El Papa acusó ayer a los curas responsables de abusos sexuales de "haber desfigurado su ministerio" y "provocado destrucción" en una carta a los seminaristas de todo el mundo. El mensaje llegó después de que el domingo canonizara a la primera santa australiana, que será probablemente la patrona de las víctimas católicas de los pedófilos porque a fines del siglo XIX fue excomulgada durante un año tras haber denunciado a un sacerdote abusador.
En la carta a los futuros curas con motivo de la clausura del Año Sacerdotal, Benedicto XVI dijo que sentía "dolor y amargura" por la destrucción causada por la acción de los curas que abusaron sexualmente de miles de niños y adolescentes católicos en varias regiones del mundo.
"En lugar de conducir a las personas hacia una humanidad madura y de ser el ejemplo, han causado tanto dolor y destrucción", escribió el pontífice.
Pero también señaló que "el abuso, que debe ser profundamente condenado, no puede desacreditar la misión del sacerdote, la cual sigue siendo grande y pura".
El pontífice defendió como ha hecho siempre la necesidad del celibato para los hombres de la Iglesia. Reconoció que frente a la oleada de abusos que ha conmovido a los católicos, algunos se han planteado si el camino del celibato es "razonablemente humano". Pero también elogió el ejemplo de tantos sacerdotes "convencidos, llenos de fe, que testimonian en la vía del celibato que se puede llegar a una humanidad auténtica, pura y madura".
Benedicto XVI recordó su propia experiencia en el final de la Alemania nazi, cuando su instructor militar intento disuadirlo de seguir el camino del sacerdocio. Dijo que es necesario vigilar la selección de los candidatos a sacerdotes y a interrogarse acerca de su real vocación.
"El mundo necesitará siempre sacerdotes, pastores: hoy, mañana y siempre. Y los hombres tendrán siempre necesidad de Dios aún en la época del dominio técnico del mundo y de la globalización", expresó.
El Papa proclamó el domingo ante 50 mil personas a seis nuevos santos de la Iglesia, entre ellos a la monja australiana Mary MacKillop, verdadera pionera de la lucha contra los abusos a los niños. En 1870 tuvo el coraje de denunciar a un sacerdote por los actos de pedofília que cometía en una escuela fundada por ella y otras monjas. El obispo responsable quiso acallar el escándalo y la excomulgó "por desobediencia" durante un año.
Pero el Papa Pío IX reclamó la rehabilitación y el fin de las persecuciones a Mary MacKillop (1842-1909), que es ahora la primera santa de Australia y de Oceanía.
En 1867, cuando tenía solo 25 años, la monja fundó la primera orden religiosa de Austria, las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, para fundar escuelas para chicos de familias pobres.
Seis mil australianos viajaron para aclamar la proclamación de santa de Mary MacKillop y auspiciaron que la monja pionera del combate contra los curas abusadores sea proclamada en el futuro la santa protectora de las víctimas de la pedofilia.
En la carta a los futuros curas con motivo de la clausura del Año Sacerdotal, Benedicto XVI dijo que sentía "dolor y amargura" por la destrucción causada por la acción de los curas que abusaron sexualmente de miles de niños y adolescentes católicos en varias regiones del mundo.
"En lugar de conducir a las personas hacia una humanidad madura y de ser el ejemplo, han causado tanto dolor y destrucción", escribió el pontífice.
Pero también señaló que "el abuso, que debe ser profundamente condenado, no puede desacreditar la misión del sacerdote, la cual sigue siendo grande y pura".
El pontífice defendió como ha hecho siempre la necesidad del celibato para los hombres de la Iglesia. Reconoció que frente a la oleada de abusos que ha conmovido a los católicos, algunos se han planteado si el camino del celibato es "razonablemente humano". Pero también elogió el ejemplo de tantos sacerdotes "convencidos, llenos de fe, que testimonian en la vía del celibato que se puede llegar a una humanidad auténtica, pura y madura".
Benedicto XVI recordó su propia experiencia en el final de la Alemania nazi, cuando su instructor militar intento disuadirlo de seguir el camino del sacerdocio. Dijo que es necesario vigilar la selección de los candidatos a sacerdotes y a interrogarse acerca de su real vocación.
"El mundo necesitará siempre sacerdotes, pastores: hoy, mañana y siempre. Y los hombres tendrán siempre necesidad de Dios aún en la época del dominio técnico del mundo y de la globalización", expresó.
El Papa proclamó el domingo ante 50 mil personas a seis nuevos santos de la Iglesia, entre ellos a la monja australiana Mary MacKillop, verdadera pionera de la lucha contra los abusos a los niños. En 1870 tuvo el coraje de denunciar a un sacerdote por los actos de pedofília que cometía en una escuela fundada por ella y otras monjas. El obispo responsable quiso acallar el escándalo y la excomulgó "por desobediencia" durante un año.
Pero el Papa Pío IX reclamó la rehabilitación y el fin de las persecuciones a Mary MacKillop (1842-1909), que es ahora la primera santa de Australia y de Oceanía.
En 1867, cuando tenía solo 25 años, la monja fundó la primera orden religiosa de Austria, las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, para fundar escuelas para chicos de familias pobres.
Seis mil australianos viajaron para aclamar la proclamación de santa de Mary MacKillop y auspiciaron que la monja pionera del combate contra los curas abusadores sea proclamada en el futuro la santa protectora de las víctimas de la pedofilia.
clarin.com
1 comentario:
Muy buen artículo informativo
Gracias por compartirlo.
Saludos!
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