El dilema de ir o no a trabajar en un día de enfermedad en el que un empleado no se siente bien es cosa de todos los días en cualquier país del mundo. Los trabajadores se enfrentan a la decisión de hacer un esfuerzo sobrehumano para no tener que faltar al trabajo o de quedarse en casa recuperándose, con las consecuencias –oficiales o no- que ello conlleva.
Un asunto de sentido común como lo es descansar cuando se está enfermo –algo que le puede suceder a cualquier ser humano- es visto en muchas empresas como una situación que se debe evitar a toda costa, y así se lo hacen saber a sus empleados para que lo piensen dos veces antes de tomar la decisión de no asistir a la oficina.
Teniendo en cuenta este común denominador y la tendencia de las organizaciones a preocuparse únicamente por los costos del absentismo por enfermedad, la firma The Work Foundation realizó un estudio con el fin de analizar las razones por las que muchos trabajadores van a trabajar cuando están enfermos.
Los resultados revelaron que para prevenir este tipo de absentismo se tiene que enfrentar también el problema de la asistencia al trabajo durante la enfermedad, ya que trabajar estando enfermo es parte del círculo vicioso en el que se cae cuando no se tiene una política correcta sobre el derecho de los empleados a no trabajar cuando tienen problemas de salud.
El estudio es uno de los primeros en el Reino Unido en adentrarse en la relación entre la presencia en el trabajo durante la enfermedad y el desempeño individual de los trabajadores.
Los costos de trabajar durante la enfermedad
Los datos encontrados en la investigación son bastante elocuentes acerca de lo negativo que es que los empleados asistan al trabajo cuando no se sienten bien: el costo de trabajar durante la enfermedad puede igualar o representar 1.5 veces más tiempo de trabajo perdido que el costo del absentismo por enfermedad.
Los autores del estudio subrayan que el enfoque de las empresas en la reducción del absentismo y su carencia de una adecuada comprensión del “presentismo laboral” (el ir al trabajo así se esté enfermo), pueden estar haciendo que los directivos desconozcan los costos escondidos de esta situación y se pierdan la oportunidad de mejorar la productividad de la mano de la salud y el bienestar de los empleados.
Cuando una persona se ve obligada a hacer un esfuerzo físico y mental bajo condiciones que, físicamente, no le permitirían a ningún ser humano desempeñar sus funciones normales, la situación pasa de ser sólo una enfermedad momentánea, a convertirse en un mayor estrés general, en una sensación de falta de bienestar laboral, en una obligación de hacer presencia a sabiendas de que no se está realizando bien ningún trabajo.
Y es que, como lo mencionamos antes, se trata de un ciclo en el que trabajar estando enfermo llega, incluso, a aumentar el absentismo: el estudio encontró que aquellos que faltan al trabajo cuando están enfermos también tienen una mayor tendencia a trabajar durante la enfermedad; asimismo, el 45% de los encuestados manifestaron haber trabajado uno o más días sin sentirse bien y el 18% dijeron haberse ausentado uno o más días durante el mismo período de cuatro semanas.
Además, otra encuesta que citan los autores encontró que sólo el 13% de los empleados de los sectores público y privado afirmaron no haber ido a trabajar cuando se encontraban demasiado enfermos, mientras que el 20% aseguró haberlo hecho durante el último mes y el 36% durante el último año.
Es evidente que existe una fuerte tendencia de los empleados a asistir al trabajo así sientan que sus capacidades no se encuentran en un nivel adecuado. Lo preocupante es que esta tendencia tiene que obedecer a algún tipo de actitud en el ambiente laboral y a las normas de las organizaciones en cuanto al absentismo por enfermedad, haciendo que las personas sientan miedo a faltar al trabajo.
Y es que las consecuencias de ir a trabajar enfermo no son pocas y sí muy negativas: el estudio descubrió que los altos niveles de asistencia al trabajo durante una enfermedad están relacionados con mayores niveles de ausencia por enfermedad; mayores niveles de estrés relacionado con el trabajo; niveles más bajos de bienestar psicológico reportado por los individuos; dificultades financieras personales; mayores niveles de percepción de presión por parte de directivos y colegas para trabajar cuando no se está bien; entre otros.
Como lo explica Katherine Ashby, autora líder de la investigación, en una nota de prensa, “en medio del clima económico actual, con una alta inseguridad laboral que hace que los empleados lo piensen mejor antes de tomarse un tiempo libre, comprender las causas y los efectos de la presencia durante la enfermedad es crucial. Además de la ausencia por enfermedad, medir el presentismo laboral puede ofrecer una imagen mucho más acertada de las pérdidas de productividad de una organización que están relacionadas con la salud”.
Es fundamental entonces que las compañías entiendan la importancia de fomentar y comunicar efectivamente unas políticas justas en cuanto a la salud de sus empleados y al derecho que tienen de quedarse en casa cuando no se sienten bien para asistir al trabajo. Es, así mismo, de sentido común, el comprender que una persona que se siente bien en su ambiente laboral y que sabe que no tendrá problemas si se enferma, será un empleado más comprometido que aportará más de sí mismo en el tiempo que permanezca dentro de la empresa gozando de buena salud.
