miércoles, 14 de abril de 2010

Los "nuevos enfermos": Ya se trata como pacientes a personas que están sanas

Cuidan a rajatabla su presión arterial. Se miden el nivel de colesterol. Se hacen mamografías, el PAP, o análisis de la próstata, y cuando le encuentran algún nivel de "riesgo" deben pasar a un control frecuente bajo la mirada de los médicos. Son los "nuevos enfermos", las personas que aun estando sanas desde la perspectiva tradicional, encajan bajo la órbita de la medicina preventiva, que no sólo las obliga a hacerse chequeos más seguido, sino que hasta le pueden recetar fármacos.
"No estoy en contra de la medicina preventiva. Por el contrario, considero que trae más beneficios que perjuicios, pero también pienso que es necesario que la gente piense el hecho de volverse un paciente aunque se encuentre sano", afirmó Esteban Rubinstein, médico de familia del Hospital Italiano de Buenos Aires y autor del libro "Los nuevos enfermos".
Según este especialista, en la actualidad "la medicina preventiva le encuentra un riesgo a muchas personas que acuden al consultorio. Le pueden pedir más estudios a corto plazo, y algunos pacientes -según mi experiencia- se sienten más cuidados de esta manera. Sin embargo, los controles médicos frecuentes no son algo ingenuo. Implican una potencial desventaja para las personas, porque pasan a estar en el rol de enfermos, sin tener en cuenta que hay una gran incertidumbre". Mencionó un ejemplo: "La gente cree que si una mamografía detecta una lesión inicial en las mamas, ya se trata de un cáncer que la va a matar. Pero la realidad es que no sabemos si esa lesión efectivamente se convertirá en un cáncer mortal. Advierto: no estoy en contra de los chequeos tempranos, pero creo que hay que plantear la complejidad con las personas que reciben los resultados".
Los "nuevos enfermos" ponen en discusión cuál es la frontera entre los sanos y los enfermos. Y si los avances médicos y los intereses comerciales no han hecho correr esa frontera para incluir a más gente entre los pacientes. "En algunas enfermedades, como la diabetes o las cardiovasculares, hay evidencias sólidas para afirmar que el tratamiento a individuos sin síntomas pero con riesgo elevado resulta beneficioso", resaltó Daniel Flichtentrei, cardiólogo y director del portal Intramed, que sigue el tema de la relación entre médicos y pacientes. Este especialista coincide en que "aún no hay acuerdo, pero se está discutiendo mucho sobre el uso de las mamografías y de los exámenes para detectar el cáncer de próstata en estadios muy incipientes, especialmente en personas muy mayores".
Sigue en marcha un debate entre diferentes posiciones frente al avance de la medicalización de la vida de los seres humanos, que varía entre los que están en contra de intervenciones, como por ejemplo grupos de padres que se oponen incluso a las vacunas, hasta otros que no están de acuerdo con cuestiones "cosméticas".
Para Flichtentrei, "el verdadero problema no es la medicalización, sino las condiciones que la posibilitan. No se colocarían tantos implantes de mama y glúteos en la Argentina si no hubiera una sociedad que le asigne tanto valor a esa operación. Nadie vendería somníferos en una sociedad en la que la aceleración no fuese considerada una virtud y el descanso como una pérdida de tiempo".
En esta época de aceleración, los especialistas incluyen el tema de "enfermedades recientes" como la impotencia. "El desarrollo del Sildenafil, más conocido por una de las marcas comerciales -Viagra-, rompió con la discordancia entre la pérdida de la potencia sexual y la conservación del deseo", señaló Flichtentrei. De alguna manera, hay más gente que consulta por la impotencia. "Se favoreció la extensión de la vida sexual de las parejas, pero también eso tuvo un efecto colateral que es el aumento de las enfermedades de transmisión sexual en los mayores".
Para Ricardo López Santi, de la Federación Argentina de Cardiología, "una persona a los 40 en ausencia de síntomas merece tener una evaluación cardiovascular al año. También hay que desmedicalizar la prevención, con educación en los niños y adolescentes, desarrollo de áreas para la actividad física, fácil acceso a frutas y verduras, y defensa de ambientes 100% libres de humo de tabaco".
Las claves para llevar una vida saludable
Realice actividad física
Camine como mínimo 30 minutos diarios. Elongue antes de iniciar y al terminar la actividad. Haga ejercicios de estiramiento y relajación (stretching, yoga, tai chi, etc).
Aumenta la energía y ayuda a reducir estrés, colesterol y tensión arterial. Baja el riesgo de padecer cáncer, particularmente el de colon.
Siga una alimentación sana
Si es posible haga 4 comidas diarias. Cocine las frutas y verduras y disminuya el consumo de fiambres y embutidos. Coma menos golosinas y dulces. Beba agua, soda y jugos.
Previene males crónicos como diabetes tipo 2, obesidad, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, osteoporosis, algunos tipos de cáncer.
Evitar el tabaco
No fume ni deje que otros fumen en su casa o en su auto: declare su hogar y su auto "libres de humo de tabaco". Promueva la implementación de ambientes libres de humo.
Mejora el gusto, el olfato y la piel. Disminuye las probabilidades de tener ataques al cerebro, cáncer y enfermedades del corazón o de los pulmones.

