Sebastián A. Rios
LA NACION
Deshacerse de aquellos "rollitos" rebeldes que estratégicamente se atrincheran en regiones corporales como la cadera, el abdomen o los muslos, haciendo caso omiso de tratamientos de adelgazamiento de diverso tipo, es una meta que persigue un gran número de personas.
Pero, en ese camino, hay que enfrentarse con nombres crípticos, como hidrolipoclasia, lipolisis transdérmica o ultracavitación. Distinguir entre marketing y medicina, sopesar los beneficios y los riesgos de cada técnica, y elegir un profesional idóneo no siempre es fácil ante el tsunami de procedimientos, profesionales y clínicas estéticas que se ofrecen.
La primera distinción es la que separa los tratamientos para bajar de peso -a los cuales no se hace referencia en esta nota- de los que han sido ideados para extraer la grasa localizada que da forma a los "rollitos". Para esto último, el procedimiento clásico es la lipoaspiración.
"El concepto de la lipoaspiración es la remoción de tejido adiposo (grasa) en forma mínimamente invasiva. Lipoaspiración, lipoescultura, minilipoescultura... es todo lo mismo: no es más que sacar grasa a través de una cánula que se introduce en el cuerpo a través de una incisión", dijo a LA NACION el doctor Sergio Korzin, integrante del comité organizador del 40° Congreso Argentino de Cirugía Plástica, que se realizó días atrás en la ciudad de Buenos Aires.
"Lo que se busca es modelar distintas zonas del cuerpo: la cadera, al abdomen, los muslos, entre otras", agregó el doctor Juan Carlos Seiler, presidente del citado congreso. Quien piense en deshacerse de un exceso de peso importante fracasará en su intento si opta por la lipoaspiración.
"Para lograr un buen resultado hay que hacer una buena indicación del tratamiento -retomó Korzin-. Una persona a la que le va a ir bien es aquella que es delgada pero tiene grasa localizada, o que adelgazó pero le quedó grasa rebelde en ciertas zonas del cuerpo."
Para estas últimas, sugirió el doctor José Nociti, también integrante del comité organizador del congreso, "el consejo es esperar por lo menos unos seis meses después de haber logrado el descenso de peso antes de realizarse una lipoaspiración".
Pero existen pacientes en los que una lipoaspiración puede no sólo ser inútil, sino incluso contraproducente. Un caso es el de las personas que han realizado un gran descenso de peso, de unos 40 a 50 kilos, gracias a una cirugía bariátrica. En estos pacientes el procedimiento a elegir es, en todo caso, una abdominoplastia: cirugía en la que se extrae no sólo tejido adiposo, sino también la piel sobrante.
"La presencia de flacidez o laxitud de la piel puede incluso empeorar después de una lipoaspiración", advirtió Korzin. Y lo mismo puede decirse de la celulitis, que no cede ante la lipo: "No sólo no mejorará sino que es probable que se agrave; para la celulitis los tratamientos son otros, como el ultrasonido, la mesoterapia o el drenaje linfático, que la mejoran".
Pero volviendo a la lipoaspiración, existen hoy distintas variantes: "Mecánica, por ultrasonido, por láser, hay distintas formas de realizar una lipoaspiración, pero todas persiguen el mismo fin: extraer grasa localizada", dijo Seiler.
También en todos los casos hay que tener presente que los resultados no son inmediatos. "Si bien uno saca la grasa, hay una respuesta inflamatoria, hay sangrados, hematomas... el resultado comienza a verse al mes, pero el resultado final llega a los seis meses", dijo Korzin.
Sin incisiones
Siguiendo la clara tendencia a preferir procedimientos cada vez menos invasivos es que se han desarrollado los procedimientos que se agrupan bajo el nombre de lipolisis transdérmica. Estos procedimientos destruyen la grasa actuando a través de la piel, sin incisiones; evitan el uso de anestesia, pero ofrecen resultados más moderados que una lipo.
