En vísperas de la nueva temporada de La Scala de Milán, una de las luminarias de la compañía de ballet reveló dramáticamente el grado de bulimia y anorexia que existe entre las bailarinas . Rompiendo la regla tácita de no hablar de los trastornos de la alimentación en el cuerpo de danza de elite de Italia, Mariafrancesca Garritano contó que una de cada cinco bailarinas que conocía era anoréxica y, como consecuencia de ello, muchas ahora no podían tener hijos .
“La posibilidad de que me echen se me cruzó por la cabeza pero amo a La Scala, me importa lo que le pase, y es por eso que espero que las cosas cambien ”, dijo Garritano (33), que obtuvo un lugar en la academia de la compañía a los 16 años.
La Scala, uno de los teatros más antiguos y prestigiosos del mundo , inaugura su nueva temporada el miércoles con la ópera Don Giovanni , de Mozart. El evento tradicionalmente atrae a lo más granado de la política y la industria italianas, así como a la realeza extranjera. Pero detrás de la rutilante fachada de la compañía, no todo está bien entre las bailarinas , según expresó Garritano, que contó todo en el libro La veritá, vi prego, sulla danza! ( ¡La verdad, por favor, sobre la danza! ).
Anorexia y bulimia son dos de los trastornos de la alimentación más comunes. La película El cisne negro , un drama psicológico, ofrece un dramático retrato de ellos (ver Los padecimientos...). Las repetidas advertencias sobre las presiones para que las jóvenes bailarinas castiguen su cuerpo en busca de la perfección física hasta ahora fueron desoídas en Milán, denunció Garritano. “Cuando estudiaba, de adolescente, los instructores me llamaban mozzarella y buñuelito chino delante de todos ”, recuerda. “Reduje mi ingesta a tal punto que mi menstruación se interrumpió durante un año y medio cuando tenía 16 y 17 años y adelgacé hasta pesar 43 kilos”.
Garritano dijo que siete de cada diez bailarinas de la academia sufrieron la interrupción de su ciclo menstrual mientras competían por comer menos. “Me las arreglaba con una manzana y un yogurt por día , confiando en que la adrenalina me ayudaría a cumplir con los ensayos”, sostuvo. “Algunas bailarinas debieron ser llevadas de urgencia al hospital para que las alimentaran con sonda, otras tuvieron cuadros depresivos y aún hoy necesitan terapia”, agregó. Las jóvenes también recurrían a cirugías de reducción de mamas para mantener una figura esbelta. “Están locas: yo primero soy mujer, después bailarina”, dijo. Según Garritano, una de cada cinco estudiantes se había vuelto anoréxica y un número más reducido bulímicas. Actualmente observaba la misma proporción entre sus colegas, “no sólo en La Scala sino también en toda la profesión. Y muchas ahora no pueden tener hijos ”.
Una vocera de La Scala no accedió a hablar sobre el tema. Garritano aseguró que le habían dicho que no hablara públicamente. “Quería alertar al mundo sobre esto y, gracias al libro, las estudiantes y sus madres ahora me hacen preguntas a través de Facebook”, reveló. “Todo lo que hace falta es que más bailarinas de ballet, más conocidas que yo, den un paso al frente y hablen”.
Los padecimientos de Nina
Nina (una flaquísima Natalie Portman) es bailarina en una compañía de ballet de Nueva York cuya vida se consume totalmente con la danza. Vive con su obsesiva madre, ex bailarina (Barbara Hershey), que ejerce un control asfixiante sobre ella. Y debe soportar las exigencias del director artístico del ballet (Vincent Cassel), que le propone interpretar los dos roles principales de El lago de los Cisnes . A partir de este disparador, El cisne negro (2010), dirigida por Darren Aronofsky, muestra el exigente mundo del ballet y los padecimiento y sacrificios que atraviesa Nina en búsqueda de la perfección y, más aún, la liberación. El filme recibió cinco nominaciones a los Oscar (entre ellas, mejor película), y ganó una estatuilla dorada por la esforzada actuación de Portman.
clarin.com
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