Fabiola Czubaj
LA NACION
La necesidad de contarle a un hijo que fue concebido por fertilización asistida puede ser emocionalmente tan fuerte como la que impulsa la adopción. Y los psicólogos especializados en reproducción coinciden en que mantenerlo en secreto no es la mejor decisión. Pero ¿cuándo es el mejor momento para decírselo? ¿Qué palabras hay que usar?
Hablar sin dramatizar y con palabras sencillas, según la edad de cada chico, sobre el amor y el empeño puesto en su búsqueda encaja a la perfección con una versión levemente modificada de la aún vigente historia de la semillita o con ayuda de libros de cuentos muy útiles para los padres. ¿Cuándo? Cuando los chicos, generalmente a partir de los tres o cuatro años, preguntan de dónde vienen los bebes.
"No contarlo implica no darle a un hijo la información que le pertenece, y no sólo porque podría tener alguna importancia médica para el futuro, como cuando se recurre a la donación de gametas [óvulos y espermatozoides], sino porque la búsqueda de un hijo, por la que estas parejas luchan tanto, es la expresión más pura del amor. ¿Por qué tendría que contaminarse con una mentira?", se preguntó el licenciado Darío Fernández, psicólogo especializado en medicina reproductiva.
En Internet, existen foros y redes de personas ya mayores de edad que fueron concebidas por fertilización asistida. "Ellos son los que ya están diciendo qué piensan y es que quieren conocer esa parte de su historia", indicó Estela Chardón, coordinadora del Taller de Donación de Gametas, que gratuitamente ofrece Concebir, una ONG de apoyo a parejas con trastornos reproductivos.
Y en eso coincide Julieta, diseñadora gráfica de 34 años que hace siete años, con su primer matrimonio, buscó intensamente lo que había soñado desde los 13 años: ser mamá. "La idea de contárselo a los mellizos siempre estuvo presente", dijo sobre la nena y el varón que nacieron por fertilización in vitro con semen de un banco de donación. "Para las parejas que logran un embarazo in vitro con material biológico de los dos puede ser distinto, pero cuando se usan óvulos o semen de donante hay una situación que no es menor para cuando los chicos sean grandes, como una enfermedad. Si dejáramos el tema para más adelante, para mí sería una mochila muy pesada. Además, les estaríamos negando a los dos una historia muy rica, llena de amor, esperanza y sacrificios."
Con dos hijos más, de 3 y 5 años, concebidos de manera natural con su actual esposo, Julieta está lista para esa charla tan esperada. Para eso, ella elaboró una versión más moderna de "la semillita" para cuando los mellizos pregunten: "Para tener un bebe se necesitan varios ingredientes, como cuando se prepara una torta. A veces, uno de los papás no tiene uno de esos ingredientes, que se puede ir a buscar a un lugar, y un médico ayuda a mezclarlos. Y así, esos papás pueden tener un hijo".
Según el doctor Gabriel Fiszbajn, director regional de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida, la duda de conversar en familia el modo en que un hijo fue concebido surge en las mayorías de las parejas que realizan tratamientos de fertilización con óvulos o espermatozoides donados. "Se preguntan y también le preguntan al profesional si hay o no que contárselo al futuro hijo. Algunas parejas quieren mantener el secreto sólo para ellos; otras lo cuentan en el ámbito más íntimo, y unas pocas lo abren hacia todos. En general, los futuros padres reflexionan sobre esto porque sienten que quieren hacer las cosas bien", señaló.
En esos casos, los profesionales suelen responder que los hijos nacidos con donación de gametas deberían saber la verdad. "Siempre, la verdad es la mejor opción, tanto para los padres, como para los hijos y todo el grupo familiar", agregó Fiszbajn, que también dirige el Departamento de Medicina Reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción.
Aun así, médicos y psicólogos coinciden en que la decisión final está en los padres. Pero, por ejemplo, para Concebir es tan importante no guardar ese secreto que en el proyecto de ley que acaba de presentar por quinta vez en el Congreso para lograr la cobertura de los tratamientos, se insiste en el derecho de todo mayor de 18 años a conocer su origen.
"La necesidad que sienten los padres es similar a la que existe en los casos de adopción. Aconsejamos primero tomar la decisión de hacerlo, ya sea que se haya concebido con fecundación extracorpórea o con técnicas de baja complejidad", sostuvo Isabel de Rolando, fundadora y presidenta de Concebir ( www.concebir.org.ar ).
