Un documento del Ministerio de Salud de la Nación describe: "Los argentinos indicamos, sugerimos, aconsejamos, prescribimos y convidamos medicamentos. Así, se suele tomar una píldora para dormir y otra para despertarse, una para estar activo y otra para estar tranquilo, una para vivir y otra para morir, una para el estreñimiento y luego otra para la flojedad".
El texto fue elaborado hace tres años, pero su vigencia es indiscutible. Es que el consumo, muchas veces irracional, de diferentes medicamentos que se toman para sentirse bien y rendir mejor crece fuerte en el país: en los últimos 4 años las ventas de estos fármacos aumentaron un 20 por ciento, según un informe de la consultora especializada IMS Health. Si se lo pone en unidades, la cifra impresiona: sólo en el último año se comercializaron 48.682.392 cajas de este tipo de medicamentos, 8 millones más que en 2005. Argentina, empastillada.
A pedido de Clarín, IMS Health elaboró un reporte con las ventas de 10 clases terapéuticas: ansiolíticos; antidepresivos y equilibrantes; antiobesidad; deshabituantes del tabaco; para la disfunción eréctil; diuréticos, hipnóticos y sedantes; laxantes; polivitamínicos; y tranquilizantes. Tienen en común que con frecuencia se los consume sin haber consultado al médico: se siente que se tiene un problema, se va a la farmacia amiga y listo, por más que muchos sólo deberían venderse con receta.
Es un fenómeno rentable. Sólo estas 10 categorías representaron ventas por 1.420 millones de pesos en el último año. Mario Castelli, ex presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina, se sorprendió con el aumento en las ventas, principalmente de sedantes, ansiolíticos y tranquilizantes. "Hay que pensar que en estos últimos 4 años teníamos una situación económica mejor que la de ahora y que así y todo la gente aumentó el consumo de estos medicamentos. Al Rivotril, por ejemplo, ya se lo consume como si fueran pastillas de menta. Y es una droga muy adictiva".
Además, resaltó que en algunas categorías de medicamentos hay un consumo irracional, como en laxantes y diuréticos (se los usa mucho para adelgazar) y polivitamínicos. "A las vitaminas se las toman para sentirse mejor, pero con una buena dieta alcanza. Las vitaminas están en los alimentos", recordó.
Jorge Coronel, presidente de la comisión de medicamentos de la Confederación Médica Argentina, reconoció: "Observamos con preocupación cómo desde la industria farmacéutica se promocionan medicamentos para situaciones que son contingencias de la vida, como la tristeza. Se puede estar triste sin necesidad de tomar una pastilla".
Para Coronel hay una tendencia "a la automedicación para cualquier cosa. Los medicamentos ahora se toman por las dudas o para hacer todo más fácil".
"Sí, se instaló la idea de que una pastilla resuelve todo", graficó Hilda Montrull, profesora titular de Farmacología Clínica de la Universidad Nacional de Córdoba. Y añadió: "Automedicarse es dañino para la salud. Hay efectos adversos e impredecibles por interacciones con otros medicamentos o alimentos".
Martín Cañás, docente de Farmacología de la Universidad de La Plata y asesor de Fundación Femeba, apuntó: "El convencimiento de que para cada cosa hay un píldora es una falacia, que refiere más a una incapacidad de afrontar las consecuencias naturales de la vida y del contexto cultural en el cual se vive. Esto es propio de esta sociedad de consumo que nos hace creer que es posible que haya una solución química para cualquier malestar".
Cañás observa un proceso de medicalización de la sociedad: "Se están transformando procesos naturales o etapas de la vida normales en problemas. Procesos como el envejecimiento, la menopausia, o la tristeza son pasibles de tratamiento con remedios".
En la Asociación de Visitadores Médicos resaltaron que "Argentina es el país de Latinoamérica que más consumo de fármacos tiene por habitante". José Charreau, directivo de la entidad, atribuyó este fenómeno a que "la industria farmacéutica tiene como acción fundamental vender fármacos, no solo al enfermo. Su objetivo es también vender fármacos al sano y para eso inventa patologías, agudiza síntomas".
