martes, 13 de abril de 2010

Los recuerdos se borran, las emociones permanecen

MARÍA VALERIO
MADRID.- Puede que si usted tiene un familiar con Alzheimer le asalte una duda después de visitarlo. '¿Servirá de algo la visita? ¿Le quedará algún recuerdo del rato que hemos pasado juntos?'. Un estudio con pacientes con amnesia acaba de demostrar que aunque los recuerdos desaparezcan del cerebro, las emociones y sentimientos asociados a ellos pueden pervivir durante más tiempo.
Las conclusiones que se acaban de publicar en las páginas de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences son el resultado de un trabajo de la Universidad de Iowa (EEUU) después de trabajar con un grupo de cinco pacientes afectados por un raro tipo de amnesia.
Los voluntarios, al igual que las personas con Alzheimer, tenían dificultades para que sus recuerdos a corto plazo quedasen almacenados en la 'memoria' a largo plazo de su cerebro debido a un daño en el hipotálamo.
El equipo de Justin Feinstein les sometió a lo largo de varios días a 20 minutos de películas, bien humorísticas o tristes. Los voluntarios amnésicos reaccionaban en el momento a las imágenes como cualquier espectador, riendo o llorando ante las escenas que pasaban ante sus ojos. Sin embargo, sólo 10 minutos después del visionado, eran incapaces de recordar un sólo dato de la película (cuando una persona normal puede llegar a memorizar unos 30 detalles).
A pesar de esa carencia de recuerdos (que los investigadores midieron mediante una serie de cuestionarios), los individuos amnésicos sí guardaban 'huella' del tipo de emoción que habían despertado en ellos las imágenes.
Extrapolando sus resultados al campo del Alzheimer, los investigadores subrayan que sus conclusiones pueden ser alentadores para los cuidadores y familiares. "Una simple visita o una llamada de teléfono de sus seres queridos puede tener un efecto muy beneficioso en la felicidad del paciente, incluso aunque éste se olvide de que fue esa llamada lo que despertó esa sensación positiva", explican en un comunicado.
Por el contrario, advierten, los malos recuerdos también pueden tener el efecto contrario y despertar en ellos tristeza y frustración. De hecho, en los voluntarios amnésicos, los sentimientos de tristeza tardaban más en desaparecer que los positivos. Como explican en el estudio, este tipo de disociación entre recuerdo y emoción hubiese sido difícil de lograr en el caso de individuos sanos, en los que ambas van estrechamente ligadas. Y apuntan otra cuestión importante de cara a futuras investigaciones: "incluso aunque la ciencia llegue algún día a ser capaz de borrar completamente un mal recuerdo, una experiencia traumática, es posible que la emoción que aquello despertó siga vigente".

elmundo.es

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