Por Maia Jastreblansky
De la Redacción de lanacion.com
Más allá de los partidismos y de los cruces políticos, el cierre de la celebración por el Bicentenario, que ayer tuvo en la 9 de Julio su escenario principal, fue el acontecimiento más masivo de la historia argentina. Nunca antes, en los 200 años de vida que cumplió el país, más de dos millones de personas se habían congregado para festejar un acontecimiento o para repudiar una acción.
Al repasar las ocupaciones del espacio público que tuvieron lugar en el país, los historiadores coinciden en que nunca se vio una convocatoria tan exitosa como la vivida ayer en el día de la Patria. La multitud, que incluyó contingentes de diversos puntos del país, desbordó, en el cierre de los festejos, el perímetro previsto por los organizadores y numerosas calles se cerraron inevitablemente al tránsito vehicular por la cantidad de peatones.
Aunque recordado más por la masacre en la que derivó, quizás el único momento de la historia que puede compararse por la cantidad de asistentes fue la llegada de Perón a Ezeiza en 1973. "En ese momento se hablaba de un millón y medio de personas, pero lo más importante es que fue con un sentido muy distinto, que terminó siendo uno de los episodios más violentos que vivió el país", dijo el historiador Pacho O´ Donnell.
"Aquel fue un acontecimiento partidario en cambio lo de ayer fue un festejo", señaló en diálogo con lanacion.com el historiador Luis Alberto Romero y agregó que no considera a la celebración del Bicentenario como un acto político, ya que "no tuvo una cabeza a la que todos pudieran mirar".
Por eso, no sólo el número de asistentes sorprendió a los historiadores en el festejo del Día de la Patria. "No tuvo el menor cariz político, aunque el Gobierno quiera presentarlo así. Hubo un sano patriotismo, en el sentido de celebrar un cumpleaños importante para el país, como algo cultural", indicó Romero.
Aunque destacó que la propuesta "tuvo un eje revisionista original", O' Donnell también evaluó que la población asistió al evento más allá de qué sector convocaba. "Las personas que concurrieron no tuvieron reparos en ir a un acto que estaba organizado por el oficialismo. Quizá miraban el mapping en el Colón y se daban vuelta para escuchar el espectáculo de folklore, sin importar quién lo estaba ofreciendo", señaló.
"Lo de ayer tiene algo del 17 de octubre de 1945, porque la gente se sintió compelida a manifestarse con esperanza y alegría", agregó O´ Donnell a lanacion.com y recordó como otros acontecimientos que provocaron una autoconvocatoria los entierros de personalidades como Perón, Evita, Gardel e Yrigoyen, aunque aclaró que ninguno alcanzó la cifra de concurrentes por el Bicentenario.
Convocatorias masivas. La comparación con otros actos históricos también requiere, obligadamente, tener en cuenta un cálculo proporcional a la población total del país. Basta con tener en cuenta que en los festejos del Centenario de 1910 el total de habitantes de Buenos Aires era de 1.200.000 personas, un número cercano a la mitad de concurrentes al desfile de anoche.
Esa convocatoria también había desbordado el escenario principal de los festejos. "La gente había ocupado Alem, avenida Colón y Florida. Se veía a personas colgadas de los techos de la Casa Rosada o de los árboles", indicó a lanacion.com el historiador Daniel Balmaceda.
"Antes del Centenario, la inauguración en 1873 del monumento a Belgrano encabezada por Sarmiento, el Mitin de la Paz con Avellaneda en 1880 y la visita del presidente de Brasil Campos Salles en 1900, fueron tres actos sorpresivamente convocantes para la época", agregó.
En esas, como en la mayoría de las ocasiones, la Plaza de Mayo fue el escenario para la realización de los actos políticos. Recién en 1936, se cambió la sede de los festejos por el 25 de Mayo: fue con la inauguración del Obelisco.
Balmaceda explicó que la llegada del peronismo trajo las movilizaciones políticas en las calles de manera habitual y masiva, y que eso se reactivó con el regreso de la democracia.
En su cierre de campaña, Raúl Alfonsín logró reunir a un millón de personas en el mismo espacio desbordado ayer, la avenida 9 de Julio. Luego, otras dos alocuciones a su cargo se realizaron ante una Plaza de Mayo repleta: el 10 de diciembre de 1983, cuando asumió su cargo presidencial, y cuando anunció la rendición de un grupo de militares sublevados en Campo de Mayo en la que pronunció su recordada frase: "La Casa está en orden".
Aunque con un ánimo muy distinto al de las celebraciones de ayer, quizás la última movilización masiva que haya tenido nuestra historia antes de cumplir 200 años haya sido el cacerolazo del 2001 para protestar por el corralito bancario, que derivó en una espontánea y masiva convocatoria tras la que Fernando de la Rúa renunció a la Presidencia.
