La coalición Salud sin Daño lanzó la semana pasada una campaña nacional para que se prohíban los termómetros con mercurio para medir la fiebre.
A través de Internet, la organización sin fines de lucro convoca a sumarse a la campaña y a firmar una carta digital, que luego se enviará por correo electrónico a las farmacias para difundir los argumentos a favor de la salud de las personas y del ambiente. Además, se pedirá que se suspendan las ventas de los termómetros de mercurio y se ofrezcan alternativas más seguras y de calidad.
En el sitio www.termometrosinmercurio.org , Salud sin Daño publica un video de tres minutos de duración en el que se enumeran los problemas que le causa el mercurio al ambiente y cuáles son los riesgos para la salud asociados con su exposición.
"El mercurio es un metal tóxico que actualmente alcanza niveles preocupantes en distintos lugares del planeta -señala la organización a través de un comunicado de prensa-. Si bien se está restringiendo su uso en todo el mundo, aún sigue presente en productos de uso doméstico, como los termómetros, que se rompen frecuentemente y dejan el mercurio directamente dentro de los hogares", que se dispersa en pequeñas bolitas por los pisos o la habitación donde ocurre la rotura. En todas sus formas, explican los responsables de la campaña, el mercurio "es tóxico para el sistema nervioso central; provoca irritabilidad, temblores, alteración de la vista y la audición y problemas de memoria. En el lactante, la exposición puede causar una disminución del coeficiente intelectual y retardo en el desarrollo mental, así como problemas motores. También son susceptibles a sus efectos tóxicos la piel, los riñones, el corazón y los pulmones".
Sólo durante 2006, en el Centro Nacional de Intoxicaciones se recibieron unas 300 consultas por rotura de termómetros.
Por su parte, la coordinadora para América latina de la ONG, Verónica Odriozola, indicó: "Salud sin Daño ya le solicitó al Ministerio de Salud que prohíba los termómetros de mercurio y que se garantice el acceso de todos y todas a alternativas de calidad y más seguras".
Además, el mercurio se emite al ambiente y contribuye a aumentar la carga global de este metal en el planeta y a poner en peligro la salud de la población, especialmente por el consumo de pescado contaminado. En la Argentina, sólo en 2009 se importaron más de 3 millones de termómetros clínicos de mercurio. Esta cantidad de termómetros, rotos, emitirían al ambiente alrededor de 3000 kilos de mercurio, afirma Salud sin Daño.
lanacion.com
A través de Internet, la organización sin fines de lucro convoca a sumarse a la campaña y a firmar una carta digital, que luego se enviará por correo electrónico a las farmacias para difundir los argumentos a favor de la salud de las personas y del ambiente. Además, se pedirá que se suspendan las ventas de los termómetros de mercurio y se ofrezcan alternativas más seguras y de calidad.
En el sitio www.termometrosinmercurio.org , Salud sin Daño publica un video de tres minutos de duración en el que se enumeran los problemas que le causa el mercurio al ambiente y cuáles son los riesgos para la salud asociados con su exposición.
"El mercurio es un metal tóxico que actualmente alcanza niveles preocupantes en distintos lugares del planeta -señala la organización a través de un comunicado de prensa-. Si bien se está restringiendo su uso en todo el mundo, aún sigue presente en productos de uso doméstico, como los termómetros, que se rompen frecuentemente y dejan el mercurio directamente dentro de los hogares", que se dispersa en pequeñas bolitas por los pisos o la habitación donde ocurre la rotura. En todas sus formas, explican los responsables de la campaña, el mercurio "es tóxico para el sistema nervioso central; provoca irritabilidad, temblores, alteración de la vista y la audición y problemas de memoria. En el lactante, la exposición puede causar una disminución del coeficiente intelectual y retardo en el desarrollo mental, así como problemas motores. También son susceptibles a sus efectos tóxicos la piel, los riñones, el corazón y los pulmones".
Sólo durante 2006, en el Centro Nacional de Intoxicaciones se recibieron unas 300 consultas por rotura de termómetros.
Por su parte, la coordinadora para América latina de la ONG, Verónica Odriozola, indicó: "Salud sin Daño ya le solicitó al Ministerio de Salud que prohíba los termómetros de mercurio y que se garantice el acceso de todos y todas a alternativas de calidad y más seguras".
Además, el mercurio se emite al ambiente y contribuye a aumentar la carga global de este metal en el planeta y a poner en peligro la salud de la población, especialmente por el consumo de pescado contaminado. En la Argentina, sólo en 2009 se importaron más de 3 millones de termómetros clínicos de mercurio. Esta cantidad de termómetros, rotos, emitirían al ambiente alrededor de 3000 kilos de mercurio, afirma Salud sin Daño.
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