Los profundos cambios producidos en los últimos años en el estilo de vida han supuesto una serie de alteraciones para la salud femenina. A partir del estrés creciente generado por las rutinas del nuevo milenio, a lo que se suman diversos factores como los cambios en la alimentación, la evolución de la moda con la aparición de nuevos materiales y de nuevos calces en las prendas, así como los avances en los productos de higiene íntima, una de las afecciones que han experimentado un mayor incremento dentro de la población femenina es la infección vaginal, comprendiendo en la actualidad el 80% de los casos de consulta ginecológica.
La infección vaginal es una respuesta del cuerpo ante la presencia de determinados tipos de bacterias u hongos, así como a ciertos tipos de lesiones de la zona vulvar, señaló la doctora Susana Pilnik, médica ginecóloga, miembro de la Sociedad Argentina de Endocrinología Ginecológica y de la Reproducción. Normalmente, la piel y las mucosas que recubren la vagina se encuentran recubiertas por microorganismos que conforman una flora habitual no patógena, es decir, que no causa enfermedad. Sin embargo, determinadas circunstancias como una lesión o una irritación en los tejidos, o bien una alteración del pH vaginal, pueden permitir un avance de estos microorganismos fuera de sus áreas "permitidas", provocando al mismo tiempo un desequilibrio que permita el ingreso en la zona de otros microorganismos, potencialmente peligrosos, en un proceso que puede desembocar en una infección.
El pH es un indicador que determina el grado de acidez o alcalinidad de una sustancia o de un área definida, siendo lo alcalino lo contrario de lo ácido. La piel del cuerpo humano tiene distintos valores de pH dependiendo de donde esté ubicada y de cual sea su función. La zona vulvar tiene precisamente un pH inferior al de otras partes del cuerpo, siendo esta mayor acidez la barrera utilizada para impedir el crecimiento de microorganismos indeseables. Por eso mismo, una higiene íntima adecuada constituye un elemento vital para el cuidado de la salud de la mujer, ya que la alteración de este normal nivel de acidez puede permitir la acción de los elementos causantes de la infección.
Para mantener este correcto equilibrio es necesario utilizar un jabón que conserve el pH ácido del área vulvoperineal, ya que los jabones comunes poseen un nivel de alcalinidad demasiado alto que puede alterar el balance protector propio de la vagina. Se recomienda, asimismo, utilizar toallas higiénicas sin perfumes ni aditivos que puedan resultar irritantes, cambiándolas cada 4 a 6 horas, y lavarse las manos antes y después de colocar toallas higiénicas y tampones, cambiando estos últimos también cada 4 a 6 horas. No se recomienda el uso de papel higiénico adicionado con productos químicos como perfumes o colorantes ni el uso de duchas intravaginales.
En cuanto a la indumentaria, se recomienda utilizar ropa interior de algodón o que tenga cubierta de algodón en toda el área de la entrepierna, sin dejar zonas sin cubrir que puedan entrar en contacto con la ropa exterior, procurando además no dejar residuos de jabón luego de su lavado. No son recomendables los suavizantes demasiado fuertes para el enjuague de la ropa interior. También debe evitarse la utilización de ropa muy ajustada o de materiales sintéticos, como jeans o ciertas prendas deportivas.
Otras recomendaciones incluyen no retirar por completo el vello púbico al depilarse, ya que éste cumple una función protectora de los genitales femeninos, orinar antes y después del acto sexual, para prevenir la cistitis, no utilizar piercings o tatuajes en el área genital y, fundamentalmente, realizarse controles ginecológicos regulares.
Los síntomas básicos ante los cuales se debe estar alerta son la aparición de flujo vaginal de olor fuerte y desagradable, ardor al orinar, picazón en la zona genital o molestias al mantener relaciones sexuales. Debido a que ciertas enfermedades de transmisión sexual, como gonorrea o clamidia, pueden provocar alteraciones en los flujos vaginales de similares características para el ojo no especializado, es importante, ante cualquiera de los síntomas descriptos, permitir que un médico ginecólogo efectúe el diagnóstico lo más rápido posible e indique el tratamiento adecuado.
Juan Manuel Ríos
lanacion.com
1 comentario:
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