Por Valeria Vera
lanacion.com
Lejos de los prejuicios y los tabúes sociales que pesaron durante décadas sobre generaciones y generaciones, la sexualidad vive hoy una de sus etapas más libres.
En las últimas décadas dejó de ser una práctica oculta, prohibida y se convirtió, casi sin escalas, en un mero espectáculo, donde la exhibición del cuerpo se volvió protagonista y el placer con el otro quedó relegado a otro plano.
¿Cómo cambió la manera de entender al sexo? ¿Qué piensan y sienten las nuevas generaciones? ¿Con qué prototipos se manejan hoy los adolescentes?
Al trazar una radiografía actual sobre este debate, Cristina Fridman, socióloga y asesora argentina de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), advierte que si bien existe más margen de acción que en otras épocas, también se vive bajo una extrema soledad y egoísmo. "Las historias personales y el proyecto propio están en primer plano, el de la pareja casi ha desaparecido y el familiar es un resabio", señala.
A horas de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Sexual, que se celebrará en la Argentina con un debate en el Hospital de Clínicas bajo la coordinación de Fridman, la especialista recorre junto a lanacion.com las distintas caras que tomó la sexualidad con los años y analiza el impacto de la familia a la hora de encontrar pareja.
También abordó algunas problemáticas propias de esta época como la que suele darse en los más chicos, "que se abandonan y dejan llevar cuando se inician sexualmente y combinan este debut con la ingesta de alcohol"
En un contexto "líquido", donde se diluyen hasta los lazos afectivos, planteó la necesidad de reforzar la educación sexual en las escuelas y la información sobre los métodos preventivos para evitar delegar en otro decisiones relacionadas con el propio cuerpo.
- ¿Cómo cambió la manera de entender la salud sexual en las últimas décadas?
Anteriormente, la salud sexual estaba vinculada con la ausencia de salud o enfermedad. Hoy, se la piensa como un estado de bienestar, no sólo físico ni psicológico, sino relacionado al contexto, la cultura y los valores que uno elige individualmente, pero que están sostenidos socialmente.
Cuando la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud definieron hace 20 años atrás qué entendían por salud sexual lo hicieron por el lado de la ausencia de prejuicios y de enfermedad. Hoy, lo hacen por la positiva, es decir, se refieren al bienestar en todos sus aspectos.
- ¿Qué implica hablar de la sexualidad en términos positivos?
Tiene que ver con una construcción humana y dinámica. Lo que en la actualidad decimos que nos interesa o importa puede cambiar el día de mañana. Somos seres humanos y nuestros guiones van actualizándose tarde o temprano.
Muchas veces se pensó a la sexualidad como la práctica más espontánea y natural que tenemos. En realidad, esto no es tan así: somos en función del lugar donde nos tocó nacer y estamos condicionados por el género, las formas de erotismo consideradas apropiadas por cada sociedad y los lazos de apego. Incluso, recibimos sugerencias acerca de quién nos podemos enamorar y de quién no.
- ¿En qué medida influyen esos lazos familiares a la hora de elegir una pareja?
Los lazos influyen muchísimo porque aprendemos desde muy pequeños a mirar el ejercicio del erotismo y la sexualidad. Los chicos observan cómo la mamá toca o acaricia, besa o no lo hace, se relaciona con su pareja o con sus hermanos, y qué está permitido y qué no. Todos estos aspectos representan distintos ensayos de la curiosidad infantil y construyen, a largo plazo, el mapa de amor (o huella digital) de cada persona. Cuando nos enamoramos, ese patrón está siempre detrás.
¿Cómo se fue tejiendo ese proceso de pasar de lo prohibido a la liberación?
Hace 40 años atrás, la sexualidad era para el varón un debut obligado. Tenía que demostrar su heterosexualidad, es decir, que era "macho", que podía conquistar sin importar la calidad de sus encuentros, que tenía capacidad de dominio y control frente a sus pares. Para las chicas, en cambio, había una especie de continente que se tenía que conservar virgen e intacto. Se ponían lindas para entrar en el "mercado de cotización" y formalizar alguna relación sentimental o encontrar un buen candidato que las mantenga. Como contraprestación, ofrecían ser amas de casa y criadoras de hijos de por vida.
