horas de publicidad continua.
El fenómeno ya ha llamado la atención de psicólogos, sociólogos y especialistas en Internet. Pero también de las marcas que están aprovechando el alcance de las redes sociales para obtener ganancias.
De bajo costo
El fenómeno de los haul vlogs es una derivación de los blogs de alta moda que convirtieron a algunas niñas con ojo crítico en autoridades del medio.
Personajes como la bloggera Tavi Gevinson, de 14 años, rápidamente pasaron de tomarse fotos frente al espejo de su habitación a sentarse en las primeras filas de los desfiles de alta costura en Nueva York y París.
Pero las chicas en los haul vlogs no han irrumpido en la altas esferas: se videograban en sus recámaras -casi siempre en tonos rosas y con muñecos de peluche detrás-, tienen poca producción y muestran compras de bajo costo hechas en tiendas de grandes cadenas.
"Es el matrimonio perfecto de dos de las cosas favoritas de la Generación Y: tecnología y compras", dijo la psicóloga especializada en temas de consumo, Kit Yarrow, en entrevista con el programa Good Morning America.
Queremos seguidores (o amigos)
Producto de una generación acostumbrada a compartirlo todo en internet, las haul vloggers no tienen reparo en mostrar sus compras, estuches de maquillaje o etiquetas con el precio. Tampoco en recomendar la compra de un determinado producto.
"En lugar de lucir una camisa nueva a su novio, a la madre o a un amigo, las vloggers están hablando con un público interesado. El acto mismo de mostrar los bienes no cambia pero su audiencia está más interesada que sus amigos y familia", le dijo a BBC Mundo Alice Marwick, doctora de la Universidad de Nueva York en Medios, Cultura y Comunicación y autora del blog de tecnología Tiara.
Y ese interés se traduce en "seguidores", la medida del estatus en las redes sociales. Su éxito las convierte en una especie de celebridades en su entorno.
"Las haul vloggers obtienen retroalimentación, conexión con otros, atención y un estatus en la comunidad vloggera de la moda", asegura Marwick.
La especialista explica que sus seguidores las ven como alguien que aspiran ser. Disfrutan la naturaleza personal e íntima de sus videos. Algunas las consideran como una hermana mayor o la encarnación de una revista para adolescentes.
"Es un placer indirecto. No tienes que gastar dinero y aún así sientes la emoción. Es un poco como la pornografía", señala Yarrow.
Nuevas publicistas
Pero los "seguidores" no son sólo otras chicas. Según las misma chicas revelan, ciertas marcas las contactan para enviarles productos esperando que los recomienden en sus videos y tutoriales.
El resultado de sus críticas se ve inmediatamente en el incremento de las ventas. O en su caída abrupta.
Cuando una famosa haul vlogger estadounidense lució un reloj de la marca Guess en uno de sus videos, el artículo se agotó en 24 horas.
Sin embargo, la recomendación "gratuita" es un arma de doble filo para los anunciantes. Al no tener un contrato con las respectivas marcas, las chicas son difíciles de comandar.
"No es malo, es malo, malo, malo, malísimo...lavaría mi auto con él", señaló Teresa Ulrich, una vlogger de Vancouver acerca de un vestido que le envió una pequeña empresa.
Unas horas después la marca la contactó para pedirle que quitara el video de la red por la caída repentina de las ventas y el despido de dos empleados. La chica se negó.
¿Quién gana?
Las haul vloggers aseguran que sólo muestran artículos comprados con su dinero o advierten claramente cuando se trata de un regalo y nunca, dicen, recomiendan algo que no usarían ellas mismas.
"He sido contactada por compañías para probar y reseñar sus productos, y he sido patrocinada para concursos con productos, más no monetariamente", le dijo a BBC Mundo Daniela Jiménez, la mexicana creadora del vlog Beauty Bargain Hunter que al momento tiene más de tres millones de visitas.
En estas advertencias no reina sólo la buena voluntad: en diciembre 2008 entró en vigor la legislación estadounidense de la Comisión Federal de Comercio (FTC por sus siglas en inglés) para regular todo tipo de publicidad y contenido online: los chicos pueden recibir mercancía y publicidad gratuita pero debe ser completa y claramente declarado en la pagina.
En Canadá, también se están estudiando nuevas leyes y advertencias para este fenómeno.
Las compañías, por su parte, citan la ya conocida frase confeccionada para las muchas instancias en las que aprovechan a chicos y jóvenes, dentro o fuera de las redes: no les pagan por su trabajo, sencillamente los premian por su fidelidad.
Además, las chicas tienen otra fuente de ingresos. Recibir una paga por las visitas a un canal de videos es un mecanismo transparente en YouTube. Los usuarios reciben pagos del sitio de internet a través del programa Partner Program que los convierte en socios.
Profesión vlogger
Las hermanas Elle y Blair Fowler, de 22 y 18 años originarias de Tennessee en Estados Unidos, están entre las haul vloggers más famosas y entre las dos han logrado más de 75 millones de visitas en YouTube.
Su fama ha llegado a programas de televisión y revistas, son las propietarias de una tienda virtual de accesorios, tienen a su propia agente representante y han sido acusadas de recibir grandes cantidades de dinero a cambio de "recomendaciones".
En últimas declaraciones anunciaron haber abandonado la escuela porque "no les dejaba tiempo para las compras".
Su caso sirve tanto para confirmar como para refutar la posición de los muchos críticos del fenómeno, quienes califican a las chicas de vacías y les aconsejan que se busquen algo más valioso en qué invertir su tiempo.
Quizás una muestra de cuan hipnótico es el fenómeno es el experto en mercadotecnia digital Mitch Joel quien al escribir sobre el tema en la Gaceta de Montreal empezó desde la visión negativa, pero tras dedicar algunas horas a ver vloggs, concluyó: "Lo que tenemos con los haul videos es gente comprando, compartiendo sus historias (nos gusten o no) y, finalmente, empujando a la gente a hacer lo mismo".
Y, dado que el consumismo es una de las medicinas para salir de la crisis, agrega: "Pensándolo bien, este puñado de adolescentes podría salvar la economía".
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