Por Juan Yesnik
RevistaOhlala.com
Si algo podría calificar al hombre de creativo es el nivel de fantasías que pueda llegar a elaborar. Una fantasía es una representación mental de algo que hemos vivido o que creamos en nuestra mente; así como aquello que adaptemos a la forma que más se ajuste a nuestras necesidades y deseos. Son "fantasías sexuales" aquellas creaciones de la mente que producen excitación y "descontrolan la ratonera".
El tema es qué hacemos con esas fantasías, cómo juegan en los laberintos de nuestra mente, cuáles se concretan y comparten o cuáles nacieron para morir bajo siete llaves.
A esta altura, y recién iniciada la lectura, seguramente, cada uno habrá golpeado las puertitas que suelen llevarnos al orgasmo sin escalas. Cada uno con sus producciones, con sus respectivas causas, efectos y consecuencias.
¿Por qué fantaseamos?
Las fantasías pueden:
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Si algo podría calificar al hombre de creativo es el nivel de fantasías que pueda llegar a elaborar. Una fantasía es una representación mental de algo que hemos vivido o que creamos en nuestra mente; así como aquello que adaptemos a la forma que más se ajuste a nuestras necesidades y deseos. Son "fantasías sexuales" aquellas creaciones de la mente que producen excitación y "descontrolan la ratonera".
El tema es qué hacemos con esas fantasías, cómo juegan en los laberintos de nuestra mente, cuáles se concretan y comparten o cuáles nacieron para morir bajo siete llaves.
A esta altura, y recién iniciada la lectura, seguramente, cada uno habrá golpeado las puertitas que suelen llevarnos al orgasmo sin escalas. Cada uno con sus producciones, con sus respectivas causas, efectos y consecuencias.
¿Por qué fantaseamos?
Las fantasías pueden:
- Orientar el juego sexual que queramos poner en práctica (masturbarnos pensando en eso, tomar impulso en el acto con otra persona, etc.)
- Liberar las inhibiciones o pudores, que cada quien sabrá porque no lleva al acto, y gozar con "lo prohibido"
- Ser el motor y única fuente de inspiración de aquellos que por baja autoestima no se animan a concretar el juego con un "otro"
- Sostener la vida sexual que se lleva en la vida cotidiana (muchos juegan a que tienen sexo con X persona o personaje mientras el compañero de cama es alguien que no despierta toda la excitación necesaria)
Y muuuuucho más.
¿Cómo fantaseamos?
Nuestra mente es una infinita conexión de neuronas y en cada sinapsis todo puede pasar. Los recuerdos -los recientes y lejanos- una imagen, una película, un aroma o algo inesperado, del que muchas veces nos preguntamos "de dónde salió para que nos provoque tanto placer".
Las fantasías suelen tener un lugar oscuro y pueden abrir interrogantes. ¿Soy realmente feliz con mi pareja?, ¿qué es esta intriga que me despiertan ciertos juegos sexuales con gente de mi mismo sexo?, ¿por qué gozo con esto que es indecente o condenado?...
Quien crea que sus fantasías pueden ser disfuncionales, quien crea que esas madejas privadas de goce provocan culpa o inseguridad, siempre hay un profesional que puede orientarnos e, incluso, en algunos casos, hacer de esas "sombras", fantasías sanas y gozosas.
Hay ilusiones sexuales que suelen ser la evidencia o las "puntas del iceberg" de un trastorno sexual. Otras pueden obedecer a un duelo obsesivo entre el mundo real e imaginario, producto de un excesivo nivel de exigencia y perfección. Hay tantas fantasías como historias de deseo se puedan imaginar.
Las fantasías, así como sucede con los sueños recurrentes, suelen ser indicios o herramientas para trabajar en el consultorio. También son información que, en algunos casos, se debería compartir con la pareja, para mejorar la performance de cada encuentro.
El sexo de las fantasías
Se cree que el hombre tiene más fantasías sexuales que las mujeres y que en "los ratones masculinos" el queso está puesto en el plato de los estímulos visuales. Ellas tienen un sensor más delicado y exquisito relacionado con el tacto y el olfato.
