Es actualmente la cuarta causa de discapacidad en el mundo, pero las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señalan que para el año 2020 ya estará situada en segundo lugar. La depresión, que afecta a 121 millones de personas y es responsable de 850.000 muertes anuales, se extiende por todos los países sin excepción y se ha convertido en un gran problema de salud pública. Pero ¿son diferentes los factores que la desencadenan según la zona geográfica y el nivel de ingresos? Esto es lo que trata de averiguar el proyecto de Salud Mental de la OMS, en colaboración con 20 centros internacionales, entre ellos dos españoles.
Aunque la respuesta es difícil, porque son muchos los aspectos que influyen en esta enfermedad, los datos procedentes de una investigación que han llevado a cabo en 18 países con distintos niveles de renta y con la participación de 89.037 ciudadanos, permiten extraer algunas conclusiones. Por ejemplo, que a diferencia de lo que pensaban los autores antes de iniciar dicho trabajo, la depresión, en líneas generales, es más común en los países ricos que en los pobres. Así, el 15% de la población de los lugares de altos ingresos tenía riesgo de desarrollar un cuadro depresivo a lo largo de sus vidas, frente al 11% de los habitantes de los países con menos dinero.
El estudio, que se publica en la revista 'BMC Medicine', se hizo mediante entrevistas cara a cara en 10 países de renta alta: Bélgica, Francia, Alemania, Italia, España, Holanda, Israel, Estados Unidos, Japón y Nueva Zelanda y en ocho de renta baja (según los criterios del Banco Mundial): Brasil, Colombia, la India, China, Líbano, México, Sudáfrica y Ucrania. A quienes afirmaron tener cinco de los siguientes criterios -tristeza, pérdida de interés, falta de placer, sentimientos de culpa, poca autoestima, problemas para conciliar el sueño, falta de apetito, poca energía y falta de concentración- y reconocieron que los llevaban padeciendo más de dos semanas se les diagnosticó un episodio de depresión agudo momentáneo. La incidencia de este cuadro también fue mayor en los países ricos (28%) que en los pobres (20%).
Dentro de las zonas de rentas altas, la edad media para sufrir una depresión ronda los 26 años. Sin embargo, en el caso de España el trastorno suele aparecer más tarde, sobre los 30, mientras que en EEUU los afectados son más jóvenes (22 años). En el otro grupo de países, China es la que cuenta con pacientes más pequeños (18 años) y la India con los más mayores (31,9 años). En cuanto a la discapacidad que produce la depresión, España registra una de las tasas más altas, pues los pacientes españoles afectados por síntomas depresivos tienen hasta siete veces más riesgo de sufrir limitaciones en su vida diaria que quienes no padecen el trastorno. Una situación similar a la que se vive en Italia, Brasil y México.
Estado civil y género
Pero además de analizar cómo afecta el lugar donde se viva a esta enfermedad, los investigadores estudiaron otros factores sociodemográficos y culturales. Así lo señala la profesora Evelyn Bromet, de la Universidad de Stony Brooks de Nueva York y una de las autoras del estudio, quien considera que, más allá de las cifras, "el trabajo ha servido para corroborar que el estado civil y el género, entre otros aspectos, están íntimamente ligados con el riesgo de sufrir esta enfermedad". Los datos confirman, por ejemplo, que las mujeres tienen el doble de posibilidades de deprimirse que los hombres. "Esta realidad se observó en 15 de los 18 países estudiados. Y, en tres excepciones, Bélgica, Alemania y China, el riesgo de las mujeres no llegaba a duplicar el de ellos, pero sí que era más alto", explican los autores.
El estado civil también juega un papel importante en el trastorno. Estar separado o divorciado aumenta el riesgo de sufrir un cuadro depresivo agudo en 12 países, mientras que ser viudo o viuda tiene menos influencia en general, salvo en Ucrania, donde las mujeres que han perdido a un marido tienen ocho veces más posibilidades de caer en el trastorno. En los países ricos, estar separado o soltero es la situación que más depresión crea mientras que en los países de bajos ingresos es el divorcio o la viudez. Las diferencias económicas entre los ciudadanos de un mismo país y el nivel de educación también influyen.
"Nuestros resultados indican que la depresión es un importante problema de salud pública y una causa frecuente de discapacidad a la que debemos poner remedio. Lo más sorprendente de todo es ver que los países ricos, con mejores indicadores sanitarios, son los que registran más casos de esta enfermedad", concluye Bromet.
elmundo.es
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