En nuestro país, cada año se realizan entre 8000 y 10.000 procedimientos de fertilización asistida. Existen técnicas de alta y de baja complejidad. Con los tratamientos más sencillos, como la estimulación hormonal de la ovulación o la inseminación intrauterina, que dan buen resultado en entre cuatro y ocho de cada diez parejas que los utilizan. El resto necesita de técnicas más complejas, como la fertilización in vitro (FIV), la inyección de un espermatozoide en el óvulo (ICSI) o la transferencia de gametas a las trompas (GIFT).
La hermana mayor
En la casa de Silvia, que con estimulación ovárica concibió a Jasmín hace 3 años, la necesidad de hablar partió de la mayor de los tres hermanos. "Me preguntó si con ella había hecho igual que con Jasmín; si tanto la había buscado -dijo Silvia, que es maestra jardinera-. Es que cuando ella cumplió dos años, empezamos a buscar otro bebe naturalmente y así pasaron siete años. Entonces, me hicieron estimulación ovárica y recién ahí, sí, pude quedar embarazada. Y Jackie, que ahora tiene 12, vivió todo ese proceso."
Pero la pequeña Jasmín está empezando a preguntar, curiosa por las preguntas de otras mamás del colegio o de algunos familiares por la diferencia de edades entre los hermanos (el más chiquito tiene nueve meses y llegó de sorpresa). "Después me pregunta: «¿En serio te costé tanto, mamá?», y le respondo algo como que «Estabas un poco remolona»? Si no me lo pregunta, sabemos que lo hablará con la hermana mayor, pero cuando pregunte, queremos transmitirle que los hijos valen la pena todos los esfuerzos", comentó Silvia.
Lo importante para cuando llegue esa conversación será, según los psicólogos, usar palabras sencillas (en algunos casos, los chicos van completando la historia) para la edad; no sobrecargar al chico con información técnica ni biológica, y transmitir su llegada a la familia como una amorosa y muy ansiada experiencia de vida para la pareja.
"Es como cuando se le dice a un hijo que va a tener un hermanito, con palabras simples, como: «Te queríamos tanto o había tanto lugar para vos que le pedimos ayuda al doctor para tenerte». Lo importante es construir la confianza en el vínculo, más allá de cómo se conciba un hijo -resumió la licenciada Claudia Azar, psicóloga especializada en reproducción e integrante del Instituto Valenciano de Infertilidad-. Y si el problema reproductivo de los padres es importante para la salud del hijo, más adelante habrá que decírselo. Mientras tanto, el porqué de la ayuda médica solicitada es un asunto privado de los padres."
LA NACION
La necesidad de contarle a un hijo que fue concebido por fertilización asistida puede ser emocionalmente tan fuerte como la que impulsa la adopción. Y los psicólogos especializados en reproducción coinciden en que mantenerlo en secreto no es la mejor decisión. Pero ¿cuándo es el mejor momento para decírselo? ¿Qué palabras hay que usar?
Hablar sin dramatizar y con palabras sencillas, según la edad de cada chico, sobre el amor y el empeño puesto en su búsqueda encaja a la perfección con una versión levemente modificada de la aún vigente historia de la semillita o con ayuda de libros de cuentos muy útiles para los padres. ¿Cuándo? Cuando los chicos, generalmente a partir de los tres o cuatro años, preguntan de dónde vienen los bebes.
"No contarlo implica no darle a un hijo la información que le pertenece, y no sólo porque podría tener alguna importancia médica para el futuro, como cuando se recurre a la donación de gametas [óvulos y espermatozoides], sino porque la búsqueda de un hijo, por la que estas parejas luchan tanto, es la expresión más pura del amor. ¿Por qué tendría que contaminarse con una mentira?", se preguntó el licenciado Darío Fernández, psicólogo especializado en medicina reproductiva.
En Internet, existen foros y redes de personas ya mayores de edad que fueron concebidas por fertilización asistida. "Ellos son los que ya están diciendo qué piensan y es que quieren conocer esa parte de su historia", indicó Estela Chardón, coordinadora del Taller de Donación de Gametas, que gratuitamente ofrece Concebir, una ONG de apoyo a parejas con trastornos reproductivos.
