1.378 es el número de kilómetros que medía el Muro que separaba las dos Alemanias. 1.378 es el nombre de un videojuego que tenía prevista su salida al mercado en coincidencia con el 20º aniversario de la Reunificación alemana, pero que ha sido aplazado hasta el próximo diciembre debido a que su contenido ha herido la sensibilidad de los alemanes orientales y occidentales. El objetivo del jugador no es otro que asesinar a balazos a los ciudadanos que arriesgan su vida tratando de traspasar el Muro de Berlín.
Suena de fondo el himno de la antigua RDA. A vista de pájaro, una cámara muestra las torres de control sobre las que se apostaban los más de 3.000 guardias fronterizos especialmente adiestrados y sometidos a un proceso de adoctrinamiento que duraba tres veces más que la de cualquier otro policía de la Alemania comunista.
La "zona muerta", como era conocida la franja de terreno despejada para hacer más efectivos los disparos y situada entre el muro de hormigón y las primeras alambradas de púas, aparece como un campo verde, bajo un cielo idílico. El jugador adquiere el papel del "vopo", apodo que recibían los agentes de la Volkspolizei, perfectamente rasurado y siempre alerta ante la posible presencia de traidores que prentedan abandonar la patria comunista. Una ciudadana se encamina hacia la alambrada, comienza a escalar. El vigía dispara y su cadáver sale disparado hacia un lado de la imagen. Este es el trailer de presentación que ha despertado mil y una protestas y que su autor, un joven de 23 años, que apenas había dejado los pañales cuando el pueblo de la Alemania oriental derribó ese Muro a pecho descubierto, no le parece tan grave. Cada evasor muerto suma puntos, menos que si es capturado con vida.
Jens Stober, creador del videojuego, es un estudiante de arte multimedia que ha declarado a la televisión pública ARD que "algunas de las partidas terminan en un juicio por asesinato en la frontera en el año 2000", quitando hierro al supuesto argumento lúdico. "Puedes llegar a la conclusión de que no dispararías a tus compatriotas o a las mujeres", añade terminando de arreglarlo.
Stober asegura que su intención es "aprovechar las nuevas tecnologías y los hábitos de ocio de los jóvenes alemanes para introducirlos en la historia, permitirles una especie de viaje al pasado en el que pueden ponerse en el lugar de los protagonistas y averiguar cómo actuarían". "También hay la posibilidad de disparar al aire, o tratar de detenerlos sin violencia", afirma, olvidando que esas posibilidades no están asociadas precisamente a la máxima puntuación. "Los videojuegos son el mejor medio para llegar a la gente más joven", ha dicho por su parte el supervisor del proyecto, Michael Bielicky.
La presentación del juego ha tenido lugar esta semana en una escuela de secundaria de Karlsruhe, dentro del programa de actos conmemorativos del 20 aniversario de la reunificación de Alemania. Ante la reacción de padres y después de que la noticia trascendiese a los medios de comunicación nacionales, el lanzamiento del juego ha sido pospuesto hasta la campaña de Navidad.
elmundo.es
Suena de fondo el himno de la antigua RDA. A vista de pájaro, una cámara muestra las torres de control sobre las que se apostaban los más de 3.000 guardias fronterizos especialmente adiestrados y sometidos a un proceso de adoctrinamiento que duraba tres veces más que la de cualquier otro policía de la Alemania comunista.
La "zona muerta", como era conocida la franja de terreno despejada para hacer más efectivos los disparos y situada entre el muro de hormigón y las primeras alambradas de púas, aparece como un campo verde, bajo un cielo idílico. El jugador adquiere el papel del "vopo", apodo que recibían los agentes de la Volkspolizei, perfectamente rasurado y siempre alerta ante la posible presencia de traidores que prentedan abandonar la patria comunista. Una ciudadana se encamina hacia la alambrada, comienza a escalar. El vigía dispara y su cadáver sale disparado hacia un lado de la imagen. Este es el trailer de presentación que ha despertado mil y una protestas y que su autor, un joven de 23 años, que apenas había dejado los pañales cuando el pueblo de la Alemania oriental derribó ese Muro a pecho descubierto, no le parece tan grave. Cada evasor muerto suma puntos, menos que si es capturado con vida.
Jens Stober, creador del videojuego, es un estudiante de arte multimedia que ha declarado a la televisión pública ARD que "algunas de las partidas terminan en un juicio por asesinato en la frontera en el año 2000", quitando hierro al supuesto argumento lúdico. "Puedes llegar a la conclusión de que no dispararías a tus compatriotas o a las mujeres", añade terminando de arreglarlo.
Stober asegura que su intención es "aprovechar las nuevas tecnologías y los hábitos de ocio de los jóvenes alemanes para introducirlos en la historia, permitirles una especie de viaje al pasado en el que pueden ponerse en el lugar de los protagonistas y averiguar cómo actuarían". "También hay la posibilidad de disparar al aire, o tratar de detenerlos sin violencia", afirma, olvidando que esas posibilidades no están asociadas precisamente a la máxima puntuación. "Los videojuegos son el mejor medio para llegar a la gente más joven", ha dicho por su parte el supervisor del proyecto, Michael Bielicky.
La presentación del juego ha tenido lugar esta semana en una escuela de secundaria de Karlsruhe, dentro del programa de actos conmemorativos del 20 aniversario de la reunificación de Alemania. Ante la reacción de padres y después de que la noticia trascendiese a los medios de comunicación nacionales, el lanzamiento del juego ha sido pospuesto hasta la campaña de Navidad.
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