"Una sesión de ultrasonido, por ejemplo, permite reducir unos 2 centímetros -ilustró Korzin-. A través de un aparato parecido al que se usa en una ecografía se concentra ultrasonido en la capa de grasa que está a un centímetro y medio debajo de la piel: se hace un daño controlado en esa grasa que luego será reabsorbida por el propio organismo."
Otro método similar es la ultracavitación, en la que también se emplea ultrasonido. "Se hace a través de máquinas que aplican la energía en forma menos selectiva, por lo que mal utilizadas puedan causar quemaduras", advirtió.
Menos invasiva que una lipoaspiración, pero más que las recién mencionadas, está la hidrolipoclasia, en la que se inyectan sustancias que diluyen la grasa; esto posibilita su posterior reabsorción. El procedimiento posee algunos riesgos similares a los de una lipo, como el de infección, y puede dejar una superficie irregular, con depresiones en donde se aplican las inyecciones, advirtieron los especialistas consultados.
Dos preguntas clave
¿Cuál es el costo de un tratamiento para combatir los "rollitos" rebeldes? No existe un precio único, ya que el costo de una lipoaspiración o de una lipólisis transdérmica varía según factores como el número de áreas corporales a tratar, el alcance del procedimiento (determinado por el volumen de grasa por extraer) o los dictados del marketing.
Así, una lipoaspiración de tres zonas oscila entre los 2200 y los 3500 dólares; pero si esta se realiza con láser -palabra que denota sofisticación-, puede costar más. La lipólisis por ultrasonido aplicada sólo a una zona rondará los 2000 dólares.
Y todo suele pagarlo el paciente. Existen pocos hospitales que realizan lipoaspiraciones, pero algunas prepagas tientan a sus clientes ofreciendo en sus planes más caros la posibilidad de acceder (con carencias y en forma limitada) a estos procedimientos.
¿Cómo dar con un profesional idóneo? La página web de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica ( www.sacper.org.ar ) ofrece los contactos de sus miembros, todos certificados en su especialidad.
lanacion.com
LA NACION
Deshacerse de aquellos "rollitos" rebeldes que estratégicamente se atrincheran en regiones corporales como la cadera, el abdomen o los muslos, haciendo caso omiso de tratamientos de adelgazamiento de diverso tipo, es una meta que persigue un gran número de personas.
Pero, en ese camino, hay que enfrentarse con nombres crípticos, como hidrolipoclasia, lipolisis transdérmica o ultracavitación. Distinguir entre marketing y medicina, sopesar los beneficios y los riesgos de cada técnica, y elegir un profesional idóneo no siempre es fácil ante el tsunami de procedimientos, profesionales y clínicas estéticas que se ofrecen.
La primera distinción es la que separa los tratamientos para bajar de peso -a los cuales no se hace referencia en esta nota- de los que han sido ideados para extraer la grasa localizada que da forma a los "rollitos". Para esto último, el procedimiento clásico es la lipoaspiración.
"El concepto de la lipoaspiración es la remoción de tejido adiposo (grasa) en forma mínimamente invasiva. Lipoaspiración, lipoescultura, minilipoescultura... es todo lo mismo: no es más que sacar grasa a través de una cánula que se introduce en el cuerpo a través de una incisión", dijo a LA NACION el doctor Sergio Korzin, integrante del comité organizador del 40° Congreso Argentino de Cirugía Plástica, que se realizó días atrás en la ciudad de Buenos Aires.
"Lo que se busca es modelar distintas zonas del cuerpo: la cadera, al abdomen, los muslos, entre otras", agregó el doctor Juan Carlos Seiler, presidente del citado congreso. Quien piense en deshacerse de un exceso de peso importante fracasará en su intento si opta por la lipoaspiración.
"Para lograr un buen resultado hay que hacer una buena indicación del tratamiento -retomó Korzin-. Una persona a la que le va a ir bien es aquella que es delgada pero tiene grasa localizada, o que adelgazó pero le quedó grasa rebelde en ciertas zonas del cuerpo."
