lunes, 17 de enero de 2011

Un egipcio se prende fuego ante el Parlamento para protestar por la pobreza

El ejemplo de Mohamed Bouazizi, que se prendió fuego en Túnez para protestar por la situación económica y que se convirtió en la mecha de unas protestas que han acabado por derrocar al dictador Ben Ali, sigue propagándose en los países árabes. Si ayer era un argelino el que se quemó a lo bonzo, hoy ha sucedido en Egipto. Se trata de un hombre que se ha quemado a lo bonzo ante el Parlamento egipcio, en el centro de El Cairo, en un acto de protesta contra las pobres condiciones de vida en el país, informan fuentes oficiales y presenciales.
Al parecer, el hombre ha intentado entrar en el Parlamento egipcio para exponer su problema y después de que le impidieran el ingreso en la Cámara Legislativa se ha quemado a lo bonzo. Un trabajador del Parlamento ha señalado que el hombre, cuya identidad no se ha divulgado de forma oficial, ha derramado gasolina sobre su cuerpo y después se ha prendido fuego en el momento en que varias personas intentaban aproximarse a él. Las llamas han sido sofocadas y el herido ha sido trasladado a un hospital. Según la versión on line del diario egipcio Al Masri al Yom, que cita testigos y fuentes policiales, el ciudadano se llama Abdo Abdelmanam Yafar y tiene 49 años. Los testigos han declarado a este medio que antes de quemarse, ha gritado: "Seguridad del Estado, seguridad del Estado, mi derecho se ha perdido en el Estado".
Oleada de protestas
Fuentes del Ministerio del Interior han precisado que el hombre era propietario de un pequeño restaurante en la provincia de Ismailiya, que protestaba por su cierre, decretado por el gobernador de esa provincia. Otra fuente de seguridad ha señalado que las heridas más serias las sufre en las manos y la cara y que se encuentra hospitalizado en estado grave. Ayer, el ministro de Exteriores de Egipto, Ahmad Abul Gheit, calificó de "absurdos" los temores al contagio de las protestas a otros países árabes. "Cada sociedad tiene sus propias especificidades. Aquellos que buscan provocar una escalada no lograrán sus objetivos", dijo.
El primero que se quemó a lo bonzo fue el tunecino Bouazizi hace un mes en una pequeña ciudad del interior del país. Era un licenciado universitario de 26 años que se ganaba el jornal vendiendo verduras que tomó una medida desesperada sin saber que su acto desembocaría en el acelerado fin del régimen del presidente tras cinco mandatos de autocracia. El paro desbordante entre la juventud más preparada académicamente, el anhelo de instaurar un régimen democrático que garantice las libertades, los salarios de miseria de trabajadores y campesinos, la corrupción desmesurada y el saqueo de bienes públicos perpetrado por la familia presidencial propiciaron un alzamiento popular el 17 de diciembre con consecuencias inéditas en el mundo árabe. En ningún país de la región ha conseguido nunca un levantamiento civil defenestrar a un presidente aparentemente tan bien asentado. Otros dos argelinos más han muerto de las misma manera y su ejemplo cunde en otros países musulmanes.
Ayer, un hombre de 37 años se quemó a lo bonzo en la región argelina de Tebessa, cerca de la frontera con Túnez, para protestar por la falta de empleo. Mohcin Buterfif fue hospitalizado en estado grave. Esta es la cuarta tentativa de suicidio por fuego que se registra en Argelia desde el miércoles pasado, según el diario El Watan. En todos los casos se trata de hombres jóvenes sin empleo.
Además de Egipto y Argelia, Libia, otro país magrebí atenazado por una dictadura, está siendo también escenario de algunas protestas en las ciudades de Darna y Bengasi, donde se estarían registrando incidentes y quemas de algunos comercios. Hay también focos de protestas en Trípoli, donde se han desplegado las fuerzas de seguridad. Las informaciones, que proceden de las redes sociales de Internet, son escasas. Muamar el Gadafi, que se declaró a favor de Ben Ali, bloqueó ayer YouTube. Fuera del Magreb, miles de universitarios yemeníes se manifestaron el domingo en Saná, la capital, para solidarizarse con los tunecinos y llamar a los pueblos árabes a rebelarse contra unos dirigentes "mentirosos y asustados". En Jordania, quienes capitanearon las protestas fueron unos cientos de militantes de sindicatos y partidos islámicos, que se plantaron ante la sede del Parlamento, en Ammán, para pedir la dimisión del primer ministro, Samir Rifai, y exigir reformas políticas. También en Gaza hubo marchas a favor del pueblo tunecino.
elpais.com

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