"Lo de ayer es algo distinto, es algo para que lo analicen los sociólogos. Lo veo como una celebración importantísima que se ha festejado con alegría y que demuestra que hemos sido capaces de superar dificultades muy grandes. En un país que ha mostrado muy poco orgullo nacional, dejó a la vista que la glándula patriótica estaba al acecho", concluyó O´ Donnell.
lanacion.com
De la Redacción de lanacion.com
Más allá de los partidismos y de los cruces políticos, el cierre de la celebración por el Bicentenario, que ayer tuvo en la 9 de Julio su escenario principal, fue el acontecimiento más masivo de la historia argentina. Nunca antes, en los 200 años de vida que cumplió el país, más de dos millones de personas se habían congregado para festejar un acontecimiento o para repudiar una acción.
Al repasar las ocupaciones del espacio público que tuvieron lugar en el país, los historiadores coinciden en que nunca se vio una convocatoria tan exitosa como la vivida ayer en el día de la Patria. La multitud, que incluyó contingentes de diversos puntos del país, desbordó, en el cierre de los festejos, el perímetro previsto por los organizadores y numerosas calles se cerraron inevitablemente al tránsito vehicular por la cantidad de peatones.
Aunque recordado más por la masacre en la que derivó, quizás el único momento de la historia que puede compararse por la cantidad de asistentes fue la llegada de Perón a Ezeiza en 1973. "En ese momento se hablaba de un millón y medio de personas, pero lo más importante es que fue con un sentido muy distinto, que terminó siendo uno de los episodios más violentos que vivió el país", dijo el historiador Pacho O´ Donnell.
"Aquel fue un acontecimiento partidario en cambio lo de ayer fue un festejo", señaló en diálogo con lanacion.com el historiador Luis Alberto Romero y agregó que no considera a la celebración del Bicentenario como un acto político, ya que "no tuvo una cabeza a la que todos pudieran mirar".
Por eso, no sólo el número de asistentes sorprendió a los historiadores en el festejo del Día de la Patria. "No tuvo el menor cariz político, aunque el Gobierno quiera presentarlo así. Hubo un sano patriotismo, en el sentido de celebrar un cumpleaños importante para el país, como algo cultural", indicó Romero.
Aunque destacó que la propuesta "tuvo un eje revisionista original", O' Donnell también evaluó que la población asistió al evento más allá de qué sector convocaba. "Las personas que concurrieron no tuvieron reparos en ir a un acto que estaba organizado por el oficialismo. Quizá miraban el mapping en el Colón y se daban vuelta para escuchar el espectáculo de folklore, sin importar quién lo estaba ofreciendo", señaló.
"Lo de ayer tiene algo del 17 de octubre de 1945, porque la gente se sintió compelida a manifestarse con esperanza y alegría", agregó O´ Donnell a lanacion.com y recordó como otros acontecimientos que provocaron una autoconvocatoria los entierros de personalidades como Perón, Evita, Gardel e Yrigoyen, aunque aclaró que ninguno alcanzó la cifra de concurrentes por el Bicentenario.
Convocatorias masivas. La comparación con otros actos históricos también requiere, obligadamente, tener en cuenta un cálculo proporcional a la población total del país. Basta con tener en cuenta que en los festejos del Centenario de 1910 el total de habitantes de Buenos Aires era de 1.200.000 personas, un número cercano a la mitad de concurrentes al desfile de anoche.
Esa convocatoria también había desbordado el escenario principal de los festejos. "La gente había ocupado Alem, avenida Colón y Florida. Se veía a personas colgadas de los techos de la Casa Rosada o de los árboles", indicó a lanacion.com el historiador Daniel Balmaceda.
"Antes del Centenario, la inauguración en 1873 del monumento a Belgrano encabezada por Sarmiento, el Mitin de la Paz con Avellaneda en 1880 y la visita del presidente de Brasil Campos Salles en 1900, fueron tres actos sorpresivamente convocantes para la época", agregó.
En esas, como en la mayoría de las ocasiones, la Plaza de Mayo fue el escenario para la realización de los actos políticos. Recién en 1936, se cambió la sede de los festejos por el 25 de Mayo: fue con la inauguración del Obelisco.
Balmaceda explicó que la llegada del peronismo trajo las movilizaciones políticas en las calles de manera habitual y masiva, y que eso se reactivó con el regreso de la democracia.
En su cierre de campaña, Raúl Alfonsín logró reunir a un millón de personas en el mismo espacio desbordado ayer, la avenida 9 de Julio. Luego, otras dos alocuciones a su cargo se realizaron ante una Plaza de Mayo repleta: el 10 de diciembre de 1983, cuando asumió su cargo presidencial, y cuando anunció la rendición de un grupo de militares sublevados en Campo de Mayo en la que pronunció su recordada frase: "La Casa está en orden".
Aunque con un ánimo muy distinto al de las celebraciones de ayer, quizás la última movilización masiva que haya tenido nuestra historia antes de cumplir 200 años haya sido el cacerolazo del 2001 para protestar por el corralito bancario, que derivó en una espontánea y masiva convocatoria tras la que Fernando de la Rúa renunció a la Presidencia.
"Lo de ayer es algo distinto, es algo para que lo analicen los sociólogos. Lo veo como una celebración importantísima que se ha festejado con alegría y que demuestra que hemos sido capaces de superar dificultades muy grandes. En un país que ha mostrado muy poco orgullo nacional, dejó a la vista que la glándula patriótica estaba al acecho", concluyó O´ Donnell.
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