El dolor físico y el dolor producido por el rechazo social están íntimamente relacionados y nos afectan de manera similar, revela un estudio reciente realizado por científicos de la Universidad de Michigan, en Estados Unidos.
En concreto, la presente investigación demostró que en el cerebro humano se activan las mismas áreas ante experiencias sensoriales dolorosas y ante un sentimiento intenso de rechazo.
Áreas cerebrales implicadas
Según declaraciones del psicólogo Ethan Kross, director del estudio, en un comunicado emitido por la Universidad de Michigan: “los resultados obtenidos proporcionan un nuevo significado a la idea de que el rechazo social duele”.
Se suele creer que el dolor físico y el dolor anímico que nos producen las situaciones de rechazo, por ejemplo, si miramos la foto de una pareja que nos ha abandonado recientemente, activan respuestas de distinto tipo. Sin embargo, afirma Kross: “nuestra investigación ha demostrado que ambos sufrimientos son en realidad muy parecidos”.
Esto es así porque hay una similitud en la actividad neuronal de ciertas áreas del cerebro ante ambas situaciones. Esta áreas son la corteza somatosensorial secundaria, relacionada con el proceso de la información señorial, y la ínsula dorsal posterior que es donde, entre otras actividades, se evalúa el grado de dolor de una sensación.
La activación neuronal en estas regiones del cerebro son altamente diagnósticas del dolor físico, con valores predictivos positivos de más del 88%, escriben los investigadores en un artículo publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).
Ethan Kross ha llevado a cabo su estudio con los científicos Marc Beman, de la Universidad de Columbia, y Edward Smith, de la Universidad de Colorado en Boulder.
Características del estudio
En la investigación, los científicos reunieron a un total de 40 personas que habían roto sin quererlo con sus parejas, en los últimos seis meses. Estos individuos indicaron que esta ruptura les había hecho sentir intensamente rechazados.
En concreto, la presente investigación demostró que en el cerebro humano se activan las mismas áreas ante experiencias sensoriales dolorosas y ante un sentimiento intenso de rechazo.
Áreas cerebrales implicadas
Según declaraciones del psicólogo Ethan Kross, director del estudio, en un comunicado emitido por la Universidad de Michigan: “los resultados obtenidos proporcionan un nuevo significado a la idea de que el rechazo social duele”.
Se suele creer que el dolor físico y el dolor anímico que nos producen las situaciones de rechazo, por ejemplo, si miramos la foto de una pareja que nos ha abandonado recientemente, activan respuestas de distinto tipo. Sin embargo, afirma Kross: “nuestra investigación ha demostrado que ambos sufrimientos son en realidad muy parecidos”.
Esto es así porque hay una similitud en la actividad neuronal de ciertas áreas del cerebro ante ambas situaciones. Esta áreas son la corteza somatosensorial secundaria, relacionada con el proceso de la información señorial, y la ínsula dorsal posterior que es donde, entre otras actividades, se evalúa el grado de dolor de una sensación.
La activación neuronal en estas regiones del cerebro son altamente diagnósticas del dolor físico, con valores predictivos positivos de más del 88%, escriben los investigadores en un artículo publicado por la revista Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).
Ethan Kross ha llevado a cabo su estudio con los científicos Marc Beman, de la Universidad de Columbia, y Edward Smith, de la Universidad de Colorado en Boulder.
Características del estudio
En la investigación, los científicos reunieron a un total de 40 personas que habían roto sin quererlo con sus parejas, en los últimos seis meses. Estos individuos indicaron que esta ruptura les había hecho sentir intensamente rechazados.
Cada uno de los participantes realizó dos tareas: una relacionada con sus sentimientos de rechazo, y otra relacionada con sensaciones de dolor físico.
La tarea sobre el rechazo consistió en que los voluntarios mirasen la foto de su expareja y pensaran sobre sus sentimientos durante la ruptura.
Como comparación, a los participantes también se les pidió que mirasen la foto de un amigo y pensaran sobre una experiencia positiva reciente que hubiesen tenido con esa persona.
