Soledad Simond
Para LA NACION
BERLIN.- Con una meditación masiva ayer terminó en esta ciudad The World Culture Festival, que reunió este fin de semana en el mítico estadio Olímpico a miles de personas de 150 países con un único objetivo: meditar por la paz y celebrar la armonía en la diversidad.
Para LA NACION
BERLIN.- Con una meditación masiva ayer terminó en esta ciudad The World Culture Festival, que reunió este fin de semana en el mítico estadio Olímpico a miles de personas de 150 países con un único objetivo: meditar por la paz y celebrar la armonía en la diversidad.
Desde hacía meses Berlín venía preparándose para este evento multicultural, la excusa para que más de 30.000 personas viajaran de todas partes del mundo a demostrar que, a pesar de las diferencias de credos, clases sociales y costumbres, todos formamos parte de una gran familia global con los valores humanos como lengua universal.
"Estoy feliz de estar en Berlín, donde el muro ha caído entre las personas, ahora es tiempo de que el muro caiga entre las civilizaciones", inauguró Sri Sri Ravi Shankar, fundador de la ONG El Arte de Vivir, organizadora del evento. Sin dudas se hizo oír la presencia de los 1000 argentinos que se sumaron a las actividades como protagonistas. Mientras algunos formaron parte del concierto de las 500 guitarras que les dieron melodía a mantras ancestrales, otros tocaron en el show de los tambores africanos y el resto se unió a la yoga performance, donde 800 yoguis hicieron una secuencia de posturas.
Diego Balan que tiene 28 años y viajó desde Buenos Aires con su guitarra, después de meses de ensayo en forma paralela con el resto del mundo. "Cuando tocás junto con otros, sentís una multiplicidad increíble y te perdés, porque no es uno el que está tocando, sino todos, y así el ego se diluye", dijo.
El clima no ayudó. La lluvia convirtió el verano berlinés en un invierno argentino. Todos emponchados, con pilotines que se vendían en la calle o refugiados con el poco abrigo que se había colado en la valija, siguieron los shows bajo el techo del estadio, mientras los artistas bailaban y cantaban a la intemperie. Sin embargo, la garúa constante no logró opacar el espíritu de celebración que se mantuvo en los dos días que duró el evento. "Fue increíble cómo todos los artistas, muchos muy famosos, como el Ballet de St. Petersburgo, desafiaron el agua y se mantuvieron en escena, todo por la paz mundial. Ahora vamos por más, la próxima meditación masiva será en América latina", prometió la instructora Beatriz Goyoaga, encargada de los medios extranjeros durante el event, y fundadora de El Arte de Vivir Argentina.
Liderados por el bailarín Maximiliano Miguel Christiani, veinte parejas de tango amateurs coparon el escenario circular que estaba ubicado en el corazón del estadio y, por primera vez, provocaron la ovación del público cuando la pareja principal se trasladó al césped para evitar los resbalones por el agua. Así, deslizándose por el pasto, lograron terminar su coreografía. "Que sigamos bailando bajo la lluvia, de eso se trata, de mantener nuestra sonrisa a pesar de la adversidad", concluyó Sri Sri Ravi Shankar.
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