Durante el verano muchos niños se quejan de dolor de oído, un dolor generalmente muy intenso, que se agudiza al movilizar la oreja, por ejemplo para cambiarle la camiseta a través de la cabeza o al apoyar la oreja para dormir de lado. Aunque el dolor suele ser permanente, habitualmente de un oído, no de los dos, se hace insoportable cuando se mueve el pabellón auricular, también al mover la mandíbula o masticar.
La otitis es la infección del oído, suele estar producida por virus, bacterias y hongos. La otitis externa, la más frecuente en los meses calurosos, consiste en la infección del conducto auditivo externo, el que comunica la oreja con el oído medio. Este conducto externo finaliza en el tímpano, que es una membrana muy fina que vibra con el sonido.
La infección del oído externo se produce por la maceración de la piel del conducto debido al agua de las piscinas, por tanto afecta sobre todo a niños nadadores obsesivos, más a los buceadores, esos 'niños peces', que permanecen muchas horas del día dentro de la piscina. Durante este tiempo el agua, cloro y la contaminación inflaman las paredes de este conducto, permitiendo que las bacterias y hongos penetren en su interior. Los microbios pueden entrar, también, a través de traumatismos del conducto auditivo al hurgar en su interior para el rascado o la limpieza.
Por tanto, la limpieza del oído debe de realizarse solo con el dedo, sin bastoncillos ni instrumentos similares. La infección disminuye el tamaño del conducto afectado y sus paredes aparecen cubiertas de secreción. Esto se visualiza mediante un aparato llamado otoscopio que permite el diagnóstico. La otitis externa no suele cursar con fiebre, ni con supuración, síntomas acompañantes de la otitis media.
La otitis media es la infección del oído medio, se produce sobre todo en el invierno y en los meses más fríos, raramente durante el verano. El oído medio que empieza donde termina el oído externo, el tímpano consiste en una cavidad que contiene los huesecillos que permiten la transmisión del sonido, martillo, yunque y estribo. La infección del oído medio se produce a través de la garganta y de un fino conducto, llamado trompa de Eustaquio, que permite la aireación del oído medio. Aunque la otitis media puede aparecer aisladamente, generalmente se acompaña de síntomas catarrales y de fiebre.
Existen, por tanto, grandes diferencias entre la otitis del verano (generalmente otitis externa) y la del invierno (generalmente otitis media). Aquella aparece sobre todo en niños mayores, que son los que permanecen muchas horas nadando y buceando, mientras que esta es propia de los lactantes y niños pequeños.
La otitis externa suele cursar sin fiebre ni síntomas catarrales. La otitis media con fiebre, tos, mocos y, a veces, supuración del oído. Esta, está producida por virus y bacterias, aquella por bacterias y hongos.
La otitis externa tiene un buen pronóstico y es fácil de tratar. Se realiza aplicando unas gotas con antibióticos en el conducto enfermo. Obviamente es imprescindible evitar la causa.
Los niños afectados no pueden mojarse el oído durante los días de tratamiento. Mucho mejor es prevenir la enfermedad obligando a los niños a salir periódicamente del agua para calentarse y secarse al sol o con toallas, también secarse las orejas. Evite las otitis del verano, aunque no son graves, son muy dolorosas y desagradables.
elmundo.es
La infección del oído externo se produce por la maceración de la piel del conducto debido al agua de las piscinas, por tanto afecta sobre todo a niños nadadores obsesivos, más a los buceadores, esos 'niños peces', que permanecen muchas horas del día dentro de la piscina. Durante este tiempo el agua, cloro y la contaminación inflaman las paredes de este conducto, permitiendo que las bacterias y hongos penetren en su interior. Los microbios pueden entrar, también, a través de traumatismos del conducto auditivo al hurgar en su interior para el rascado o la limpieza.
Por tanto, la limpieza del oído debe de realizarse solo con el dedo, sin bastoncillos ni instrumentos similares. La infección disminuye el tamaño del conducto afectado y sus paredes aparecen cubiertas de secreción. Esto se visualiza mediante un aparato llamado otoscopio que permite el diagnóstico. La otitis externa no suele cursar con fiebre, ni con supuración, síntomas acompañantes de la otitis media.
La otitis media es la infección del oído medio, se produce sobre todo en el invierno y en los meses más fríos, raramente durante el verano. El oído medio que empieza donde termina el oído externo, el tímpano consiste en una cavidad que contiene los huesecillos que permiten la transmisión del sonido, martillo, yunque y estribo. La infección del oído medio se produce a través de la garganta y de un fino conducto, llamado trompa de Eustaquio, que permite la aireación del oído medio. Aunque la otitis media puede aparecer aisladamente, generalmente se acompaña de síntomas catarrales y de fiebre.
Existen, por tanto, grandes diferencias entre la otitis del verano (generalmente otitis externa) y la del invierno (generalmente otitis media). Aquella aparece sobre todo en niños mayores, que son los que permanecen muchas horas nadando y buceando, mientras que esta es propia de los lactantes y niños pequeños.
La otitis externa suele cursar sin fiebre ni síntomas catarrales. La otitis media con fiebre, tos, mocos y, a veces, supuración del oído. Esta, está producida por virus y bacterias, aquella por bacterias y hongos.
La otitis externa tiene un buen pronóstico y es fácil de tratar. Se realiza aplicando unas gotas con antibióticos en el conducto enfermo. Obviamente es imprescindible evitar la causa.
Los niños afectados no pueden mojarse el oído durante los días de tratamiento. Mucho mejor es prevenir la enfermedad obligando a los niños a salir periódicamente del agua para calentarse y secarse al sol o con toallas, también secarse las orejas. Evite las otitis del verano, aunque no son graves, son muy dolorosas y desagradables.
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