Para estas últimas, sugirió el doctor José Nociti, también integrante del comité organizador del congreso, "el consejo es esperar por lo menos unos seis meses después de haber logrado el descenso de peso antes de realizarse una lipoaspiración".
Pero existen pacientes en los que una lipoaspiración puede no sólo ser inútil, sino incluso contraproducente. Un caso es el de las personas que han realizado un gran descenso de peso, de unos 40 a 50 kilos, gracias a una cirugía bariátrica. En estos pacientes el procedimiento a elegir es, en todo caso, una abdominoplastia: cirugía en la que se extrae no sólo tejido adiposo, sino también la piel sobrante.
"La presencia de flacidez o laxitud de la piel puede incluso empeorar después de una lipoaspiración", advirtió Korzin. Y lo mismo puede decirse de la celulitis, que no cede ante la lipo: "No sólo no mejorará sino que es probable que se agrave; para la celulitis los tratamientos son otros, como el ultrasonido, la mesoterapia o el drenaje linfático, que la mejoran".
Pero volviendo a la lipoaspiración, existen hoy distintas variantes: "Mecánica, por ultrasonido, por láser, hay distintas formas de realizar una lipoaspiración, pero todas persiguen el mismo fin: extraer grasa localizada", dijo Seiler.
También en todos los casos hay que tener presente que los resultados no son inmediatos. "Si bien uno saca la grasa, hay una respuesta inflamatoria, hay sangrados, hematomas... el resultado comienza a verse al mes, pero el resultado final llega a los seis meses", dijo Korzin.
Sin incisiones
Siguiendo la clara tendencia a preferir procedimientos cada vez menos invasivos es que se han desarrollado los procedimientos que se agrupan bajo el nombre de lipolisis transdérmica. Estos procedimientos destruyen la grasa actuando a través de la piel, sin incisiones; evitan el uso de anestesia, pero ofrecen resultados más moderados que una lipo.
"Una sesión de ultrasonido, por ejemplo, permite reducir unos 2 centímetros -ilustró Korzin-. A través de un aparato parecido al que se usa en una ecografía se concentra ultrasonido en la capa de grasa que está a un centímetro y medio debajo de la piel: se hace un daño controlado en esa grasa que luego será reabsorbida por el propio organismo."
Otro método similar es la ultracavitación, en la que también se emplea ultrasonido. "Se hace a través de máquinas que aplican la energía en forma menos selectiva, por lo que mal utilizadas puedan causar quemaduras", advirtió.
Menos invasiva que una lipoaspiración, pero más que las recién mencionadas, está la hidrolipoclasia, en la que se inyectan sustancias que diluyen la grasa; esto posibilita su posterior reabsorción. El procedimiento posee algunos riesgos similares a los de una lipo, como el de infección, y puede dejar una superficie irregular, con depresiones en donde se aplican las inyecciones, advirtieron los especialistas consultados.
Dos preguntas clave
¿Cuál es el costo de un tratamiento para combatir los "rollitos" rebeldes? No existe un precio único, ya que el costo de una lipoaspiración o de una lipólisis transdérmica varía según factores como el número de áreas corporales a tratar, el alcance del procedimiento (determinado por el volumen de grasa por extraer) o los dictados del marketing.
Así, una lipoaspiración de tres zonas oscila entre los 2200 y los 3500 dólares; pero si esta se realiza con láser -palabra que denota sofisticación-, puede costar más. La lipólisis por ultrasonido aplicada sólo a una zona rondará los 2000 dólares.
Y todo suele pagarlo el paciente. Existen pocos hospitales que realizan lipoaspiraciones, pero algunas prepagas tientan a sus clientes ofreciendo en sus planes más caros la posibilidad de acceder (con carencias y en forma limitada) a estos procedimientos.
¿Cómo dar con un profesional idóneo? La página web de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica ( www.sacper.org.ar ) ofrece los contactos de sus miembros, todos certificados en su especialidad.
lanacion.com
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