A nadie sorprende que salgan novedosos inventos de Sillicon Valley, la tierra prometida de la computación. Pero cuando se trata de un desarrollo para la humilde bicicleta los entusiastas usuarios de ese transporte se maravillan.
Todo se debe a una invención de un joven de 28 años, Kent Frankovich, para proveer seguridad a los ciclistas en las carreteras, sobre todo cuando cae el sol: en esos momentos en los que las bicicletas tienden a hacerse objetos invisibles.
Con esta nueva creación, Frankovich quiere sustituir los reflectores que sólo trabajan cuando hay otras fuentes de luz y que sólo permiten ver al ciclista cuando se encuentra lo suficientemente cerca. También pretende dejar atrás a los bombillos que se colocan en el volante porque no alumbran el suelo lo suficiente.
La tecnología de su invento, Revolights, funciona así: se remueven las dos ruedas de la bicicleta y se le colocan dos anillos que abrazan la rueda con una especie de clips. Cada aro de iluminación tiene 12 luces led espaciadas en toda la circunferencia.
Una vez instalados, sus sensores son capaces de detectar y calcular qué tan rápido se está moviendo la bicicleta para iluminar el camino. Pueden hacerlo gracias a un "minicerebro" que funciona con baterías. Ello permite que sólo se iluminen las luces que están en el frente, en la rueda delantera, y las de la parte de atrás de la rueda trasera.
En 2008, según cifras de la Agencia Nacional para la Seguridad del Tráfico en Carreteras del gobierno de EE.UU., casi el 70% de los accidentes entre automóviles y bicicletas se debieron a la falta de visibilidad.
Según Frankovich, la mayoría de los accidentes ocurre en intersecciones en las que los choferes de automóviles no ven a la persona que va en la bicicleta. "Cualquier persona que haya manejado bici de noche se siente vulnerable. La idea es que mientras se esté manejando, sea posible ver el camino... pero sobre todo que el resto de los carros pueda verte a ti", explicó el creador en conversación con BBC Mundo.
Particular recolección de fondos
Aunque Frankovich vive en Palo Alto, California, al igual que Mark Zuckerberg y otros jóvenes empresarios, no contaba con el dinero suficiente para volver su idea realidad. "Hace un año creé el primer prototipo. Después de conversar con mi amigo Adam Pettler, decidí convertirlo en un producto. Jim Houk se sumó a la iniciativa y tiempo después decidieron colocarlo en clic Kickstarter".
Ese es el nombre una página web que propicia la creatividad y ayuda a juntar fondos para que cualquier proyecto (documentales, videojuegos, novedades tecnológicas, etc) pueda desarrollarse.
No hay que ser millonario, entonces. Lo único que hace falta es una buena idea que consiga el apoyo -y el dinero- de la gente.
Los ciclistas, en este caso, estuvieron muy dispuestos a colaborar. "Afortunadamente, se están creando nuevos caminos y tecnologías para convertir las ideas en algo tangible", dice el joven.
La meta de recolección era US$43.500, pero Frankovich y sus compañeros lograron que 1442 personas respaldaran el proyecto y lograran recaudar US$215.621. Todos ellos ahora esperan con ansias a marzo de 2012 para poder adquirirlo a un costo de US$ 220.
lanacion.com
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