Se produce a raudales durante el parto para facilitar las contracciones; es la hormona que permite a las mujeres producir leche para alimentar a su descendencia y sin ella no existiría el fuerte vínculo materno-infantil que nos permite sobrevivir nada más nacer. La clave de todo ello está en la oxitocina, la llamada 'hormona del amor', cuyas propiedades se conocen un poco más gracias a un nuevo estudio publicado ahora en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
El papel de la oxitocina en el modo en que los seres humanos crean fuertes vínculos de afecto con los otros es algo bien conocido. Sin embargo, un nuevo ensayo realizado con varones adultos durante varias semanas, demuestra que más que crear dichos lazos, esta sustancia refuerza los sentimientos previos.
Para comprobarlo, un equipo del departamento de Psiquiatría del Hospital Mount Sinai de Nueva York (EEUU) administró una dosis de oxitocina intranasal a varios hombres a los que previamente se les había preguntado sobre las relaciones afectivas con sus madres durante su infancia.
Curiosamente, la 'hormona del amor' no tuvo un efecto homogéneo en todos los participantes. Aquéllos que más fuertes vínculos habían tenido con sus progenitoras, veían reforzadas estas sensaciones gracias a la oxitocina endógena. Por el contrario, entre los que habían mantenido relaciones más distantes el fármaco también reforzaba las relaciones preexistentes.
Como reconoce en su estudio, aunque esta hormona es clave para la supervivencia hasta ahora se conocía poco sobre los mecanismos biológicos que permiten a un ser humano establecer vínculos afectivos de por vida. Sin embargo, añaden, sus observaciones muestran que sus efectos no son sólo positivos, sino que de alguna manera pueden estar mediatizados por sensaciones y sentimientos previos. Aunque como reconocen, habrá que ver si sus conclusiones se repiten en un experimento con mujeres en lugar de con varones.
elmundo.es
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