Juan Tonelli, director de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, reconoció que "algunas categorías se pueden prestar a una utilización irracional". Pero adjudicó esto a "la presión sociocultural sobre hombres y mujeres: para estar flaco, para rendir mejor en la cama y para no estar triste. Hay una medicalización de la tristeza".
clarin.com
El texto fue elaborado hace tres años, pero su vigencia es indiscutible. Es que el consumo, muchas veces irracional, de diferentes medicamentos que se toman para sentirse bien y rendir mejor crece fuerte en el país: en los últimos 4 años las ventas de estos fármacos aumentaron un 20 por ciento, según un informe de la consultora especializada IMS Health. Si se lo pone en unidades, la cifra impresiona: sólo en el último año se comercializaron 48.682.392 cajas de este tipo de medicamentos, 8 millones más que en 2005. Argentina, empastillada.
A pedido de Clarín, IMS Health elaboró un reporte con las ventas de 10 clases terapéuticas: ansiolíticos; antidepresivos y equilibrantes; antiobesidad; deshabituantes del tabaco; para la disfunción eréctil; diuréticos, hipnóticos y sedantes; laxantes; polivitamínicos; y tranquilizantes. Tienen en común que con frecuencia se los consume sin haber consultado al médico: se siente que se tiene un problema, se va a la farmacia amiga y listo, por más que muchos sólo deberían venderse con receta.
Es un fenómeno rentable. Sólo estas 10 categorías representaron ventas por 1.420 millones de pesos en el último año. Mario Castelli, ex presidente de la Confederación Farmacéutica Argentina, se sorprendió con el aumento en las ventas, principalmente de sedantes, ansiolíticos y tranquilizantes. "Hay que pensar que en estos últimos 4 años teníamos una situación económica mejor que la de ahora y que así y todo la gente aumentó el consumo de estos medicamentos. Al Rivotril, por ejemplo, ya se lo consume como si fueran pastillas de menta. Y es una droga muy adictiva".
Además, resaltó que en algunas categorías de medicamentos hay un consumo irracional, como en laxantes y diuréticos (se los usa mucho para adelgazar) y polivitamínicos. "A las vitaminas se las toman para sentirse mejor, pero con una buena dieta alcanza. Las vitaminas están en los alimentos", recordó.
Jorge Coronel, presidente de la comisión de medicamentos de la Confederación Médica Argentina, reconoció: "Observamos con preocupación cómo desde la industria farmacéutica se promocionan medicamentos para situaciones que son contingencias de la vida, como la tristeza. Se puede estar triste sin necesidad de tomar una pastilla".
Para Coronel hay una tendencia "a la automedicación para cualquier cosa. Los medicamentos ahora se toman por las dudas o para hacer todo más fácil".
"Sí, se instaló la idea de que una pastilla resuelve todo", graficó Hilda Montrull, profesora titular de Farmacología Clínica de la Universidad Nacional de Córdoba. Y añadió: "Automedicarse es dañino para la salud. Hay efectos adversos e impredecibles por interacciones con otros medicamentos o alimentos".
Martín Cañás, docente de Farmacología de la Universidad de La Plata y asesor de Fundación Femeba, apuntó: "El convencimiento de que para cada cosa hay un píldora es una falacia, que refiere más a una incapacidad de afrontar las consecuencias naturales de la vida y del contexto cultural en el cual se vive. Esto es propio de esta sociedad de consumo que nos hace creer que es posible que haya una solución química para cualquier malestar".
Cañás observa un proceso de medicalización de la sociedad: "Se están transformando procesos naturales o etapas de la vida normales en problemas. Procesos como el envejecimiento, la menopausia, o la tristeza son pasibles de tratamiento con remedios".
En la Asociación de Visitadores Médicos resaltaron que "Argentina es el país de Latinoamérica que más consumo de fármacos tiene por habitante". José Charreau, directivo de la entidad, atribuyó este fenómeno a que "la industria farmacéutica tiene como acción fundamental vender fármacos, no solo al enfermo. Su objetivo es también vender fármacos al sano y para eso inventa patologías, agudiza síntomas".
Juan Tonelli, director de la Cámara de Medicamentos de Venta Libre, reconoció que "algunas categorías se pueden prestar a una utilización irracional". Pero adjudicó esto a "la presión sociocultural sobre hombres y mujeres: para estar flaco, para rendir mejor en la cama y para no estar triste. Hay una medicalización de la tristeza".
clarin.com
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