Todo cambió cuando sobrevino la guerra. La mujer salió de la casa y se encontró con una sociedad que se movía diferente. En esa interacción fabricó proyectos personales, encontró autonomía y empezó a dirigir su hogar desde otro lugar y bajo otros estímulos. Así, se fue disociando al sexo de la inmediata posibilidad de embarazo y la reproducción, y logró liberarse.
¿Por qué hoy se cae en el exhibicionismo extremo? ¿Qué prototipos manejan las nuevas generaciones?
La sociedad atraviesa en la actualidad una ruptura de los guiones tradicionales y la gente joven va armando los suyos. Las historias personales y el proyecto propio están en primer plano, el de la pareja casi ha desaparecido y el familiar es un resabio. Rige el vivir el hoy sin los padres como sostén o redes de contención. Se crece en una enorme soledad y con un comportamiento que roza el egoísmo y lo especular.
Pasamos de estar ocultos del registro público a poner el cuerpo en el foco de atención. Importa más la exhibición que el ejercicio de la sexualidad en sí mismo o su vivencia.
- ¿Es correcto pensar que disminuye cada vez más la edad de iniciación sexual o se trata de un problema de percepción?
Hace muchos años que está estandarizada en los 14 o 15 años del varón y de la mujer. Lo que sí es cierto es que se ha adelantado el sexo oral, una práctica que suele conjugarse con la ingesta de alcohol o las previas y con la idea de que se gana libertad en un mundo de sensaciones, donde el adolescente se abandona y se deja llevar.
Además, existe un corrimiento de lo privado a lo público, de mostrar lo que se hace puertas adentro. Lo que habría que preguntarse es si en esta búsqueda de encontrar el cuerpo en los ojos de otro, no se está buscando el encuentro consigo mismo en medio de esta sociedad tan líquida, donde todo se diluye.
-¿Considera necesario que la educación sexual esté incluida en la currícula de las escuelas?
En todos los contextos es muy importante. La única posibilidad que tenemos de elegir es informándonos primero.
¿La sexualidad tiene fecha de vencimiento?
No, pero hay que tener presente que la sexualidad infantil es muy distinta a la púber, a la adolescente, a la adulta y a la de los adultos mayores. Hasta que nos morimos seguimos siendo sexuados. A veces ocurre que las familias se vuelven poco tolerantes con el ejercicio de la sexualidad de los mayores de 70 años y les quitan la posibilidad de placer. Les dicen "Ya fuiste" o "Enamorarte no es para vos", cuando en realidad sus deseos no tienen por qué estar regidos por otro o responder a los mismos parámetros con los que se movían a los 20 o 40. La idea de este prototipo tan rígido no hace bien. Es necesario poder entender que el paso de la vida es algo ganado, no perdido, sobre todo, si se pudo llevar a cabo un proyecto de vida interesante.
- ¿Qué beneficios conlleva el placer?
El placer nos vuelve más tolerantes y más armoniosos. Nos sentimos mejor, más relajados, con ganas de compartir un momento de felicidad. Cuando no lo tenemos, posiblemente estemos más intolerantes, más crispados y hasta más belicosos.
- ¿Cuáles son los saldos pendientes en materia de sexualidad?
Trabajar la elección es un saldo muy pendiente y en este proceso la educación resulta fundamental porque optimiza las posibilidades. Si tenemos conocimiento, podemos requerir, proponer, ejercer y no delegar en otro las decisiones responsables con respecto a nuestro cuerpo.
Para agendar
Con motivo del Día Mundial de la Salud Sexual, la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) organizó para mañana un festejo coordinado en más de 27 países.
La Argentina se suma a esta celebración con un cine-debate taller entre generaciones con el fin de promover la discusión como parte integral del bienestar general. Los propósitos de la intimidad sexual a través del tiempo, los mensajes recibidos según las épocas, la convivencia previa al casamiento y los métodos anticonceptivos, entre otros, formarán parte de los disparadores de la propuesta.
La actividad, que será a las 10.30 en el Hospital de Clínicas, apuntará básicamente a afianzar la libertad personal para poder tomar decisiones responsables con respecto al propio cuerpo.
Más información:
Centro de informes: 5950-8558 / 5950-8000 http://www.worldsexology.org/
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Lejos de los prejuicios y los tabúes sociales que pesaron durante décadas sobre generaciones y generaciones, la sexualidad vive hoy una de sus etapas más libres.
