Por Marcelo Pavazza
Entenderlo del todo es arduo. En realidad, si nos atenemos al simple enunciado, "el ADN es la molécula fundamental de la vida, porque lleva en su estructura la información hereditaria que determina las características y funciones esenciales del organismo", todo va bien. Hasta podemos repetir y memorizar que el ADN es la sustancia existente en los cromosomas, dentro del núcleo de cada célula; que su función es proveer el código genético que determina todas las características individuales de las personas y que esa sustancia se hereda -por mitades, lo que se llama herencia somática- de nuestros padres y se lega a nuestros hijos.
Ahora, si le preguntamos a un experto cómo se hace un exámen de ADN, es decir, cómo se pueden averiguar identidades y filiaciones a través de una molécula, la colisión con nombres y métodos aturde. A no ser que tengamos a mano a Santiago Girón, que dirige el laboratorio de Estudios Genéticos Aplicados de la Universidad Nacional de Quilmes, para explicárnoslo.
Extracción, amplificación y revelado son los tres pasos que median entre la obtención del ADN y el resultado final de su análisis. Girón (quien junto con su equipo tarda unos treinta días en obtenerlos) se esfuerza aquí por explicarnos cómo se hace uno de los estudios genéticos más usuales: el de paternidad.
"Primero se realiza la extracción, que es un proceso sencillo porque se parte de células bucales o sanguíneas. A través de un compuesto químico, esas células se rompen, y de toda esa sopa celular se extrae el ADN de todos los cromosomas del individuo, purificado, separado ya del resto de cada célula. Una vez que tenemos el ADN puro, comienza lo que se llama proceso de amplificación. Para saber, por ejemplo, si una persona es hija de otra, se analizan genes dentro del ADN. ¿Qué parte de genes se estudian? Hay que tener en cuenta que el 90 o 95 por ciento del ADN de las personas es igual. Veamos un ejemplo: el gen que codifica para la albúmina, que es una proteína de la sangre, es igual en todos los individuos, es idéntico. Esto último es necesario, dado que la albúmina tiene la misma función en todos nosotros. Entonces, ¿cómo se hace para diferenciar a una persona de otra analizando algo idéntico entre ellas? Hace unos quince o veinte años se descubrió que en ese gen de la albúmina hay determinadas partes que sirven para formarla y determinadas partes intermedias que, en un principio, se pensaba que era ADN basura, que no servían para nada. Nosotros nos basamos en ese «ADN basura», que está en el medio, porque más allá de que siga un patrón común, es distinto en todas las personas. Volvamos a la albúmina: su ADN basura puede ser una secuencia de, digamos, tres o cuatro unidades de longitud. Que en la de una persona puede estar repetida diez veces, en tándem, una atrás de la otra, y en la de otra puede estar repetida doce. La primera persona le heredará a su hijo la repetición diez, y la otra la repetición doce. En eso nos basamos para hacer la identificación.
De cada uno de los genes tenemos, incluido el nuestro, solamente dos copias; esas dos copias son ínfimas para poder verlas; entonces, lo que se hace es una amplificación del sector deseado. Se utilizan dos marcadores, que toman una secuencia de ADN basura, se pone una enzima dentro de una máquina especial llamada "termocicladora" y se le ordena que haga copias entre esos dos marcadores. Como hace millones de copias, esa parte se vuelve visible y después se puede interpretar. Esa enzima que utilizamos es la polimerasa, que tiene la particularidad de resistir altas temperaturas. Una vez logrado amplificar eso (eso es un gen; nosotros amplificamos alrededor de 10, 15 o hasta 20 genes), finaliza el proceso de amplificación. O sea, de todo el genoma humano se analizaron 10, 15, 20 partes, elevadas en masa y volumen, para poder encarar el último proceso, que es el de revelado o de comparación.
En la ciencia, actualmente, todo lo que es ADN se ve en un 95 por ciento mediante un sistema que se llama electroforesis. El ADN, como cualquier molécula del cuerpo, tiene una carga eléctrica específica. Entonces, si yo la someto a un campo eléctrico -donde de un lado tengo el polo positivo y del otro, el negativo-, el ADN va a migrar dependiendo de su tamaño: cuanto mayor es, menos migra; cuanto menos tamaño tiene, más rápido lo hace. Eso es lo que se ve en el revelado: se monta lo que se llama un gel, se siembra en las calles el producto de estas amplificaciones y se dejan correr. Se revela, para que se vea, y después se hace la comparación entre bandas. Lo que es la banda del supuesto padre, la banda del supuesto hijo y la banda de la madre. Para cada uno de los genes, voy a ver dos valores. Sabemos que por cada uno de ellos tenemos dos copias. Sigamos con la albúmina, como para graficarlo: dentro de la copia a, yo tengo el gen con un ADN basura que tiene siete repeticiones, y después sigue; pero en la copia b, tengo seis repeticiones. Esto es lo que yo veo en el gel como dos bandas para el supuesto padre; por ejemplo, bandas 7 y 6. Entonces, el hijo, para ser hijo biológico (yo lo siembro al lado) tiene que compartir con el padre alguna de sus dos bandas. Y la madre tiene que compartir alguna de sus bandas con el hijo. Si este ejemplo se repite para todos los genes utilizados, estamos ante un caso positivo. Si por otro lado encontramos al menos dos genes en donde el supuesto padre no le hereda ninguna banda al hijo, el resultado informado es negativo. En definitiva, los únicos dos posibles resultados de estos estudios."
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