En lo que se refiere a engordar, no sólo se trata de lo que comes sino de cómo lo haces. Masticar mucho podría ayudar a ingerir menos cantidad de alimentos y menos calorías, según un estudio realizado en China. Además, prolongar este proceso parece alterar la secreción de las hormonas que regulan el apetito.
Los participantes (14 jóvenes obesos y 16 de peso normal) se sometieron a varios experimentos en los que debían masticar cada bocado 15 veces y 40 veces. Los responsables de la investigación analizaron la relación de una y otra pauta con la velocidad a la que comían y las calorías ingeridas.
Un primer análisis reveló que "comparados con los participantes delgados, los obesos tenían una mayor tasa de ingestión y masticaban menos veces por cada gramo de comida", explica el trabajo publicado en 'The American Journal of Clinical Nutrition'. Eso, a pesar de que el tamaño de los bocados y la frecuencia de masticación eran similares en ambos grupos.
Cuando los jóvenes tuvieron que comer un desayuno típico masticando un número concreto de veces, los autores observaron que 'entreteniendo' la comida en la boca durante 40 dentelladas el consumo de calorías era un 11,9% inferior que cuando sólo masticaban 15 veces, sin importar si se trataba de un participante obeso o no.
Efectos sobre la saciedad
"Las hormonas intestinales desempeñan un papel fisiológico en la regulación de peso corporal y la homeostasis de la energía y pueden ser objetivos útiles para futuras terapias contra la obesidad", explican los autores, procedentes de la Universidad Médica Harbin (China).
Según sus resultados, masticar más está asociado con niveles sanguíneos inferiores de grelina, que estimula el apetito, y niveles más altos de CCK, que parece reducirlo. Otras variables, como la cantidad de azúcar o de insulina en sangre no variaron.
Entre las posibles explicaciones a este fenómeno, los autores apuntan a que una mejor trituración de los alimentos podría llevar los nutrientes de forma más eficiente hacia el torrente sanguíneo lo que afectaría a la secreción hormonal del intestino y los procesos digestivos y de absorción.
Estos hallazgos, que deberán confirmarse en otros estudios, "indican que masticar poco es un factor de riesgo para la obesidad. Las intervenciones para mejorar la masticación podrían convertirse en una buena herramienta para combatir este problema", concluye el estudio.
elmundo.es
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