Y en eso coincide Julieta, diseñadora gráfica de 34 años que hace siete años, con su primer matrimonio, buscó intensamente lo que había soñado desde los 13 años: ser mamá. "La idea de contárselo a los mellizos siempre estuvo presente", dijo sobre la nena y el varón que nacieron por fertilización in vitro con semen de un banco de donación. "Para las parejas que logran un embarazo in vitro con material biológico de los dos puede ser distinto, pero cuando se usan óvulos o semen de donante hay una situación que no es menor para cuando los chicos sean grandes, como una enfermedad. Si dejáramos el tema para más adelante, para mí sería una mochila muy pesada. Además, les estaríamos negando a los dos una historia muy rica, llena de amor, esperanza y sacrificios."
Con dos hijos más, de 3 y 5 años, concebidos de manera natural con su actual esposo, Julieta está lista para esa charla tan esperada. Para eso, ella elaboró una versión más moderna de "la semillita" para cuando los mellizos pregunten: "Para tener un bebe se necesitan varios ingredientes, como cuando se prepara una torta. A veces, uno de los papás no tiene uno de esos ingredientes, que se puede ir a buscar a un lugar, y un médico ayuda a mezclarlos. Y así, esos papás pueden tener un hijo".
Según el doctor Gabriel Fiszbajn, director regional de la Red Latinoamericana de Reproducción Asistida, la duda de conversar en familia el modo en que un hijo fue concebido surge en las mayorías de las parejas que realizan tratamientos de fertilización con óvulos o espermatozoides donados. "Se preguntan y también le preguntan al profesional si hay o no que contárselo al futuro hijo. Algunas parejas quieren mantener el secreto sólo para ellos; otras lo cuentan en el ámbito más íntimo, y unas pocas lo abren hacia todos. En general, los futuros padres reflexionan sobre esto porque sienten que quieren hacer las cosas bien", señaló.
En esos casos, los profesionales suelen responder que los hijos nacidos con donación de gametas deberían saber la verdad. "Siempre, la verdad es la mejor opción, tanto para los padres, como para los hijos y todo el grupo familiar", agregó Fiszbajn, que también dirige el Departamento de Medicina Reproductiva del Centro de Estudios en Ginecología y Reproducción.
Aun así, médicos y psicólogos coinciden en que la decisión final está en los padres. Pero, por ejemplo, para Concebir es tan importante no guardar ese secreto que en el proyecto de ley que acaba de presentar por quinta vez en el Congreso para lograr la cobertura de los tratamientos, se insiste en el derecho de todo mayor de 18 años a conocer su origen.
"La necesidad que sienten los padres es similar a la que existe en los casos de adopción. Aconsejamos primero tomar la decisión de hacerlo, ya sea que se haya concebido con fecundación extracorpórea o con técnicas de baja complejidad", sostuvo Isabel de Rolando, fundadora y presidenta de Concebir ( www.concebir.org.ar ).
En nuestro país, cada año se realizan entre 8000 y 10.000 procedimientos de fertilización asistida. Existen técnicas de alta y de baja complejidad. Con los tratamientos más sencillos, como la estimulación hormonal de la ovulación o la inseminación intrauterina, que dan buen resultado en entre cuatro y ocho de cada diez parejas que los utilizan. El resto necesita de técnicas más complejas, como la fertilización in vitro (FIV), la inyección de un espermatozoide en el óvulo (ICSI) o la transferencia de gametas a las trompas (GIFT).
La hermana mayor
En la casa de Silvia, que con estimulación ovárica concibió a Jasmín hace 3 años, la necesidad de hablar partió de la mayor de los tres hermanos. "Me preguntó si con ella había hecho igual que con Jasmín; si tanto la había buscado -dijo Silvia, que es maestra jardinera-. Es que cuando ella cumplió dos años, empezamos a buscar otro bebe naturalmente y así pasaron siete años. Entonces, me hicieron estimulación ovárica y recién ahí, sí, pude quedar embarazada. Y Jackie, que ahora tiene 12, vivió todo ese proceso."
Pero la pequeña Jasmín está empezando a preguntar, curiosa por las preguntas de otras mamás del colegio o de algunos familiares por la diferencia de edades entre los hermanos (el más chiquito tiene nueve meses y llegó de sorpresa). "Después me pregunta: «¿En serio te costé tanto, mamá?», y le respondo algo como que «Estabas un poco remolona»? Si no me lo pregunta, sabemos que lo hablará con la hermana mayor, pero cuando pregunte, queremos transmitirle que los hijos valen la pena todos los esfuerzos", comentó Silvia.