La tarea sobre el dolor físico consistió en proporcionar a los participantes estímulos dolorosos, aunque tolerables, con un dispositivo de estimulación térmica que se les colocó en el antebrazo izquierdo.
Al tiempo que realizaban ambos tipo de tareas, la actividad neuronal del cerebro de los voluntarios fue registrada con escáneres de exploración por resonancia magnética funcional (fMRI), una técnica que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada.
Los investigadores analizaron posteriormente los escáneres obtenidos, centrando su atención en todo el cerebro y en diversas regiones de interés, que ya habían sido identificadas en estudios previos sobre el dolor físico.
Asimismo, los científicos compararon los resultados de su investigación con una base de datos de más de 500 estudios previos sobre las respuestas cerebrales al dolor físico, a las emociones, a la memoria de trabajo, a la atención, a la memoria a largo plazo, etc.
Una emoción única
Según Krosss, lo que se constató a partir de todos estos análisis es que los sentimientos fuertes de rechazo social activan regiones del cerebro que están también implicadas en la sensación del dolor físico.
Estas regiones, sin embargo, raramente han aparecido activas en estudios de neuroimagen sobre las emociones en general, lo que resulta coherente con la idea de que la experiencia de rechazo social, o de pérdida social, podría ser una experiencia emocional distinta, posiblemente la única relacionada con el dolor físico, afirma el investigador.
Los científicos esperan que este hallazgo ayude a comprender porqué las personas que viven una pérdida social importante tienden a presentar diversos síntomas de dolor y trastornos físicos.
Asimismo, estos resultados ayudarían a comprender mejor los obtenidos por un estudio previo, realizado en 2010 por investigadores de la Stanford University School of Medicine, de Estados Unidos, que demostraron que los sentimientos de amor apasionado pueden aliviar el dolor físico, con la misma eficacia que los calmantes.
La tarea sobre el rechazo consistió en que los voluntarios mirasen la foto de su expareja y pensaran sobre sus sentimientos durante la ruptura.
Como comparación, a los participantes también se les pidió que mirasen la foto de un amigo y pensaran sobre una experiencia positiva reciente que hubiesen tenido con esa persona.
La tarea sobre el dolor físico consistió en proporcionar a los participantes estímulos dolorosos, aunque tolerables, con un dispositivo de estimulación térmica que se les colocó en el antebrazo izquierdo.
Al tiempo que realizaban ambos tipo de tareas, la actividad neuronal del cerebro de los voluntarios fue registrada con escáneres de exploración por resonancia magnética funcional (fMRI), una técnica que permite mostrar en imágenes las regiones cerebrales que ejecutan una tarea determinada.
Los investigadores analizaron posteriormente los escáneres obtenidos, centrando su atención en todo el cerebro y en diversas regiones de interés, que ya habían sido identificadas en estudios previos sobre el dolor físico.
Asimismo, los científicos compararon los resultados de su investigación con una base de datos de más de 500 estudios previos sobre las respuestas cerebrales al dolor físico, a las emociones, a la memoria de trabajo, a la atención, a la memoria a largo plazo, etc.
Una emoción única
Según Krosss, lo que se constató a partir de todos estos análisis es que los sentimientos fuertes de rechazo social activan regiones del cerebro que están también implicadas en la sensación del dolor físico.
Estas regiones, sin embargo, raramente han aparecido activas en estudios de neuroimagen sobre las emociones en general, lo que resulta coherente con la idea de que la experiencia de rechazo social, o de pérdida social, podría ser una experiencia emocional distinta, posiblemente la única relacionada con el dolor físico, afirma el investigador.
Los científicos esperan que este hallazgo ayude a comprender porqué las personas que viven una pérdida social importante tienden a presentar diversos síntomas de dolor y trastornos físicos.
Asimismo, estos resultados ayudarían a comprender mejor los obtenidos por un estudio previo, realizado en 2010 por investigadores de la Stanford University School of Medicine, de Estados Unidos, que demostraron que los sentimientos de amor apasionado pueden aliviar el dolor físico, con la misma eficacia que los calmantes.
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