Por Juan Yesnik
Revistaohlala.com
Según encuestas realizadas por empresas de profilácticos, las parejas tienen una frecuencia sexual promedio de 100 coitos al año. Lo que representa un promedio de dos encuentros por semana. Desde ya que los números oscilan según la cultura y costumbres de cada país; y, por sobre todas las cosas, del estilo, tiempo, ritmos y posibilidades de cada pareja (Comentario al paso: las encuestas hablan de "coito" pero, en más de una oportunidad, ya hemos dejado en claro que el encuentro sexual es algo más que penetración y orgasmo).
Si bien es reiterada la consulta, ¿cuánto es lo normal? ¿cada cuánto debemos tener relaciones sexuales?, la respuesta adecuada debería ser: "lo que acuerden ambas partes de la pareja (los dos)".
En este sentido, además de entender que no hay frecuencia sexual normal, sólo estadísticas y promedios, deberíamos considerar que, tal como señalan los expertos, no es sano ni conveniente para la pareja que haya quien esté pidiendo todo el tiempo tener relaciones así como tampoco que haya alguien que esté cediendo todo el tiempo para saciar los pedidos del otro.
La vida sexual es clave en la vida de relación, pero cada pareja sabe cómo y cuánto es lo necesario. Por eso, el primer consejo es: no es lo que "se debe" sino lo que "se desea" y lo que "se puede".
Más allá de los trastornos o limitaciones - que de ser disfuncionales, para uno o para los dos, deberían consultarse con un profesional - también hay "tiempos" personales, de la pareja y de la familia; momentos vitales, hijos pequeños, exigencias laborales, situaciones de estrés y demás que, por lógica, alteran el deseo y demoran las frecuencias.
Desde ya que si todo estas limitaciones se sostienen en el tiempo, hay que ocuparse de hacer foco en aquello que resulta necesario aceptar o revertir. En muchos casos, es, precisamente, "el paso del tiempo" el motivo por el cual decae la frecuencia.
Y en esto entra en juego la graduación de la pasión, la creatividad, la novedad, la sorpresa. El diálogo sincero y la comunicación responsable resuelven todo entre dos que quieren sostener el compromiso de ser "una pareja".
En este sentido, otra sugerencia importante: no compararse con camas ajenas. Trate de armar y desarmar las propias sábanas cuantas veces resulte posible o sea necesario. Con perdón de la exageración o la envidia sana, en caso de ser posible: ¿Quién dice que es más feliz el hombre o la mujer que tienen relaciones los siete días de la semana?...
Hay parejas que con suerte tienen un solo encuentro al mes y con eso les basta. ¿Es esto normal? Ya dimos la respuesta y si aún persisten las dudas, responda sinceramente: ¿Cuán feliz o conforme está usted con su niveles de deseo y práctica? ¿y su pareja? A lo mejor, hay algo de lo que no estamos hablando, con el otro o con nosotros mismos.
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Según encuestas realizadas por empresas de profilácticos, las parejas tienen una frecuencia sexual promedio de 100 coitos al año. Lo que representa un promedio de dos encuentros por semana. Desde ya que los números oscilan según la cultura y costumbres de cada país; y, por sobre todas las cosas, del estilo, tiempo, ritmos y posibilidades de cada pareja (Comentario al paso: las encuestas hablan de "coito" pero, en más de una oportunidad, ya hemos dejado en claro que el encuentro sexual es algo más que penetración y orgasmo).
Si bien es reiterada la consulta, ¿cuánto es lo normal? ¿cada cuánto debemos tener relaciones sexuales?, la respuesta adecuada debería ser: "lo que acuerden ambas partes de la pareja (los dos)".
En este sentido, además de entender que no hay frecuencia sexual normal, sólo estadísticas y promedios, deberíamos considerar que, tal como señalan los expertos, no es sano ni conveniente para la pareja que haya quien esté pidiendo todo el tiempo tener relaciones así como tampoco que haya alguien que esté cediendo todo el tiempo para saciar los pedidos del otro.
La vida sexual es clave en la vida de relación, pero cada pareja sabe cómo y cuánto es lo necesario. Por eso, el primer consejo es: no es lo que "se debe" sino lo que "se desea" y lo que "se puede".
Más allá de los trastornos o limitaciones - que de ser disfuncionales, para uno o para los dos, deberían consultarse con un profesional - también hay "tiempos" personales, de la pareja y de la familia; momentos vitales, hijos pequeños, exigencias laborales, situaciones de estrés y demás que, por lógica, alteran el deseo y demoran las frecuencias.
Desde ya que si todo estas limitaciones se sostienen en el tiempo, hay que ocuparse de hacer foco en aquello que resulta necesario aceptar o revertir. En muchos casos, es, precisamente, "el paso del tiempo" el motivo por el cual decae la frecuencia.
Y en esto entra en juego la graduación de la pasión, la creatividad, la novedad, la sorpresa. El diálogo sincero y la comunicación responsable resuelven todo entre dos que quieren sostener el compromiso de ser "una pareja".
En este sentido, otra sugerencia importante: no compararse con camas ajenas. Trate de armar y desarmar las propias sábanas cuantas veces resulte posible o sea necesario. Con perdón de la exageración o la envidia sana, en caso de ser posible: ¿Quién dice que es más feliz el hombre o la mujer que tienen relaciones los siete días de la semana?...
Hay parejas que con suerte tienen un solo encuentro al mes y con eso les basta. ¿Es esto normal? Ya dimos la respuesta y si aún persisten las dudas, responda sinceramente: ¿Cuán feliz o conforme está usted con su niveles de deseo y práctica? ¿y su pareja? A lo mejor, hay algo de lo que no estamos hablando, con el otro o con nosotros mismos.
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