Lo importante para cuando llegue esa conversación será, según los psicólogos, usar palabras sencillas (en algunos casos, los chicos van completando la historia) para la edad; no sobrecargar al chico con información técnica ni biológica, y transmitir su llegada a la familia como una amorosa y muy ansiada experiencia de vida para la pareja.
"Es como cuando se le dice a un hijo que va a tener un hermanito, con palabras simples, como: «Te queríamos tanto o había tanto lugar para vos que le pedimos ayuda al doctor para tenerte». Lo importante es construir la confianza en el vínculo, más allá de cómo se conciba un hijo -resumió la licenciada Claudia Azar, psicóloga especializada en reproducción e integrante del Instituto Valenciano de Infertilidad-. Y si el problema reproductivo de los padres es importante para la salud del hijo, más adelante habrá que decírselo. Mientras tanto, el porqué de la ayuda médica solicitada es un asunto privado de los padres."
Hablar con los chicos, pero paso a paso
Ocultar información a un hijo puede generar tensión en la familia. "Los motivos de los padres son siempre bien intencionados -dijo el licenciado Darío Fernández-: miedo a generarle algún problema psicológico, lo que no se observó en estudios de seguimiento de personas concebidas por fertilización asistida; temor a que el hijo quiera menos al padre que no pudo dar su gameta, y hasta preocupación de que quiera conocer a la o al donante, lo que tampoco se vio en los estudios."
Antes de los 3 o 4 años, "cuando los chicos preguntan cómo llegan los bebes, se les puede contar, si fue con donación de semen u óvulos, cómo una persona les dio a ellos una partecita que necesitaban para armar el embrión del que nació su bebé", dijo Estela Chardón, de Concebir.
Ya en la escuela primaria, la especialista de Concebir recomendó señalarle los gestos altruistas, como la donación de sangre, de órganos y la solidaridad en una catástrofe, por ejemplo. "Mostrárselo permitirá que los viva y que pueda tener una idea concreta de qué es donarle algo a otra persona."
Camino a la pubertad, que es cuando surgen las preguntas sobre sexualidad, se puede ya empezar a hablar de los padres les transmiten a los hijos algo más que las características físicas. Y, finalmente, la adolescencia puede llegar con algún reproche para molestar a los padres. Si es así, Chardón sostuvo que, en ese momento, los padres tienen que ponerse firmes, no perder el rol de adultos que tienen "ni engancharse con ese planteo. Los reproches son comunes a esa edad? Después, todo cambia y comprenderá muy bien de qué se trata buscar un hijo", finalizó.
Ocultar información a un hijo puede generar tensión en la familia. "Los motivos de los padres son siempre bien intencionados -dijo el licenciado Darío Fernández-: miedo a generarle algún problema psicológico, lo que no se observó en estudios de seguimiento de personas concebidas por fertilización asistida; temor a que el hijo quiera menos al padre que no pudo dar su gameta, y hasta preocupación de que quiera conocer a la o al donante, lo que tampoco se vio en los estudios."
Antes de los 3 o 4 años, "cuando los chicos preguntan cómo llegan los bebes, se les puede contar, si fue con donación de semen u óvulos, cómo una persona les dio a ellos una partecita que necesitaban para armar el embrión del que nació su bebé", dijo Estela Chardón, de Concebir.
Ya en la escuela primaria, la especialista de Concebir recomendó señalarle los gestos altruistas, como la donación de sangre, de órganos y la solidaridad en una catástrofe, por ejemplo. "Mostrárselo permitirá que los viva y que pueda tener una idea concreta de qué es donarle algo a otra persona."
Camino a la pubertad, que es cuando surgen las preguntas sobre sexualidad, se puede ya empezar a hablar de los padres les transmiten a los hijos algo más que las características físicas. Y, finalmente, la adolescencia puede llegar con algún reproche para molestar a los padres. Si es así, Chardón sostuvo que, en ese momento, los padres tienen que ponerse firmes, no perder el rol de adultos que tienen "ni engancharse con ese planteo. Los reproches son comunes a esa edad? Después, todo cambia y comprenderá muy bien de qué se trata buscar un hijo", finalizó.
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