MARÍA VALERIO
MADRID.- Que el VIH aumenta el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer no es nada nuevo. Sin embargo, a medida que los tratamientos antirretrovirales han mejorado las expectativas de esta población, los especialistas han empezado a diagnosticar otro tipo de tumores sin relación con el VIH.
Desde los primeros años de la epidemia del VIH, los especialistas se dieron cuenta de que los pacientes seropositivos tenían mayor incidencia de ciertos tumores, como el linfoma no Hodgkin, el sarcoma de Kaposi (aquellas características manchas en la piel que Tom Hanks lucía en 'Historias de Philadelphia') o incluso el cáncer de cuello de útero, causado por un virus que se aprovecha de la debilidad de sus defensas.
Sin embargo, como explica el doctor Federico Pulido, de la unidad de VIH del Hospital 12 de Octubre de Madrid, los tratamientos antirretrovirales permitieron reducir la incidencia de estos cánceres y, paradójicamente, dejaron aparecer en las consultas otro tipo de tumores nuevos.
Son cánceres sin vinculación directa con el VIH y que están abriendo paso a un escenario nuevo: ¿Interfiere la quimioterapia con los fármacos antisida? ¿Pueden recibir la misma dosis que el resto de la población? A las puertas del mayor congreso de oncología del mundo, que se celebrará en las próximas semanas en Chicago (EEUU), la Universidad de Georgetown ha presentado unas guías que pretenden ayudar a los especialistas y garantizar que los pacientes seropositivos con cáncer reciben el mejor tratamiento disponible.
Hígado, pulmón y otros
"Estamos viendo, por ejemplo, tumores hepáticos", prosigue el doctor Pulido. Muchos pacientes con VIH sufren una inflamación crónica del hígado (causada por una cirrosis, por ejemplo); y el mismo tratamiento antisida que les permite vivir más años favorece que dicha patología evolucione hacia un cáncer. De hecho, añade Pulido, el hepatocarcinoma es una de las principales causas de muerte en pacientes con VIH en la actualidad.
Para muchos de ellos, siempre que el carcinoma se diagnostique a tiempo, la solución es un trasplante hepático (una intervención vetada hasta hace no muchos años para los portadores del VIH). Si la enfermedad ya está avanzada, la opción es administrar quimioterapia; igual que ocurre en el caso de los tumores pulmonares.
De pulmón es, precisamente, el cáncer que le diagnosticaron hace un mes a Carlos Alberto Biendicho, uno de los activistas seropositivos más conocidos en nuestro país. "Cuando conocí la noticia pensé: o te lo tomas como un drama o le plantas cara", confiesa a ELMUNDO.es. Así que después de convivir durante 22 años con el virus del sida eligió la segunda opción.
Ésa es, coincide el doctor Pulido, una actitud habitual: "Son gente muy habituada a enfrentarse a las adversidades y tienen mayor capacidad para afrontar una mala noticia que la media". En muchos casos, añade, hábitos como el tabaquismo o ciertas infecciones (como la hepatitis o el papilomavirus humano) pueden hacer de ellos una población diana para ciertos tumores; "y por eso debemos trabajar en el tratamiento precoz del VIH para que no entren en zonas de inmunodeficiencia, pero también controlar de forma estricta esos factores de riesgo".
Otra cuestión afecta a la interacción entre distintos tipos de medicamentos. Como explica el especialista en Medicina Interna, "esto exige un conocimiento importante de ambos tratamientos y una gran coordinación entre especialidades". El problema, aclara, puede surgir con algunos tratamientos oncológicos que se metabolizan por el hígado, la misma vía que algunos antirretrovirales. "Por eso, lo fundamental es conocer los mecanismos de acción".
Hasta ahora, como el abanico de tumores que se diagnosticaba a la población seropositiva era menor, no había tantos problemas; ahora que el escenario se amplía y los tratamientos contra el cáncer no se basan sólo en la quimioterapia (sino en otros medicamentos dirigidos), la dificultad también aumenta y habrá que seguir actualizándose.
elmundo.es
MADRID.- Que el VIH aumenta el riesgo de sufrir ciertos tipos de cáncer no es nada nuevo. Sin embargo, a medida que los tratamientos antirretrovirales han mejorado las expectativas de esta población, los especialistas han empezado a diagnosticar otro tipo de tumores sin relación con el VIH.
