lunes, 3 de enero de 2011

Estrés, fobias e hiperactividad también afectan a las mascotas

Después de pasar un fin de semana en Mar del Plata, la familia Suárez volvió a su casa y se encontró con una sorpresa. Su perro Rudy, un cachorro bulldog que había quedado en el hogar al cuidado de un vecino, había destrozado el sillón nuevo, arañado las paredes, mordisqueado el mueble de la televisión y ladrado sin parar durante todas las noches que estuvieron ausentes. Los Suárez decidieron ponerle punto final al problema: o Rudy se iba de la casa o... hacía terapia. Es que, igual que los seres humanos, los animales domésticos sufren de depresión, estrés, ansiedad, fobias y trastornos obsesivo compulsivos. Por eso requieren de veterinarios y expertos en comportamiento animal que los “analicen” y entiendan qué hay detrás de sus malas conductas para modificarlas con terapia y psicofámacos.
“Como los seres humanos, los animales también se estresan. La falta de bienestar o de ejercicio físico, un espacio reducido o ruidos excesivos pueden generar estrés psicológico”, explicó María Virginia Ragau, médica veterinaria y especialista en zoopsiquiatría. Según la experta, las principales consultas son por problemas de agresividad, ya que se pone en riesgo la vida, pero también las hay por fobias, hiperactividad y trastornos jerárquicos (cuando el perro duerme en la cama o come con sus dueños en la mesa).
Convivencia. Otros de los trastornos de conducta más comunes son los obsesivo compulsivos, que se manifiestan con el ladrido excesivo o cuando el animal se persigue la cola girando en círculos sobre sí mismo. También la ansiedad por separación, que se da sobre todo en aquellos perros que están muy apegados a su dueño. “No hay que olvidar que el perro es un mamífero social y no entiende por qué se queda solo cuando el resto del grupo, por ejemplo, se va de vacaciones”, indicó Ragau (ver recuadro).
De hecho, un estudio de la Universidad de Bristol, en el Reino Unido, publicado en Current Biology, reveló que los perros que están ansiosos cuando se quedan solos tienden a mostrar una conducta pesimista. Así como el estado emocional de una persona afecta sus juicios, el estudio probó que esto también se aplica a los canes. “Un animal que ve el vaso medio lleno es menos propenso a estar ansioso cuando se lo deja solo que uno con una naturaleza más pesimista”, manifestó Mike Mendl, responsable del trabajo.
El problema es que los trastornos de conducta de perros y gatos son una de las principales causas de abandono o eutanasia. “Casi siempre surgen cuando hay un mal manejo del animal o una crianza inadecuada. Por eso es muy importante su prevención y tratamiento”, opinó Ragau.
Al diván. “Las mascotas llegan a la consulta por derivación de su veterinario. Se les hace un completo examen del comportamiento, luego un diagnóstico y de ahí se le indica un tratamiento a seguir”, sostuvo Claudio Gerzovich Lis, médico veterinario y experto en conducta animal. En todos los casos, el tratamiento consiste en una terapia de comportamiento –que difiere del adiestramiento animal– acompañada por el suministro de psicofármacos, entre ellos algunos de uso en humanos como antidepresivos y ansiolíticos. De hecho, el laboratorio Eli Lilly sacó al mercado en 2007 un Prozac exclusivo para mascotas. “La medicación se utiliza sólo en casos específicos, como último recurso y con indicación precisa de un médico veterinario”, advirtió Gerzovich Lis.
¿Cuándo hay que consultar a un zoopsiquiatra? Lo ideal es prevenir realizando una correcta educación del cachorro. “El momento de asesorarse con un veterinario especializado es antes de adoptar un animal. El experto los puede aconsejar a la hora de elegir un perro en cuanto a la raza o el sexo, dependiendo de si es un animal destinado a compañía o a seguridad. Además, no es lo mismo si quien lo adopta es una familia con hijos o una persona mayor”, sostuvo Gerzovich Lis.
Sobre las vacaciones
Con el verano y la llegada de las vacaciones, surge el interrogante sobre qué hacer con las mascotas durante un viaje para que no sufran de estrés ni ansiedad por separación. “En el caso de los gatos, que son muy territoriales, el mejor consejo es que el animal se quede en su casa y pedirle a algún vecino o amigo que concurra todos los días a alimentarlo y darle un paseo”, explicó la veterinaria María Virginia Ragau. En cambio, en los perros el tema es más complicado porque son mamíferos sociales y necesitan interacción con los seres humanos.
“Lo ideal es que la familia lo lleve de viaje con ella. Si es imposible, como alternativa, se puede dejar al animal en una guarderia adecuada y de confianza”, indicó Claudio Gerzovich Lis, experto en comportamiento animal. Otra opción es que el perro vaya a la casa de un familiar o amigo que ya conozca, donde se sienta acompañado y con una rutina similar a la de su hogar. Los especialistas coinciden en que hacer una consulta antes de grandes cambios como viajes, mudanzas o la llegada de un bebé a la familia es clave para prevenir futuros problemas de comportamiento en los animales.
diarioperfil.com.ar

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