Generalmente, las mujeres prefieren concretar sus fantasías con sus parejas. Pero cuando esto no es del todo posible, suelen fantasear con viejos amores o relaciones idílicas. Ellas suelen fantasear mucho más que los hombres con la idea de "tener algo alguna vez con alguien de su mismo sexo"; generalmente, porque creen que entre mujeres se sabe lo que necesitan verdaderamente. El contenido de las fantasías femeninas tiene ribetes románticos, así como, en algunas pocas "noches sucias", quieren ser abordadas en forma salvaje.
Los hombres eligen "encender motores" con fotos o videos de alguna celebritie, botinera o chica de almanaque. El sexo oral y que lo masturben es prioridad en el menú de fantasías. Delira la idea de entregarse a más de una mujer que, si juegan entre ellas, mucho mejor. La mujer esclava, predispuesta y solitaria gobierna cualquier plan. Las fantasías sobre sexo anal también son una obsesión.
Señoras y señores, a gozar. En privado o en compañía. Cuando se involucre a otro, siempre en su debido contexto de respeto y acuerdo. Cuando alguna luz de alerta se encienda, una vez más, el consejo de siempre: la consulta. Siempre se puede gozar más y mejor.
¿Cómo fantaseamos?
Nuestra mente es una infinita conexión de neuronas y en cada sinapsis todo puede pasar. Los recuerdos -los recientes y lejanos- una imagen, una película, un aroma o algo inesperado, del que muchas veces nos preguntamos "de dónde salió para que nos provoque tanto placer".
Las fantasías suelen tener un lugar oscuro y pueden abrir interrogantes. ¿Soy realmente feliz con mi pareja?, ¿qué es esta intriga que me despiertan ciertos juegos sexuales con gente de mi mismo sexo?, ¿por qué gozo con esto que es indecente o condenado?...
Quien crea que sus fantasías pueden ser disfuncionales, quien crea que esas madejas privadas de goce provocan culpa o inseguridad, siempre hay un profesional que puede orientarnos e, incluso, en algunos casos, hacer de esas "sombras", fantasías sanas y gozosas.
Hay ilusiones sexuales que suelen ser la evidencia o las "puntas del iceberg" de un trastorno sexual. Otras pueden obedecer a un duelo obsesivo entre el mundo real e imaginario, producto de un excesivo nivel de exigencia y perfección. Hay tantas fantasías como historias de deseo se puedan imaginar.
Las fantasías, así como sucede con los sueños recurrentes, suelen ser indicios o herramientas para trabajar en el consultorio. También son información que, en algunos casos, se debería compartir con la pareja, para mejorar la performance de cada encuentro.
El sexo de las fantasías
Se cree que el hombre tiene más fantasías sexuales que las mujeres y que en "los ratones masculinos" el queso está puesto en el plato de los estímulos visuales. Ellas tienen un sensor más delicado y exquisito relacionado con el tacto y el olfato.
Generalmente, las mujeres prefieren concretar sus fantasías con sus parejas. Pero cuando esto no es del todo posible, suelen fantasear con viejos amores o relaciones idílicas. Ellas suelen fantasear mucho más que los hombres con la idea de "tener algo alguna vez con alguien de su mismo sexo"; generalmente, porque creen que entre mujeres se sabe lo que necesitan verdaderamente. El contenido de las fantasías femeninas tiene ribetes románticos, así como, en algunas pocas "noches sucias", quieren ser abordadas en forma salvaje.
Los hombres eligen "encender motores" con fotos o videos de alguna celebritie, botinera o chica de almanaque. El sexo oral y que lo masturben es prioridad en el menú de fantasías. Delira la idea de entregarse a más de una mujer que, si juegan entre ellas, mucho mejor. La mujer esclava, predispuesta y solitaria gobierna cualquier plan. Las fantasías sobre sexo anal también son una obsesión.
Señoras y señores, a gozar. En privado o en compañía. Cuando se involucre a otro, siempre en su debido contexto de respeto y acuerdo. Cuando alguna luz de alerta se encienda, una vez más, el consejo de siempre: la consulta. Siempre se puede gozar más y mejor.
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