Desde los primeros años de la epidemia del VIH, los especialistas se dieron cuenta de que los pacientes seropositivos tenían mayor incidencia de ciertos tumores, como el linfoma no Hodgkin, el sarcoma de Kaposi (aquellas características manchas en la piel que Tom Hanks lucía en 'Historias de Philadelphia') o incluso el cáncer de cuello de útero, causado por un virus que se aprovecha de la debilidad de sus defensas.
Sin embargo, como explica el doctor Federico Pulido, de la unidad de VIH del Hospital 12 de Octubre de Madrid, los tratamientos antirretrovirales permitieron reducir la incidencia de estos cánceres y, paradójicamente, dejaron aparecer en las consultas otro tipo de tumores nuevos.
Son cánceres sin vinculación directa con el VIH y que están abriendo paso a un escenario nuevo: ¿Interfiere la quimioterapia con los fármacos antisida? ¿Pueden recibir la misma dosis que el resto de la población? A las puertas del mayor congreso de oncología del mundo, que se celebrará en las próximas semanas en Chicago (EEUU), la Universidad de Georgetown ha presentado unas guías que pretenden ayudar a los especialistas y garantizar que los pacientes seropositivos con cáncer reciben el mejor tratamiento disponible.
Hígado, pulmón y otros
"Estamos viendo, por ejemplo, tumores hepáticos", prosigue el doctor Pulido. Muchos pacientes con VIH sufren una inflamación crónica del hígado (causada por una cirrosis, por ejemplo); y el mismo tratamiento antisida que les permite vivir más años favorece que dicha patología evolucione hacia un cáncer. De hecho, añade Pulido, el hepatocarcinoma es una de las principales causas de muerte en pacientes con VIH en la actualidad.
Para muchos de ellos, siempre que el carcinoma se diagnostique a tiempo, la solución es un trasplante hepático (una intervención vetada hasta hace no muchos años para los portadores del VIH). Si la enfermedad ya está avanzada, la opción es administrar quimioterapia; igual que ocurre en el caso de los tumores pulmonares.
De pulmón es, precisamente, el cáncer que le diagnosticaron hace un mes a Carlos Alberto Biendicho, uno de los activistas seropositivos más conocidos en nuestro país. "Cuando conocí la noticia pensé: o te lo tomas como un drama o le plantas cara", confiesa a ELMUNDO.es. Así que después de convivir durante 22 años con el virus del sida eligió la segunda opción.
Ésa es, coincide el doctor Pulido, una actitud habitual: "Son gente muy habituada a enfrentarse a las adversidades y tienen mayor capacidad para afrontar una mala noticia que la media". En muchos casos, añade, hábitos como el tabaquismo o ciertas infecciones (como la hepatitis o el papilomavirus humano) pueden hacer de ellos una población diana para ciertos tumores; "y por eso debemos trabajar en el tratamiento precoz del VIH para que no entren en zonas de inmunodeficiencia, pero también controlar de forma estricta esos factores de riesgo".
Otra cuestión afecta a la interacción entre distintos tipos de medicamentos. Como explica el especialista en Medicina Interna, "esto exige un conocimiento importante de ambos tratamientos y una gran coordinación entre especialidades". El problema, aclara, puede surgir con algunos tratamientos oncológicos que se metabolizan por el hígado, la misma vía que algunos antirretrovirales. "Por eso, lo fundamental es conocer los mecanismos de acción".
Hasta ahora, como el abanico de tumores que se diagnosticaba a la población seropositiva era menor, no había tantos problemas; ahora que el escenario se amplía y los tratamientos contra el cáncer no se basan sólo en la quimioterapia (sino en otros medicamentos dirigidos), la dificultad también aumenta y habrá que seguir actualizándose.
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