sábado, 8 de enero de 2011

¿Necesita alguna evidencia palpable de que el calentamiento global está ocurriendo? Empiece a visitar los glaciares de la Patagonia.

Por Jimmy Langman
Hace dos años y medio, el río Baker de la Patagonia chilena triplicó de golpe su caudal y provocó un “tsunami” fluvial. En menos de 48 horas, autopistas, puentes y granjas sufrieron graves daños y docenas de animales perecieron ahogados. Los residentes no daban crédito al fenómeno. Jonathan Leidich, un estadounidense cuya empresa realiza recorridos turísticos por los glaciares vecinos, escaló el glaciar Colonia, en la margen oriental del Campo de Hielo Patagónico Norte y descubrió la causa de la misteriosa inundación: el lago Cachet 2 había desaparecido. El enorme lago glaciar de 3 kilómetros cuadrados había vertido sus 200 millones de metros cúbicos de agua en cuestión de unas pocas horas. ¿Qué sucedió? Los glaciólogos afirman que es un nuevo caso de “inundación por desbordamiento de lago glaciar” o GLOF (siglas en inglés de “glacial lake outburst flood”). La creciente tasa de descongelación del glaciar Colonia llenó de tal manera el lago que la presión del agua resultante provocó la formación gradual de un túnel bajo la superficie del hielo adyacente, por donde corrieron las aguas del lago. Desde el vaciamiento del Cachet 2, en 2008, el lago ha “desaparecido” en otras seis ocasiones.

Los GLOF no son, necesariamente, producto del cambio climático; de hecho, hace cuatro décadas ocurrió un GLOF en el río Baker. Sin embargo, el innegable calentamiento observado en la última década repercutió en los glaciares de todo el mundo y los especialistas concuerdan en que el cambio climático incrementó la frecuencia e intensidad del fenómeno. El mes pasado, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) publicó un informe sobre los glaciares montañosos durante la cumbre del cambio climático celebrada en Cancún, México, y afirmó que los glaciares de Argentina y la Patagonia chilena están “perdiendo masa más rápidamente y durante más tiempo que los glaciares de otras regiones del planeta”. “La acumulación de pruebas científicas nos revela una clara tendencia que vincula la fusión glaciar con el calentamiento climático”, sentenció Achim Steiner, director ejecutivo del PNUMA.

Los GLOF no son cada vez más frecuentes sólo en la Patagonia, sino en otros países del mundo que albergan glaciares de montaña. En abril pasado, un enorme bloque de hielo, del tamaño de varios campos de fútbol, se desprendió de un glaciar de montaña y cayó en un lago del corazón del Perú, creando una ola de tsunami de 23 metros de altura que inundó cuatro poblaciones, destruyó por lo menos 50 viviendas y dañó seriamente una planta depuradora de agua que daba servicio a una ciudad de 60.000 habitantes. Según el Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, ese accidente ocurrió justo al terminar el verano más cálido que se haya registrado en el hemisferio sur.

Comparado con otros países, los expertos afirman que el Perú está inopinadamente bien preparado para responder a inundaciones lacustres repentinas. La cordillera de los Andes peruanos ha sido testigo de más de 30 inundaciones glaciares, una de las cuales cobró las vidas de casi seis mil personas en 1941. Por ello, el gobierno peruano ha invertido millones para drenar o represar los lagos glaciares a fin de reducir los riesgos, pero aun con sus importantes iniciativas para proteger a las entidades vecinas, el lago 513, en la ladera del monte Hualcán, colapsó como consecuencia del acelerado cambio glaciar del país. Un informe del Banco Mundial, publicado en 2009, señala que, debido a la creciente temperatura, los glaciares del Perú han menguado 22 por ciento desde 1975 y probablemente desaparecerán por completo en las próximas dos décadas, lo que podría provocar más inundaciones y acabar con la principal fuente de agua y energía hidroeléctrica de la población.

En las regiones Himalayas de Nepal, China, Bhutan, India y Pakistán, el Centro Internacional para el Desarrollo Montañoso Integrado identificó 200 lagos glaciares “potencialmente peligrosos”. Más aún, diversos científicos vaticinan que varios ríos importantes que se nutren del Himalaya —como el Ganges indio— experimentarán inundaciones glaciares masivas en los próximos años y a la larga, a medida que los cuerpos de hielo retrocedan, sufrirán de una grave escasez de agua que va a afectar a millones de habitantes en tiempos de sequía.

Cerca del Cachet 2, en Chile, Leidich (de 36 años) comenta: “El lago está aumentando de tamaño y las inundaciones son cada vez peores”. Lo que más inquieta a Leidich y otros residentes es el efecto combinado que podrían tener los GLOF con una serie de grandes y controvertidas presas que habrán de colocarse en el río Baker como parte del proyecto HidroAysén, valuado en  US$ 5.000 millones. Las compañías que impulsan el esquema (la italiana Enel y la chilena Colbun) esperan terminar las primeras estructuras hacia 2015, sin embargo, un accidente GLOF en las presas podría inundar la apacible y tranquila aldea de Tortel, de 512 habitantes, situada en la desembocadura del río Baker en el océano Pacífico. De hecho, en estos momentos Tortel está girando órdenes de evacuación a la población, toda vez que el nivel máximo de aguas del río Baker ha alcanzado nuevas alturas a consecuencia de los acontecimientos GLOF.

Leidich se ha entrevistado con senadores, ministros y otros funcionarios chilenos para conseguir que financien medidas de protección para rancheros y demás pobladores de las márgenes del Baker, y sus esfuerzos condujeron a la creación de un sistema de alerta temprana llamado Proyecto Centinela, el cual distribuyó radios de alta frecuencia (que operan con paneles y baterías solares) a 28 familias, a fin de que puedan recibir avisos. “Este lugar es como un canario en una mina de carbón en términos del calentamiento global”, explica Leidich. “Si alguien quiere comprobar que el calentamiento global es una realidad, sólo tiene que venir aquí”.

Los escépticos del calentamiento global señalan que algunos glaciares de la Patagonia permanecen estables, como el Perito Moreno de Argentina. Pero Gino Casassa, director de Investigaciones en Glaciares y Cambio Climático del Centro de Estudios Científicos de Valdivia, Chile, señala que el calentamiento global también puede ocasionar más lluvias o nevadas en regiones como la Patagonia. Estudios de la NASA muestran que los Campos de Hielo Patagónicos, que abarcan una superficie total de dos mil 500 kilómetros cuadrados y representan el tercer manto de hielo continental más grande del mundo (después del Antártico y Groenlandia), contribuyen con casi 9 por ciento al cambio anual del nivel marino ocasionado por los glaciares de montaña. “Hay pruebas científicas de un nuevo ciclo de actividad GLOF y no sólo en el lago Cachet. Los glaciares están derritiéndose y los lagos de toda la Patagonia están aumentando de tamaño —claro indicio del calentamiento global”, asegura Casassa.

Amén de las inundaciones glaciares, los cambiantes patrones pluviales vinculados con el cambio climático y la creciente marea debida a la fusión glaciar en todo el mundo están causando graves inundaciones. El año pasado, durante una sesión de la ONU en Nueva York, el Ministerio de Asuntos Marítimos y Pesquerías de Indonesia anunció que está considerando la posibilidad de alquilar algunas de sus islas a los refugiados del cambio climático. Incluso se dice que muchos residentes de las naciones insulares del Pacífico están comenzando a emigrar debido al creciente nivel del mar, y varios estudios recientes predicen que las inundaciones relacionadas con el cambio climático precipitarán, en los próximos años, un importante incremento en la inmigración ilegal de América Latina hacia Estados Unidos.

El modelo de calentamiento global del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático (IPCC) establece que las inundaciones extremas ocurrirán cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Al respecto, diversos observadores señalan un incidente reciente que se adecua al modelo elaborado por el IPCC, que consistió en una temporada de monzones especialmente prolongada y violenta que dejó sin hogar a cerca de cuatro millones de paquistaníes. India es otro ejemplo del modelo de calentamiento global: algunos científicos afirman que los datos reunidos en los últimos 50 años revelan un aumento de lluvias monzónicas extremas en el país, en tanto que los monzones de menor escala son cada día menos comunes.

Ghassem Asrar, director del Programa de Investigación en Cambio Climático de la Organización Meteorológica Mundial, dice que los países deben comenzar a adaptarse a las crecientes inundaciones provocadas por el calentamiento, para lo cual es aconsejable que desarrollen infraestructura más resistente: “Adaptación, administración de riesgos en acontecimientos extremos… los países deben prepararse para responder a las consecuencias de los fenómenos climáticos extraordinarios”. En las próximas décadas, los sistemas de alerta temprana y otras iniciativas para incidentes GLOF serán indispensables para países que tengan glaciares de montaña porque, con o sin cambio climático, las inundaciones glaciares no esperarán a que surja un consenso científico en la materia.
elargentino.com

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