En las últimas décadas dejó de ser una práctica oculta, prohibida y se convirtió, casi sin escalas, en un mero espectáculo, donde la exhibición del cuerpo se volvió protagonista y el placer con el otro quedó relegado a otro plano.
¿Cómo cambió la manera de entender al sexo? ¿Qué piensan y sienten las nuevas generaciones? ¿Con qué prototipos se manejan hoy los adolescentes?
Al trazar una radiografía actual sobre este debate, Cristina Fridman, socióloga y asesora argentina de la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS), advierte que si bien existe más margen de acción que en otras épocas, también se vive bajo una extrema soledad y egoísmo. "Las historias personales y el proyecto propio están en primer plano, el de la pareja casi ha desaparecido y el familiar es un resabio", señala.
A horas de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Sexual, que se celebrará en la Argentina con un debate en el Hospital de Clínicas bajo la coordinación de Fridman, la especialista recorre junto a lanacion.com las distintas caras que tomó la sexualidad con los años y analiza el impacto de la familia a la hora de encontrar pareja.
También abordó algunas problemáticas propias de esta época como la que suele darse en los más chicos, "que se abandonan y dejan llevar cuando se inician sexualmente y combinan este debut con la ingesta de alcohol"
En un contexto "líquido", donde se diluyen hasta los lazos afectivos, planteó la necesidad de reforzar la educación sexual en las escuelas y la información sobre los métodos preventivos para evitar delegar en otro decisiones relacionadas con el propio cuerpo.
- ¿Cómo cambió la manera de entender la salud sexual en las últimas décadas?
Anteriormente, la salud sexual estaba vinculada con la ausencia de salud o enfermedad. Hoy, se la piensa como un estado de bienestar, no sólo físico ni psicológico, sino relacionado al contexto, la cultura y los valores que uno elige individualmente, pero que están sostenidos socialmente.
Cuando la Organización Mundial de la Salud y la Organización Panamericana de la Salud definieron hace 20 años atrás qué entendían por salud sexual lo hicieron por el lado de la ausencia de prejuicios y de enfermedad. Hoy, lo hacen por la positiva, es decir, se refieren al bienestar en todos sus aspectos.
- ¿Qué implica hablar de la sexualidad en términos positivos?
Tiene que ver con una construcción humana y dinámica. Lo que en la actualidad decimos que nos interesa o importa puede cambiar el día de mañana. Somos seres humanos y nuestros guiones van actualizándose tarde o temprano.
Muchas veces se pensó a la sexualidad como la práctica más espontánea y natural que tenemos. En realidad, esto no es tan así: somos en función del lugar donde nos tocó nacer y estamos condicionados por el género, las formas de erotismo consideradas apropiadas por cada sociedad y los lazos de apego. Incluso, recibimos sugerencias acerca de quién nos podemos enamorar y de quién no.
- ¿En qué medida influyen esos lazos familiares a la hora de elegir una pareja?
Los lazos influyen muchísimo porque aprendemos desde muy pequeños a mirar el ejercicio del erotismo y la sexualidad. Los chicos observan cómo la mamá toca o acaricia, besa o no lo hace, se relaciona con su pareja o con sus hermanos, y qué está permitido y qué no. Todos estos aspectos representan distintos ensayos de la curiosidad infantil y construyen, a largo plazo, el mapa de amor (o huella digital) de cada persona. Cuando nos enamoramos, ese patrón está siempre detrás.
¿Cómo se fue tejiendo ese proceso de pasar de lo prohibido a la liberación?
Hace 40 años atrás, la sexualidad era para el varón un debut obligado. Tenía que demostrar su heterosexualidad, es decir, que era "macho", que podía conquistar sin importar la calidad de sus encuentros, que tenía capacidad de dominio y control frente a sus pares. Para las chicas, en cambio, había una especie de continente que se tenía que conservar virgen e intacto. Se ponían lindas para entrar en el "mercado de cotización" y formalizar alguna relación sentimental o encontrar un buen candidato que las mantenga. Como contraprestación, ofrecían ser amas de casa y criadoras de hijos de por vida.
