domingo, 26 de abril de 2009

Suegras "último modelo": Más compinches y menos metidas


Jura el estereotipo que la suegra de antes era la dueña de las verdades absolutas, la que era capaz de decir que no quería a su nuera porque era tan flaca que parecía tuberculosa. Que la suegra de antes era la que hacía de la cocina su reino, la que se regodeaba con asegurarse de que su nuera era incapaz de superar su tuco. Que la suegra de antes metía la lengua filosa en la crianza de los nietos avalada por la universidad de la experiencia. La mala noticia es que las suegras con dientes filosos y cascabel en la cola no se extinguieron. La buena es que cada vez son menos.
Muchas de las suegras modernas son más compinches y menos entrometidas. Lo sostienen en la Asociación Psicoanalítica Argentina: por el cambio de rol de la mujer, la cuerda que une a nueras, yernos y suegras dejó de ser tan tirante, especialmente en las parejas jóvenes. "La sensación es que las suegras que antes agobiaban ahora hacen falta. Hace décadas, existía la "gran familia": enormes casas chorizo con cabida para tres generaciones y en donde la suegra se entrometía pero ayudaba.
Claro que había de las buenas y de las responsables del estereotipo: las que no admitían que viniera la mujer joven a meterse a su cocina, las que querían criar a sus nietos porque no dudaban de que podían hacerlo mejor y las que eran incapaces de dar un paso al costado y aceptar que su hijo no era más su nenito", describe Graciela Faiman, terapeuta de familia y pareja.
Y compara: "Hoy es más fácil ser una suegra piola porque la mujer tiene más intereses fuera de la casa, pero sigue habiendo de todo tipo: sobrevivieron las que no tienen vida propia, se pegan a los hijos y se inmiscuyen en sus vidas; hay suegras más equilibradas que entienden que tienen nietos y no otra vez hijos y no sienten culpas por no hacer más de lo que pueden. Y hay otras que se van al otro extremo: hacen tantos cursos y trabajan que sus hijos les reclaman que aparezcan, que les den una mano, que vayan a ver al nieto".
¿Por qué las relaciones son menos tensas?
"Porque decayó la idea de que la experiencia es la madre de la sabiduría. Antes prevalecía la idea de que la mujer tenía que ser ama de casa y madre, entonces cuando aparecía la nuera podían pasar dos cosas: o la suegra se sentía desplazada o la nuera se sentía en situación de examen permanente. Pensemos que antes, una suegra podía criticar a su nuera porque si trabajaba la gente iba a creer que el marido no la podía mantener", dice Diana Rizzato, miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar.
Dice Beatriz Goldberg, autora del libro "Suegras": "Antes, los mensajes eran más crudos, la suegra le decía al hijo: 'tu esposa es una inútil', hoy son más solapados porque nueras e hijos aprendieron a poner límites y eso evita choques y crea relaciones más sanas". Las que encontraron el equilibrio entre ayudar y no ser densas, son hoy un eslabón esencial: "A diferencia del modelo intrusivo, en las familias con hijos chicos comenzó a imponerse un modelo más solidario y cooperativo", dice Mónica Cruppi, investigadora en temas de pareja y familia de APA. Lo cierto es que la clásica competencia no se acabó sino que mutó. "Antes se competía por quién hacía mejor el tuco o las milanesas, con quién comían mejor los chicos o quién tenía la casa más reluciente (pensemos en el dicho: 'limpiar hasta donde ve la suegra'). Hoy, con las suegras jóvenes se compite por quién tiene mejor figura, quién es más exitosa, se viste mejor o abarca más tareas", dice Goldberg.
Si es cierto que las suegras son más mansas, habrá que deshacerse de todo un marketing. Los espantasuegras del Carnaval Carioca ya no van a tener gracia, Jaimito y los gallegos las van a extrañar y los chistes del tipo:
- Suegra, ¿En qué animal quisiera reencarnarse?
- En víbora... o en foca.
- Ah no. ¡No vale repetir! ya no van a tener gracia.




Dime qué suegra tienes...
Suegra psicopática: Es astuta, destructiva, manipuladora. Miente y se victimiza para lograr su objetivo.


Suegra simbiótica: No cortó el cordón con su hijo. Puede negar a su nuera o denigrarla. Es celosa y compite por su amor.

Suegra edípica: el modelo es el de "madre dominante-hijo sometido". Si la nuera tiene carácter débil la domina. Si tiene carácter fuerte, las peleas pueden hasta romper la pareja.

Suegra normal: El vínculo es solidario y de cooperación. No se mete en la pareja ni en la crianza de los hijos. Hablar claramente con la pareja del tema. Mantener la unión y la intimidad. El hijo debe poner límites precisos. No confrontar ni competir. Cuidar los espacios de la pareja porque el hijo está "capturado" y eso atenta contra la intimidad . No engancharse en su juego y no permitir la denigración (violencia emocional). Es esencial que haya acuerdo en la pareja acerca de los límites que se van a implementar.

No necesita límites porque no compite ni rivaliza.

Fuente: Mónica Cruppi (APA)
clarin.com

No hay comentarios: