Alrededor de 500.000 personas sufren insuficiencia cardiaca hoy en día en España, aunque las previsiones anuncian que en un futuro próximo serán muchas más. La enfermedad, que se produce cuando el corazón no es capaz de bombear sangre suficiente al resto del organismo, aumenta cada año debido al envejecimiento de la población, lo que la está convirtiendo en la nueva 'epidemia del siglo XXI', tal y como la han bautizado los especialistas.
Aunque puede aparecer de forma repentina, generalmente el trastorno se desarrolla progresivamente en gente mayor con factores de riesgo cardiovascular -como hipertensión o problemas en las arterias coronarias- y suele dar la cara mediante una importante dificultad para respirar.
"Los pacientes suelen experimentar esta sensación de falta de aire al realizar esfuerzos importantes, pero en ocasiones, pueden notarla estando incluso en reposo", comenta Luis Almenar, presidente de la sección de Insuficiencia Cardiaca y Trasplante de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
La enfermedad, continúa el especialista, puede producir una gran limitación para la vida de quien la padece y, en fases avanzadas, se asocia con un aumento considerable de la mortalidad –el riesgo puede ser superior al 50% a los seis meses-, por lo que no es extraño que la investigación esté tratando de encontrar nuevas armas para combatirla.
Existen varios tratamientos farmacológicos clásicos –diuréticos, espironolactona, inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina, bebabloqueantes, etc- para intentar controlar la enfermedad y recientemente han aparecido nuevas opciones, como la Ivabradina y la Eplerenona que, según explica Almenar, "han demostrado mejorar notablemente la supervivencia en estos pacientes".
Además, también se han desarrollado dispositivos implantables –similares a un marcapasos- que "ayudan al corazón a contraerse de forma más sincronizada" y, en algunos casos, también pueden prevenir arritmias peligrosas, lo que mejora la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes.
Esta terapia, que se indica en pacientes con problemas de asincronía en el corazón, está actualmente en expansión, aunque un trabajo publicado esta semana en la revista 'Archives of Internal Medicine' sugiere que no debe emplearse a la ligera.
Según sus datos, esta técnica –conocida como resincronización cardiaca- sólo parece resultar beneficiosa en aquellos pacientes que presentan una asincronía muy marcada (cuyo intervalo QRS es superior a 150 milisegundos).
"Nuestros datos tiene importantes implicaciones para la práctica clínica", ha comentado Ilke Sipahi, profesor de la Case Western Reserve University (EEUU) y principal autor del trabajo, que ha realizado un seguimiento a 6.000 pacientes a los que se les había implantado un dispositivo. "Observamos que los individuos con problemas 'eléctricos' menos graves en el corazón no se beneficiaban de ningún modo de estos implantes caros y potencialmente peligrosos", subrayan.
"Este trabajo debe servir para seleccionar mejor a los pacientes", concluyen.
elmundo.es
1 comentario:
Muy buen aporte. Las enfermedades del corazón son las que más muertes generan en todo el mundo. Por este motivo, los médicos especialistas en esta área son muy valorados y cuentan con muchas posibilidades en el plano laboral.
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