La conjuntivitis -la inflamación de la conjuntiva, que es la membrana más superficial de las que recubren el ojo- puede ser alérgica o puede ser una infección. Pero además, como tal, puede ser la puerta de entrada del organismo para otras infecciones.
¿Un ejemplo? Uno de los mecanismos típicos del contagio gripal es el frotarse los ojos sin haberse lavado antes las manos. "En general no es recomendable llevarse los dedos a los ojos, pero en caso de un epidemia viral como la que enfrentamos a causa de esta gripe A (H1N1), puede ser decisivo no caer en esa compulsión a la que suele llevar, por ejemplo, la picazón de los ojos de origen alérgico", señala el doctor Ricardo Alberto Masini, oftalmólogo del servicio de Glaucoma y Cirugía del Hospital "Pedro Lagleyze" de esta Capital.
Cuando los ojos pican por conjuntivitis se inflama el interior de los párpados, aparecen secreciones espesas y costras en las pestañas, molesta toda luz intensa la luz fuerte. La molestia puede llevar a sentir dolor de los ojos o de la cabeza, y es frecuente que aparezca la sensación de tener un grano de arena en el ojo.
¿Cómo distinguirlas? Las conjuntivitis bacterianas son las que se manifiestan típicamente con los párpados "pegados", y una secreción blanco amarillenta. Típicamente se dan en ambos ojos a la vez.
Las virales son especialmente contagiosas, y las que pueden correr peligro de extenderse a la córnea transformándose en querato-conjuntivitis y, con ello, afectar la visión durante meses.
"La conjuntivitis viral es la más contagiosa porque se propaga tempranamente, antes de que el paciente perciba los síntomas -explica Masini-; además, el adenovirus fuera del cuerpo puede llegar a estar activo durante días y transformar una toalla compartida, una piscina con amigos o la mano tendida en peligrosos instrumentos de contagio".
Las conjuntivitis alérgicas son frecuentes y suelen aparecer en personas que están mucho tiempo en ambientes cerrados, lo que hace al aire más propenso a la concentración a alergenos como el polvo, los ácaros, el pelo u otros. Desde luego, sólo les sucede a quienes ya padecen la condición alérgica. Pero el tiempo transcurrido en oficinas, frente al televisor o ante la pantalla de la computadora, influyen también.
Típica de la conjuntivitis alérgica es la picazón en el ángulo interno del ojo, los ojos enrojecidos, secreciones incoloras y lagrimeo. "Normalmente se tratan con antialérgicos, pero la automedicación es peligrosa -advierte Masini, que es miembro de la Sociedad Argentina de Oftalmología y del Consejo Argentino de Oftalmología-, porque su aplicación errada o desaprensiva puede conducir a úlceras y otros problemas más severos que la conjuntivitis misma".
Como las reacciones alérgicas suelen comprometer a todo el organismo, las conjuntivitis de este origen pueden acompañarse de otros síntomas, como la rinitis alérgica.
Las conjuntivitis por adenovirus son las más frecuentes, y adquieren carácter epidémico. Aparecen más frecuentemente en un solo ojo y luego en el otro, y normalmente duran unas tres semanas. Pero también pueden durar muchos meses y en algunos casos, no irse, o irse después de mucho tiempo, dependiendo de la respuesta inmunológica que tenga cada paciente.
Sin embargo, "las infecciones virales son autolimitadas, y lo importante es evitar las sobreinfecciones", explica Masini. Otra de las cuestiones que hacen importante la visita al médico es que existen gotas con antibióticos, pero no deben ser utilizadas cuando se trata de una conjuntivitis viral: sólo se recetan en las bacterianas.
Existen antivirales de aplicación en oftalmología, como el aciclovir: sólo pueden emplearse -con estricto control médico- cuando la causa de la conjuntivitis es el virus del herpes.
El resto de las virales tienen un tratamiento, pero sólo tendiente a aliviar los síntomas, y distan mucho de ser una panacea: "Conviene estar advertidos de que las conjuntivitis virales empeoran el cuadro a pesar de la medicación y de que la mejoría llega hacia el séptimo día de tratamiento", señala el especialista.
La forma más común de contagio es el contacto directo con los restos de secreciones, que en las conjuntivitis virales son más acuosas y pueden quedar en las manos, las superficies o cualquier objeto que la persona haya tocado. Pero además los lagrimales, los senos nasales y la garganta están vinculados por lo que el contagio también puede producirse por las microgotas de Flugge que se desprenden de la respiración.
Si bien el tratamiento debe quedar siempre en manos del oftalmólogo, la prevención del contagio de las conjuntivitis virales y bacterianas, al igual que con la gripe, es responsabilidad de todos. Y las medidas higiénicas, incluso, tienen mucho que ver:
Marcelo Rodríguez
lanacion.com
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