Los ríos que distribuyen el 80% del agua que consume el mundo entero están seriamente amenazados. En otras palabras, el agua que beben 5.000 millones de personas podría dejar pronto de ser apta para el consumo humano. Las cifras se desprenden del primer estudio a gran escala de la calidad de todos los ríos del planeta. Hasta ahora, los científicos y los políticos que han de tomar decisiones que afecten a los cauces fluviales sólo disponían de un mosaico de estudios locales que complicaba el trabajo en ríos multinacionales. Más de 250 ríos en todo el globo atraviesan fronteras nacionales.
La investigación, realizada por investigadores de The City College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y de la Universidad de Michigan (EEUU) y publicada en la revista 'Nature', ha analizado los principales factores que comprometen la calidad ambiental de las aguas dulces a escala global. Entre ellos, destacan los residuos agrícolas, la contaminación química y las especies invasoras, pero el estudio ha contemplado el efecto de 23 agentes diferentes, como las presas o la pérdida de humedales.
Falta de datos
Según los investigadores, estos agentes no sólo ponen en peligro la calidad de los ríos y la salud humana, sino que amenazan al 65% de los hábitats fluviales del mundo. "No podemos seguir estudiando de forma independiente la seguridad del consumo humano y la salud de los ecosistemas de forma independiente", explica Charles J. Vörösmarty, director del City College y autor principal del estudio. "Necesitamos unir ambas cosas. La herramienta que hemos creado permite ponerlos a jugar en el mismo campo".
Los autores reconocen que los resultados son "conservadores" debido a que no tienen suficiente información de otros factores como los compuestos farmacéuticos y los residuos de la minería. Pero a pesar de ello, han podido configurar mapas continentales que detallan los niveles de estrés que soporta cada cauce, sin importar las fronteras que atraviesa.
Sin embargo, no todos los ríos se comportan de igual manera. Según explica la profesora de la Universidad de Maryland Margaret A. Palmer en un análisis que acompaña la investigación, el Nilo, por ejemplo, tiene más presión aguas arriba, pero sus efectos sobre la población aumentan a medida que desciende la corriente. El Nilo abastece de agua a más de 180 millones de personas.
En cambio, el Amazonas tiene mayores efectos sobre la población local en su cauce superior y los efectos descienden a medida que el río avanza hacia la densidad de los bosques primarios. Los investigadores advierten de que esto podría cambiar si se intensifica aún más la deforestación de la selva amazónica.
"Es absolutamente esencial tener información y herramientas que puedan ser compartidas por todas las naciones", dice Vörösmarty.
elmundo.es
La investigación, realizada por investigadores de The City College de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y de la Universidad de Michigan (EEUU) y publicada en la revista 'Nature', ha analizado los principales factores que comprometen la calidad ambiental de las aguas dulces a escala global. Entre ellos, destacan los residuos agrícolas, la contaminación química y las especies invasoras, pero el estudio ha contemplado el efecto de 23 agentes diferentes, como las presas o la pérdida de humedales.
Falta de datos
Según los investigadores, estos agentes no sólo ponen en peligro la calidad de los ríos y la salud humana, sino que amenazan al 65% de los hábitats fluviales del mundo. "No podemos seguir estudiando de forma independiente la seguridad del consumo humano y la salud de los ecosistemas de forma independiente", explica Charles J. Vörösmarty, director del City College y autor principal del estudio. "Necesitamos unir ambas cosas. La herramienta que hemos creado permite ponerlos a jugar en el mismo campo".
Los autores reconocen que los resultados son "conservadores" debido a que no tienen suficiente información de otros factores como los compuestos farmacéuticos y los residuos de la minería. Pero a pesar de ello, han podido configurar mapas continentales que detallan los niveles de estrés que soporta cada cauce, sin importar las fronteras que atraviesa.
Sin embargo, no todos los ríos se comportan de igual manera. Según explica la profesora de la Universidad de Maryland Margaret A. Palmer en un análisis que acompaña la investigación, el Nilo, por ejemplo, tiene más presión aguas arriba, pero sus efectos sobre la población aumentan a medida que desciende la corriente. El Nilo abastece de agua a más de 180 millones de personas.
En cambio, el Amazonas tiene mayores efectos sobre la población local en su cauce superior y los efectos descienden a medida que el río avanza hacia la densidad de los bosques primarios. Los investigadores advierten de que esto podría cambiar si se intensifica aún más la deforestación de la selva amazónica.
"Es absolutamente esencial tener información y herramientas que puedan ser compartidas por todas las naciones", dice Vörösmarty.
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