Mejor el palo que la zanahoria. Observando a fondo nuestro cerebro, parecería que efectivamente aprendemos más de nuestros éxitos que de nuestros errores. Y además, tendemos a volver a menudo sobre nuestros pasos si nos llevan en la dirección equivocada.
"Estudiamos el comportamiento de los monos -explica Earl Miller, del Massachusetts Institute of Technology (MIT) y publica hoy su investigación en Neuron- y vimos que cuando un animal da la respuesta correcta en el test al que lo sometemos, en su cerebro resuena el mensaje "hiciste lo que correspondía".
"Después de una respuesta positiva, las neuronas memorizan la información de manera más eficaz y persistente y la vez siguiente, el mono tiende a responder también correctamente. En cambio, después de un error, no asistimos a ninguna mejora", agregaron los científicos.
El test para los monos consistía en una especie de videojuego: si aparecía una figura en la pantalla de una computadora (un hombre con pipa) los animales debían darse vuelta hacia la izquierda.
Si aparecía otra (un semáforo) debían voltearse a la derecha. La única manera de aprender la asociación exacta era probar una y otra vez a través de una serie de aciertos y errores. Girando hacia el lado equivocado, los monos no recibían premio, la "activación" de sus neuronas duraba menos de un segundo y en los intentos sucesivos no se registraba ninguna mejora.
En el caso de respuesta correcta y "zanahoria" como premio, la activación de las células cerebrales duraba cinco segundos, lo necesario para llegar a la siguiente pregunta.
TRADUCCIÓN: Cristina Sardoy
clarin.com
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