Hay que prevenir, no medicalizar la vida
Por: María Luisa Pfeiffer - ESP. EN BIOETICA CONICET
La medicalización de la vida consiste en pensar que la persona sana es aquella que no ha sido suficientemente analizada. Si a todos nos hacen análisis de todo, "algún" guarismo no va a coincidir con la media. Por lo tanto, con ese criterio, siempre vamos a estar enfermos.
En la actualidad, lo preventivo ha sido sobredimensionado. Especialmente, pensando en aquellos que lo pueden pagar.
El colesterol, la impotencia sexual, la osteoporosis, el déficit de atención en los niños, son algunas de las situaciones que hoy se las trata con fármacos, desde el falso supuesto de que son enfermedades. También se tratan casos de tristeza como depresión.
Es cierto que la prevención de la enfermedad es importante, pero debe llevarse a cabo buscando ambientes y comidas sanas. Cuando la prevención se convierte en mercancía que incluso se promueve por la televisión, nace la desconfianza ¿Realmente se necesita tal o cual fármaco? ¿Cuál es la secuela a largo plazo?
Creo que debemos aprender a distinguir entre prevenir la enfermedad y medicalizar la vida. Porque se ha perdido la relación amorosa con el propio cuerpo y dejamos la tarea de cuidarlo en manos de la medicina. No sabemos bien escucharlo, y dejamos que el médico nos diga si estamos bien o no.
Polémica por el uso de un medicamento contra el colesterol
La autoridad sanitaria de los Estados Unidos aprobó la administración de un fármaco para personas que aún no están enfermas, pero que podrían estarlo. Es un medicamento para bajar el colesterol, de la familia de las estatinas, al que la FDA le amplió la indicación para "algunos pacientes que tienen riesgo de enfermedad cardíaca pero que no tienen su diagnóstico". Y desató una polémica en la comunidad médica.
Se trata del fármaco rosuvastatina. Ya 80 millones de personas están consumiendo estatinas en los Estados Unidos. Con la nueva indicación para la rosuvastatina, el laboratorio que la produce podría venderles la droga a 6,5 millones de personas solamente en ese país.
"Conviene ser escépticos con respecto a la posibilidad de algún daño a largo plazo en personas sanas que toman una droga así", dijo Mark Hlatky, profesor de medicina cardiovascular en la Universidad de Stanford.
La agencia sanitaria estableció en febrero que la rosuvastatina debería ser indicada para hombres mayores de 50 años y mujeres mayores de 60 con una cantidad elevada de una sustancia conocida como proteína C reactiva, de alta sensibilidad en su sangre con al menos un factor de riesgo cardiovascular adicional, como ser fumador, presión arterial alta, un antecedente familiar de enfermedad cardíaca, o bajo nivel del colesterol bueno. "La diferencia es que antes esta droga se daba para personas con el colesterol malo elevado. La nueva indicación consiste en que se puede dar la rosuvastatina a personas con el colesterol normal, pero hay que hacerles previamente el análisis de la proteína C reactiva", comentó a Clarín Palmira Pramparo, directora de enfermedad cardiovascular en la mujer de la Fundación Interamericana del Corazón, con sede en Dallas, en los Estados Unidos. "El problema que se plantea -añadió- es: ¿Le haremos a todos los pacientes el análisis de esa proteína?".
La agencia sanitaria se basó en los resultados de un ensayo clínico (el estudio Júpiter) que comparó 8.901 personas que recibieron la droga con el mismo número de gente que consumió un placebo durante dos años. Los que tomaron el fármaco tuvieron menos infartos y ataques cerebrovasculares o necesitaron menos cirugías, como el bypass, que las personas que no recibieron el medicamento.
Aunque no todos están conformes. "El beneficio es sumamente pequeño", dijo Steven Seiden, un cardiólogo prestigioso consultado por el diario The New York Times. "Lo único que hace es convertir a un montón de personas sanas en pacientes y las destina a toda una vida de medicación".
clarin.com

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