Resulta sorprendente la capacidad de los seres humanos para contaminar, incluso cuando han dejado de respirar. Sin embargo, tanto se si se opta por el entierro (inhumación) como por la incineración (cremación), existen numerosas propuestas para cuidar el medio ambiente y morirse sin dejar huella.
La idea de los entierros ecologicos no es nueva y hace ya varios años que se practican en EEUU, Nueva Zelanda, Reino Unido y otros países del norte de Europa. Básicamente se trata de realizar ceremonias más austeras y de prescindir de los elementos innecesarios en los funerales.
Varias organizaciones sin ánimo de lucro, como Green Burial Council en EEUU o The Natural Death en el Reino Unido, fomentan desde hace varios años los entierros ecológicos, que cada vez tienen más adeptos y suelen celebrarse en cementerios naturales o en lugares al aire libre. Su deseo es que el cuerpo humano vuelva a la Tierra y la naturaleza convierta la muerte en vida.
Las funerarias españolas se han ido adaptando a las nuevas necesidades y cada vez ofrecen una mayor variedad de productos para intentar causar el menor impacto ambiental posible.
Ataúdes sostenibles
Para fabricar ataúdes de maderas nobles hay que talar millones de árboles cada año, a lo que se suma el empleo de cierres metálicos y lacas para barnizarlos. Las fibras sintéticas de las telas que forran el féretro y de los trajes de los fallecidos, así como los productos químicos para embalsamar los cuerpos, dejan también su huella ambiental bajo tierra.
Para paliar estos problemas, empresas funerarias como Mémora comercializan ataúdes de madera con certificación FSC, que garantiza que proceden de talas controladas para evitar la deforestación. El barniz clásico se sustituye por tintes al agua, no llevan herrajes metálicos y el interior de la caja es de algodón 100%.
Los entierros ecológicos evitan, en la medida de lo posible, el uso de productos químicos que contengan derivados del formol, pues son altamente contaminantes y requieren una manipulación muy cuidadosa. De hecho, algunos estudios sugieren una mayor incidencia de cáncer entre los empleados que han estado expuestos a esta sustancia, que dejará de usarse en 2014. Mientras tanto, el sector funerario europeo prueba otros conservantes más ecológicos, como los biocidas.
Algunas funerarias españolas también disponen de sudarios o de trajes de caballero 100% algodón con botones de madera para evitar la contaminación que provocan las fibras sintéticas. Se usan tanto en enterramientos como en incineraciones.
Hornos crematorios con filtros
Aunque la incineración de un cadáver genera un menor impacto ambiental que el enterramiento tradicional, provoca emisiones contaminantes a la atmósfera.
Además de las ropas sintéticas, que al quemarse emiten dioxinas, los cuerpos llevan a veces empastes realizados con una amalgama de mercurio, un material muy contaminante. El problema es particularmente grave en el Reino Unido, donde toda una generación de ciudadanos llevan empastes de este tipo. Para reducir estas emisiones, en España se están instalando poco a poco hornos de cremación con filtros.
En ocasiones la tradición puede ser un obstáculo para los enterramientos ecológicos. Por ello también se ofrece la posibilidad de alquilar un féretro tradicional que contiene una caja muy sencilla, totalmente biodegradable, fabricada con derivados de la madera. Tras el funeral, ésta es la caja que se entierra o se incinera: "Si alguien quiere una limusina o un coche especial para una boda, lo alquila. No se le ocurre comprarlo. Nosotros proponemos hacer lo mismo con el ataúd". Jordi Requena, uno de los propietarios de la compañía funeraria LIMBO, defiende así su original propuesta para irse de este mundo generando el menor impacto posible.
Los gallegos son los más reacios a comprar féretros ecológicos y siguen prefiriendo lujosos ataúdes de maderas nobles. En el otro extremo están Cataluña y Baleares, que son las comunidades más ecológicas a la hora de contratar servicios funerarios. El aumento de residentes extranjeros en el sur de España (sobre todo de EEUU y del Norte de Europa) ha hecho que aumente la demanda de productos funerarios ecológicos en algunas localidades de Andalucía.
Urnas ecológicas
Las incineraciones siguen aumentando en nuestro país (ya se realizan en 29 de cada 100 fallecimientos) por lo que cada vez es más frecuente esparcir las cenizas de los difuntos. El problema es que hay gente que en lugar de llevarse las urnas, las abandona en la naturaleza. Se han encontrado zonas de costa o en lugares insospechados como el estanque del parque del retiro en Madrid.
La opción ecológica es comprar urnas biodegradables, que están fabricadas con sal, tierra, arena o cartón, de manera que se desintegran cuando entran en contacto con el agua o con la tierra. Incluso algunas llevan una semilla dentro para que al ser enterradas nazca un árbol y surja una nueva vida.
elmundo.es
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