La alerta de contaminación por dioxinas en Alemania se ha transformado ya en un auténtico escándalo sanitario. Según ha informado esta mañana el Ministerio de Agricultura del estado de Schleswig-Holstein, ya en el mes de marzo un laboratorio advirtió del aumento de la carga de dioxinas en carne porcina en una muestra que presentaba valores más de dos veces superiores a los permitidos, que son 0,75 nanogramos por kilo.
Las autoridades, sin embargo, no dieron parte a Bruselas de estas incidencias hasta el pasado 28 de noviembre y solamente comenzaron a cerrar granjas afectadas hace tres días, cuando las partidas de carne contaminadas se encuentran ya repartidas por todo el territorio alemán e incluso han sido exportadas al menos a Holanda y Reino Unido, a pesar de que la primera información ofrecida por Berlín a la Comisión Europea aseguraba que ningún lote de carne había traspasado la frontera.
Alimentos para mascotas sin control
Además, la inclusión del producto contaminado en productos alimenticios para mascotas, menos supervisado que los productos para consumo humano, parece estar fuera de control y los dueños de animales domésticos prescinden de ellos de forma generalizada.
"No tenemos carne y lo peor es que no sabemos cuándo nos la volverán a servir, porque las granjas proveedoras están cerradas y todavía no tenemos información de las autoridades sanitarias, una lista definitiva de proveedores limpios", reconoce Marion Breslaw, gerente de un supermercado en Torgau, Sajonia.
Los problemas de suministro tienen su origen en las más de 4.700 granjas cerradas. "El caso es que da igual que tengan carne o no, porque aunque tuviésemos los estantes llenos, nadie quiere comprarla, los clientes desconfían y nosotros mismos no podemos darles información fidedigna sobre qué productos pueden consumirse y cuáles no. Pechuga de pollo no, de acuerdo. Pero qué salchichas pueden comerse, desde qué fecha de fabricación estamos hablando… de eso no sabemos nada. ¿Y qué me dice de los productos de pastelería que se confeccionan con huevo? Nadie nos informa", se queja un director de la cadena de supermercados REWE, en Berlín Mitte.
Análisis granja por granja
El Ministerio de Consumo no da abasto. Es necesario realizar análisis de laboratorio granja por granja y el presidente de la Asociación Federal de Control de Alimentos (BVLK), ha demandado la creación urgente de 1.500 nuevos puestos de inspectores que se sumarán de inmediato a las 2.500 personas se ocupan actualmente de vigilar las más de 1,1 millones de explotaciones animales existentes en el país.
La ministra de Consumo, Ilse Aigner, repite en todos los medios de comunicación que la contaminación por dioxinas no supone un peligro para la salud pública, pero la magnitud del problema no deja indiferentes a los consumidores. Se ha confirmado en al menos 25 fábricas de piensos el uso de aceites industriales, aptos para la fabricación de lubricantes, pero no para el consumo, una infracción flagrante de la legislación alimentaria que posiblemente ni siquiera podrá ser multada porque algunos de estos fabricantes de piensos ya han anunciado que planean declararse en insolvencia.
Además está el asunto de las indemnizaciones. La Unión de Agricultores pide compensaciones por los entre 40 y 60 millones de euros que están perdiendo semanalmente a causa del cierre de las granjas.
elmundo.es
1 comentario:
Las dioxinas y los furanos son los productos más tóxicos que el hombre ha logrado sintetizar, uniendo átomos de cloro (el veneno más potente del planeta) a compuestos orgánicos. Terrible que se permita usar esto en la alimentación, ya sea de humanos o de mascotas. Gracias por el artículo, muy bueno. Besos!!
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