Se puede concluir con unas palabras de Ashby: “combatir exitosamente las causas que subyacen al presentismo durante la enfermedad podría mejorar el bienestar de los empleados y, de esta manera, reducir tanto el presentismo como el absentismo por enfermedad”.
tendencia21.net
Un asunto de sentido común como lo es descansar cuando se está enfermo –algo que le puede suceder a cualquier ser humano- es visto en muchas empresas como una situación que se debe evitar a toda costa, y así se lo hacen saber a sus empleados para que lo piensen dos veces antes de tomar la decisión de no asistir a la oficina.
Teniendo en cuenta este común denominador y la tendencia de las organizaciones a preocuparse únicamente por los costos del absentismo por enfermedad, la firma The Work Foundation realizó un estudio con el fin de analizar las razones por las que muchos trabajadores van a trabajar cuando están enfermos.
Los resultados revelaron que para prevenir este tipo de absentismo se tiene que enfrentar también el problema de la asistencia al trabajo durante la enfermedad, ya que trabajar estando enfermo es parte del círculo vicioso en el que se cae cuando no se tiene una política correcta sobre el derecho de los empleados a no trabajar cuando tienen problemas de salud.
El estudio es uno de los primeros en el Reino Unido en adentrarse en la relación entre la presencia en el trabajo durante la enfermedad y el desempeño individual de los trabajadores.
Los costos de trabajar durante la enfermedad
Los datos encontrados en la investigación son bastante elocuentes acerca de lo negativo que es que los empleados asistan al trabajo cuando no se sienten bien: el costo de trabajar durante la enfermedad puede igualar o representar 1.5 veces más tiempo de trabajo perdido que el costo del absentismo por enfermedad.
Los autores del estudio subrayan que el enfoque de las empresas en la reducción del absentismo y su carencia de una adecuada comprensión del “presentismo laboral” (el ir al trabajo así se esté enfermo), pueden estar haciendo que los directivos desconozcan los costos escondidos de esta situación y se pierdan la oportunidad de mejorar la productividad de la mano de la salud y el bienestar de los empleados.
Cuando una persona se ve obligada a hacer un esfuerzo físico y mental bajo condiciones que, físicamente, no le permitirían a ningún ser humano desempeñar sus funciones normales, la situación pasa de ser sólo una enfermedad momentánea, a convertirse en un mayor estrés general, en una sensación de falta de bienestar laboral, en una obligación de hacer presencia a sabiendas de que no se está realizando bien ningún trabajo.
Y es que, como lo mencionamos antes, se trata de un ciclo en el que trabajar estando enfermo llega, incluso, a aumentar el absentismo: el estudio encontró que aquellos que faltan al trabajo cuando están enfermos también tienen una mayor tendencia a trabajar durante la enfermedad; asimismo, el 45% de los encuestados manifestaron haber trabajado uno o más días sin sentirse bien y el 18% dijeron haberse ausentado uno o más días durante el mismo período de cuatro semanas.
Además, otra encuesta que citan los autores encontró que sólo el 13% de los empleados de los sectores público y privado afirmaron no haber ido a trabajar cuando se encontraban demasiado enfermos, mientras que el 20% aseguró haberlo hecho durante el último mes y el 36% durante el último año.
Es evidente que existe una fuerte tendencia de los empleados a asistir al trabajo así sientan que sus capacidades no se encuentran en un nivel adecuado. Lo preocupante es que esta tendencia tiene que obedecer a algún tipo de actitud en el ambiente laboral y a las normas de las organizaciones en cuanto al absentismo por enfermedad, haciendo que las personas sientan miedo a faltar al trabajo.
Y es que las consecuencias de ir a trabajar enfermo no son pocas y sí muy negativas: el estudio descubrió que los altos niveles de asistencia al trabajo durante una enfermedad están relacionados con mayores niveles de ausencia por enfermedad; mayores niveles de estrés relacionado con el trabajo; niveles más bajos de bienestar psicológico reportado por los individuos; dificultades financieras personales; mayores niveles de percepción de presión por parte de directivos y colegas para trabajar cuando no se está bien; entre otros.
Como lo explica Katherine Ashby, autora líder de la investigación, en una nota de prensa, “en medio del clima económico actual, con una alta inseguridad laboral que hace que los empleados lo piensen mejor antes de tomarse un tiempo libre, comprender las causas y los efectos de la presencia durante la enfermedad es crucial. Además de la ausencia por enfermedad, medir el presentismo laboral puede ofrecer una imagen mucho más acertada de las pérdidas de productividad de una organización que están relacionadas con la salud”.
Es fundamental entonces que las compañías entiendan la importancia de fomentar y comunicar efectivamente unas políticas justas en cuanto a la salud de sus empleados y al derecho que tienen de quedarse en casa cuando no se sienten bien para asistir al trabajo. Es, así mismo, de sentido común, el comprender que una persona que se siente bien en su ambiente laboral y que sabe que no tendrá problemas si se enferma, será un empleado más comprometido que aportará más de sí mismo en el tiempo que permanezca dentro de la empresa gozando de buena salud.
Se puede concluir con unas palabras de Ashby: “combatir exitosamente las causas que subyacen al presentismo durante la enfermedad podría mejorar el bienestar de los empleados y, de esta manera, reducir tanto el presentismo como el absentismo por enfermedad”.
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