Todo cambió cuando sobrevino la guerra. La mujer salió de la casa y se encontró con una sociedad que se movía diferente. En esa interacción fabricó proyectos personales, encontró autonomía y empezó a dirigir su hogar desde otro lugar y bajo otros estímulos. Así, se fue disociando al sexo de la inmediata posibilidad de embarazo y la reproducción, y logró liberarse.
¿Por qué hoy se cae en el exhibicionismo extremo? ¿Qué prototipos manejan las nuevas generaciones?
La sociedad atraviesa en la actualidad una ruptura de los guiones tradicionales y la gente joven va armando los suyos. Las historias personales y el proyecto propio están en primer plano, el de la pareja casi ha desaparecido y el familiar es un resabio. Rige el vivir el hoy sin los padres como sostén o redes de contención. Se crece en una enorme soledad y con un comportamiento que roza el egoísmo y lo especular.
Pasamos de estar ocultos del registro público a poner el cuerpo en el foco de atención. Importa más la exhibición que el ejercicio de la sexualidad en sí mismo o su vivencia.
- ¿Es correcto pensar que disminuye cada vez más la edad de iniciación sexual o se trata de un problema de percepción?
Hace muchos años que está estandarizada en los 14 o 15 años del varón y de la mujer. Lo que sí es cierto es que se ha adelantado el sexo oral, una práctica que suele conjugarse con la ingesta de alcohol o las previas y con la idea de que se gana libertad en un mundo de sensaciones, donde el adolescente se abandona y se deja llevar.
Además, existe un corrimiento de lo privado a lo público, de mostrar lo que se hace puertas adentro. Lo que habría que preguntarse es si en esta búsqueda de encontrar el cuerpo en los ojos de otro, no se está buscando el encuentro consigo mismo en medio de esta sociedad tan líquida, donde todo se diluye.
-¿Considera necesario que la educación sexual esté incluida en la currícula de las escuelas?
En todos los contextos es muy importante. La única posibilidad que tenemos de elegir es informándonos primero.
¿La sexualidad tiene fecha de vencimiento?
No, pero hay que tener presente que la sexualidad infantil es muy distinta a la púber, a la adolescente, a la adulta y a la de los adultos mayores. Hasta que nos morimos seguimos siendo sexuados. A veces ocurre que las familias se vuelven poco tolerantes con el ejercicio de la sexualidad de los mayores de 70 años y les quitan la posibilidad de placer. Les dicen "Ya fuiste" o "Enamorarte no es para vos", cuando en realidad sus deseos no tienen por qué estar regidos por otro o responder a los mismos parámetros con los que se movían a los 20 o 40. La idea de este prototipo tan rígido no hace bien. Es necesario poder entender que el paso de la vida es algo ganado, no perdido, sobre todo, si se pudo llevar a cabo un proyecto de vida interesante.
- ¿Qué beneficios conlleva el placer?
El placer nos vuelve más tolerantes y más armoniosos. Nos sentimos mejor, más relajados, con ganas de compartir un momento de felicidad. Cuando no lo tenemos, posiblemente estemos más intolerantes, más crispados y hasta más belicosos.
- ¿Cuáles son los saldos pendientes en materia de sexualidad?
Trabajar la elección es un saldo muy pendiente y en este proceso la educación resulta fundamental porque optimiza las posibilidades. Si tenemos conocimiento, podemos requerir, proponer, ejercer y no delegar en otro las decisiones responsables con respecto a nuestro cuerpo.
Para agendar
Con motivo del Día Mundial de la Salud Sexual, la Asociación Mundial para la Salud Sexual (WAS) organizó para mañana un festejo coordinado en más de 27 países.
La Argentina se suma a esta celebración con un cine-debate taller entre generaciones con el fin de promover la discusión como parte integral del bienestar general. Los propósitos de la intimidad sexual a través del tiempo, los mensajes recibidos según las épocas, la convivencia previa al casamiento y los métodos anticonceptivos, entre otros, formarán parte de los disparadores de la propuesta.
La actividad, que será a las 10.30 en el Hospital de Clínicas, apuntará básicamente a afianzar la libertad personal para poder tomar decisiones responsables con respecto al propio cuerpo.
Más información:
Centro de informes: 5950-8558 / 5950-8000 http://www.worldsexology.org/
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