Por Verónica Dema
lanacion.com
Jorge Prilucas, de 67 años, siente que nació de nuevo. Hace un año y cuatro meses tuvo un ataque cerebral y quedó postrado, con medio cuerpo inmóvil, sin poder hablar y con dificultades para entender lo que se le decía. De aquellas horas, que recuerda como a través de un cristal empañado, le viene un momento en que su médico le tomó sus manos entre las suyas y le dijo: "Vamos viejo, mové la pierna", "eso me llegó más que cualquier remedio".
Desde entonces, Jorge supo internamente que podía recuperarse y le renacieron fuerzas. Empezó a rehabilitarse y en cuatro meses logró volver a su trabajo aunque, como dice haber aprendido la lección, asegura que ahora atiende las señales de su cuerpo. "Tengo un nuevo pacto de vida", dice a lanacion.com. "Trabajo 6 horas, hago la siesta religiosamente cada día, bajé 20 kilos y me dejo tiempo para la distracción, para viajar con mi mujer, para leer mucho, para jugar con mis nietos".
A veces, le parece increíble que durante años se haya privado de placeres tan simples. Como él, en la Argentina cada 4 minutos una persona sufre un ataque cerebral, según cifras del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, y se constituye en la segunda causa de muerte y la primera de discapacidad en adultos.
Sin embargo, esta afección que provoca graves lesiones cerebrales, puede tener un daño menor si se consulta no bien producido. De ahí la importancia de saber identificar sus síntomas y actuar con rapidez.
El neurólogo Angel Golimstok, jefe de la sección Neurología Cognitiva y Conductual Hospital Italiano, señala: "La mayoría de los pacientes se recupera, pero eso depende del tamaño y de la localización de la lesión, así como de la rapidez con que se inicien los tratamientos". Si se atiende al paciente no bien se produce el ACV, pueden reducirse considerablemente las secuelas motoras y cognitivas.
Tanto cuando la afección es causada por la súbita pérdida de flujo sanguíneo cerebral (isquémico), cuanto por el sangrado (hemorrágico), en las dos situaciones puede ocurrir que las neuronas se debiliten o mueran, ya que sin oxígeno las células nerviosas no pueden funcionar (las partes del cuerpo controladas por las regiones del cerebro afectadas, consecuentemente, también se paralizan).
El neurólogo Luciano Sposato, profesor del departamento de Neurociencias de la Universidad Favaloro y director del departamento de Neurología de Ineco, explica que los efectos de un ataque cerebral son a menudo permanentes, ya que las células muertas no se pueden reemplazar, pero enfatiza: "El reconocimiento temprano de los signos de un ataque y la búsqueda inmediata de atención médica se pueden reducir considerablemente las posibilidades de muerte y discapacidad".
Y se explaya en los tratamientos: una vez que se asegura la compensación del paciente existe una droga que permite destapar la arteria ocluida cuando se produce un infarto de cerebro. Eso sí, se debe aplicar dentro de las tres primeras horas de manifestados los síntomas, para lo cual el paciente debe llegar un hospital que cuente con un tomógrafo en las primeras dos horas. "Este tratamiento salvó a Jorge y le permitió una rehabilitación completa", afirma su médico.
Su paciente lo mira con una mezcla de admiración y agradecimiento. Terminan de conversar con lanacion.com y salen juntos del consultorio. Se pierden en una callecita arbolada en Palermo. Caminan a paso tranquilo, charlan animados.
Un proyecto de ley postergado
Hace más de un año, la Sociedad Neurológica Argentina promueve la creación de una Ley Nacional de Ataques Cerebrales con el objeto de disminuir la incidencia, mortalidad y secuelas del Ataque Cerebral en la población argentina. Teniendo en cuenta que en nuestro país se producen entre 130.000 y 180.000 ataques cerebrales por año, de los cuales el 30% fallece en el primer mes, la Sociedad Neurológica Argentina considera necesario tomar medidas concretas para prevenir el número de muertes y de discapacitados, además de disminuir el impacto económico que genera al sistema de salud.
El proyecto de ley contemplaría la creación de un Programa Nacional que será administrado y ejecutado por el Ministerio de Salud de la Nación y contará con el asesoramiento técnico de la Sociedad Neurológica Argentina. Se prevé la asistencia del paciente no sólo de forma clínica sino también considerando su contexto sociocultural. El proyecto contemplaría la creación de "Centro Primarios de Ataques Cerebrales" donde serán llevados los pacientes que estén sufriendo o hayan padecido un ACV.
Los Centros Primarios contarán con servicios, equipos e infraestructura suficientes para brindar prevención, diagnóstico y tratamiento a los pacientes. Dichos lugares serán seleccionados entre los distintos hospitales, clínicas y/o sanatorios privados en cada provincia y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Además, se crearán Centros Primarios en aquellas jurisdicciones donde no exista uno, equipándolo con la tecnología necesaria como también capacitando al personal. Los Centros Primarios trabajarán de forma integrada con las organizaciones que designe el Ministerio de Salud a fin de agilizar la comunicación y coordinación de nuevos métodos de tratamiento.
Los beneficiarios del programa serán aquellas personas que hayan sufrido o estén en riesgo de padecer un ataque cerebral en nuestro país.
El proyecto también plantea la realización de campañas educativas para prevenir la enfermedad, reconocer los síntomas y los factores de riesgo entre otros temas relacionados.
En Facebook, donde Sposato creó un grupo de apoyo a este proyecto de ley, ya hay casi 10.000 personas que dieron su apoyo. Quieren conseguir un millón de firmas para que lo trate del Congreso.
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